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The Last Story

Análisis de The Last Story

El género RPG japonés está experimentando una especie de crisis. Final Fantasy ya no es la serie de videojuegos más grande del mundo, y muchos juegos fracasan a la hora de llamar la atención fuera de Japón.

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Aunque el género se estableció en occidente, fueron los nipones los que lo llevaron más allá y lo evolucionaron. Hoy recordamos títulos como Chrono Trigger, Secret of Mana, Lufia, Breath of Fire y los primeros Final Fantasy y Dragon Quest con una lagrimita. Aquellos fueron los días de gloria de los juegos de rol japoneses, pero en gran parte, este género otrora fértil se ha quedado en el rincón retro.

No tiene por qué deberse a una tendencia a la baja en términos de calidad. Dragon Quest IX: Centinelas del Firmamento fue un juego estupendo aunque ya lo habíamos jugado muchas veces. Esta aproximación conservadora y sensación de familiaridad es, a la vez, una maldición y una bendición. Es algo que quedó muy patente con Final Fantasy XIII, la franquicia J-RPG más prominente y la que más críticas recibió por su falta de evolución. Tuvo un comienzo realmente lento, pero alcanzaba su ritmo cuando pasabas las veintipico horas.

Se caracterizaba por su famosa linealidad y por un sistema de combate que casi podría jugarlo un ciego. En parte, tenía que ver con su dependencia en las batallas por turnos, pero también parecía que se quedaba corto en el aspecto narrativo, en el que se pueden hacer tantas cosas hoy en día. Durante años, todos se centraban en la presentación, mientras que la interactividad y la elección del jugador quedaban relegadas al mínimo. Mientras tanto, juegos como The Witcher y Mass Effect veían la luz en occidente.

The Last Story
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Aunque el género está debilitado, le queda mucho por decir y es cierto que han aparecido diversas ideas realmente buenas en los últimos tiempos. Generalmente no han resultado en las mejores experiencias, por lo que resulta extraño encontrar tantas grandes ideas implementadas tan bien como sucede en The Last Story, de Mistwalker y Nintendo. Mistwalker, un estudio fundado por "el padre de Final Fantasy", Hironobu Sakaguchi, quiere ofrecer un buen soplo de aire fresco con esta última obra (e historia).

Es cierto que The Last Story imita a Final Fantasy en cosas como el título y el logo. Pero resulta que el juego no viene con una mochila repleta de estereotipos, y lo que es más importante, no nos aburre con combates pesados o dramas interminables, pues ofrece una experiencia mucho más comprimida, variada e intensa. Podría parecer confuso al principio, pero la magia aparece relativamente pronto.

La razón principal de todo esto es la forma inusual en la que se desarrollan las batallas. Los combates en tiempo real tienen un componente estratégico realmente distintivo. Los ataques normales se realizan sin interacción alguna, siempre que estemos cerca del enemigo. Donde podemos influir es activando ciertas combinaciones o si quisiéramos defender o esquivar.

El personaje protagonista se llama Zael y tiene un don especial para atraer la atención de los enemigos. Es un componente esencial del juego, pues los magos necesitan algunos segundos para recitar sus hechizos, así que tienes que mantener entretenidos a los rivales. Además de esto, controlamos algo que llaman el Focus, una habilidad que funciona como un alcance y que nos permite detectar las debilidades de los enemigos y los puntos de interés en los alrededores.

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El paso de moverse por el mapa a liarse en combates al estilo de arenas sucede casi siempre de forma fluida y es un aspecto bien integrado en la historia. La única contradicción viene con ciertos puntos en el juego donde podemos luchar contra hordas infinitas de enemigos. Estos puntos vienen bien para ir subiendo de nivel, por lo que no hace falta dar vueltas por ahí buscando enemigos.

En las mazmorras y las batallas, la acción y el combate avanzado explotan. Nuestro héroe puede agacharse en la cobertura y existe una perspectiva sobre el hombro que resulta muy útil, porque podemos ver lo que ocurre a nuestra espalda. El sistema de cobertura no es tan importante en el combate directo, pero puede permitirte saltar sobre el enemigo con un ataque sorpresa.

