Análisis de God of War Collection

Nos acercamos al décimo aniversario del nacimiento de una de las franquicias que más definieron el excelso catálogo de Playstation 2. Nacido de un relativamente joven equipo, SCE Santa Monica Studio, God of War se presentaba en 2005 como el segundo lanzamiento de los estadounidenses. Y fue un juego que rompió moldes.

La primera parte de la trilogía del fantasma de Esparta puso a prueba los límites de PS2, demostró que se podía triunfar en el 'hack 'n slash' sin llamarte Devil May Cry y grabó en nuestras mentes una de las historias más épicas de la pasada década. Ahora, las dos primeras partes de la historia de Kratos aterrizan en PS Vita con diversos defectos de portabilidad.

No es la primera vez que God of War se traslada a otra plataforma. Ya en 2009 sufrió una remasterización HD a PS3 que, dicho sea de paso, le sentó de maravilla. Por desgracia, no podemos decir lo mismo en el caso que nos ocupa. Como no hablamos de un estreno al uso, este análisis se centrará en apuntar las diferencias técnicas de la conversión y de cómo afectan a la experiencia de juego.

El primer apunte palpable al empezar es, sin duda, el bajón gráfico de las secuencias cinemáticas. En el 'port' del primer God of War no se mantiene la relación de aspecto de la pantalla de nuestra portátil. Antes de empezar, ya hay que afrontar la primera realidad protagonizada por unos vídeos reducidos a muy baja resolución y con un audio excesivamente comprimido. El motivo de tal salvaje compresión, hecha por Sanzaru Games, seguramente sea permitir que GoW Collection quepa en una Memory Card de 4Gb. No podemos decir que la maniobra haya valido la pena.

Respecto a la calidad visual durante el juego, tampoco se esperaba alcanzar los impecables 60 fps de la versión HD, pero sin duda el acabado podría ser mucho mejor. El acabado de los escenarios es más pobre y los combates no lucen de la misma espectacularidad. El cómputo global de sensaciones dista bastante de lo que se podría esperar de PS Vita, convirtiendo esta versión como la peor a nivel gráfico, incluyendo la original de PS2.

En las mecánicas de combate, las pérdidas de los comandos propios de DualShock obligan a ofrecer alternativas poco vistosas, pero eficientes al fin y al cabo. La combinación de botones L3+R3 pasa a la pantalla táctil, y la de L2+R2 a la trasera. Este apartado es quizás el que menos sufre en la reconversión. Pero teniendo en cuenta lo mencionado hasta ahora nos surge una pregunta inevitable: ¿era necesaria una versión para PS Vita? Aunque la respuesta fuese afirmativa habría que cuestionarse si esta adaptación hace justicia al original.

La primera norma por la que debería regirse todo 'port', recopilación o lavado de cara para nuevas plataformas es la del respeto por el producto que manipula, en el sentido de mantener la esencia del original. Para los que ya conozcan la franquicia, es difícil encontrar motivos para recomendar GoW Collection más allá de que esta colección ofrece la posibilidad de revivir la historia de Kratos en cualquier lugar. Pero, como decimos, en PS Vita se pierde parte de la esencia. El otro apunte positivo es que es una adquisición 'cross-buy', por lo que por el mismo producto obtenemos la remasterización HD de PS3. Lo único que podemos decirles a quienes no hayan jugado a los primeros God of War es que Vita no es la mejor plataforma por la que empezar. Pero si de todos modos apuestan por esta versión, la cantidad de horas de diversión, épica y 'gore' está más que asegurada.