The Last Story

Después de las batallas, nos enfrentamos con otra novedad. Nuestros personajes se revitalizan con barras completas de salud y 'mana'. Otro toque inusual es que cada personaje cuenta con cinco vidas. Cuando se consumen, el personaje no puede recuperar el conocimiento durante lo que quede del encuentro. Esto quiere decir que en las batallas más fuertes contra jefes, es posible que nos topemos con la temida pantalla de Game Over. Es algo que ocurre principalmente si no descubres la mejor forma de derrotar al jefe. No obstante, los puntos de guardado son frecuentes, de modo que, si mueres, no se ha acabado el mundo.

La historia es bastante entretenida de cabo a rabo, aunque resulte relativamente predecible. Trata sobre un grupo de mercenarios que llegan a la isla de Lazulis para ganar algo de dinero. Choca un poco con el diseño de los personajes, pues parecen jóvenes inmaculados, y no reflejan necesariamente la dura vida que llevan. Queda algo fuera de lugar, pero no es algo que reste valor al conjunto; al final, estos personajes son interesantes y memorables.

Naturalmente, pronto descubrimos que este lugar, aparentemente agradable y en paz, se convertirá en el escenario de un conflicto entre los Kanan y los Gurg. La historia es lineal, repleta de los típicos clichés que podrías esperar y de momentos románticos, tragedias y traiciones, pero suele haber posibilidad de elección sobre la forma de alcanzar cierto punto de la historia. El juego también reproduce algunas de las mejores escenas intermedias que hemos experimentado en la consola, sin llegar a parecer superficiales o excesivamente largas.

The Last Story

Es obvio que con la capital Lazulius City se ha pretendido crear la sensación de un mundo más abierto. Existen un montón de misiones secundarias y secretos para descubrir en una ciudad que impresiona con su escala y vitalidad. Sin embargo, más allá de esta urbe, el juego tiene poco en términos de libertad y exploración.

Naturalmente, The Last Story no se puede comparar con sus colegas en alta definición en el aspecto visual, pero considerando el hardware sobre el que corre, es totalmente asombroso. Hay lugares donde las limitaciones de Wii quedan en evidencia, una pena si te fijas en el precioso diseño. Hablando de la banda sonora, Nobuo Uematsu ha realizado un trabajo orquestado alucinante, con algunas de sus mejores composiciones hasta la fecha.

Aunque el juego consigue hacer muchas cosas realmente bien, aún quedan ciertas áreas que podrían haber quedado mejor. En términos relativos, se trata de un J-RPG bastante corto, pues te lo pasarás en unas 30 horas y se centra firmemente en una historia muy bien relatada, mientras que los combates no suponen un reto demasiado complicado.

En cuanto hayas asumido el sistema de combate, volarás por la mayoría de las batallas sin ningún problema. Quitando esto, es un juego imprescindible para cualquier juegoteca de Wii que se precie.

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09 Gamereactor España
9 / 10
+
Interesante sistema de combate. Historia bien relatada. Genial presentación. Modo multijugador.
-
La historia no es muy original. No es un reto considerable.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

Segunda opinión

José Manuel Bringas: The Last Story es un juego de rol japonés nada común. Por un lado, es un juego de Hironobu Sakaguchi puro y duro y esto significa volver a unos valores narrativos muy conocidos por los veteranos del género. De hecho, a medida que avanzamos en la historia nos damos cuenta de que The Last Story es, en realidad, un gran compendio de todos los juegos juegos de Sakaguchi, una suerte de mezcla de Final Fantasy VII y Final Fantasy IX con algo de Lost Odyssey. Un estética mjy cuidada, personajes muy diferenciados y una banda sonora arrobadora.
Ahora bien, en el plano jugable es una novedad absoluta en el sector. Sakaguchi abandona los turnos y los pseudoturnos y se apunta al carro de los juegos de rol en tiempo real con ciertos toques tácticos. Combates no demasiado complicados que pueden resultar muy espectaculares en su desarrollo al interactuar con los escenarios saltando por encima de muebles y ruinas, esquivando de forma acrobática a nuestros compañeros y atacando puentes y superficies para romperlos y ganar ventajas tacticas.
Los más puristas sacarán defectos a la estabilidad del motor gráfico, a su corta duración y al hecho de que puede resultar bastante lineal, pero no deja de ser un juego de Sakaguchi y eso lo convierte y en algo muy especial. 9/10

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The Last StoryScore

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ANÁLISIS. Autor: Martin Eiser

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