Análisis de Kinect Star Wars

Incluso dejando a un lado eso que dicen de que cualquier juego con la etiqueta de Star Wars eleva automáticamente su calidad, es sorprendente lo bueno que es. Divertido, cómico en ocasiones y en otras un juego que exige una concentración que entra en conflicto con la naturaleza familiar del Kinect (pero con niveles de dificultad personalizables, cualquiera puede disfrutar).

Para los seguidores de Star Wars que rondan la tercera o cuarta década y que ven cualquier cosa posterior al Imperio Contraataca como una caída sin remedio hacia la mediocridad comercial, esos se sentirán más ofendidos que combinar cuando 'Greedo dispara primero', los Ewoks y Kiwi Fett.

Pero como dice Frankie, relax. No sois la audiencia de este juego. En lugar de eso, Kinect Star Wars es para los que han aceptado que la marca buscará margen de beneficios y no quedarse en la percepción. Para los que la "Holy Trilogy" significa imaginería religiosa más allá de la Fuerza, y para los que la trilogía moderna es simplemente, "la trilogía", esto es, como decíamos, divertido, todo un paquete inclinado hacia el lado más humorístico de la galaxia.

Kinect Star Wars es un cinco juegos en uno. Por un lado, una fornida campaña principal que hace de universo extendido de la ficción de la Amenaza Fantasma y Las Guerras Clon, rellenando incluso más huecos de los que pensabas que existían (o que necesitabas), y otros cuatro juegos que se denominan "mini" únicamente porque se juegan mejor en partidas cortas.

Durante las demostraciones que han ido realizando con el juego en los dos últimos años era fácil escuchar resoplidos de recochineo más fuertes que un Destructor Imperial cuando entra en la velocidad de la luz. Era como el hazmerreír de la tecnología de Microsoft, pero en la ejecución funciona bien.

Se nota desde el principio, con los iconos del menú adaptándose suavemente a los gestos de la mano con los controles más ajustados que hemos experimentado desde Child of Eden. Incluso la cámara ha mejorado: si te sales del rango del sensor, pronto los guías del menú C-3PO y R2-D2 avisarán de tu desaparición.

Las carreras de vainas, quizás en (lejana) segunda posición en términos de contenido, requieren gestos partiendo de los dos brazos extendidos: giros, freno, turbo, iniciar la reparación del pod, invocar droides de ataque... hasta limpiar la pantalla. Una vez te acostumbras a realizar gestos más suaves que exagerados, aprecias la diferencia (y el esperado cansancio de los brazos).

Se acerca a Destino Jedi: La Ascensión del Lado Oscuro (ese es el título completo de la campaña) en que tiene un tutorial extenso pero no agotador, mientras que su estilo sarcástico ("cruza los brazos. ¿Ya? Vale, pues ¡nunca vuelvas a cruzar los brazos!") funciona mejor con los más jóvenes de la casa... y sinceramente, con nosotros también. Quizás sea culpa de aquellos anuncios telefónicos, pero levantar un caza imperial ante las instrucciones de Yoda es algo que ya no nos saca la lagrimita.

Además, las carreras de vainas superan a la aventura galáctica principal en opciones para los jugadores, pues puedes activar diversas asistencias hasta una modalidad en la que únicamente te dedicas a acelerar y frenar. En el pilotaje completamente manual, las curvas cerradas y una IA agresiva consiguen una experiencia intensa, aunque lo de la banda elástica invisible sigue estando ahí, como en cualquier juego de velocidad arcade. Estréllate contra una pared y te recolocarán al final del pelotón. Genial cuando intentas concentrarte al principio, frustrante cuando llegan las curvas finales.

Jedi Destiny: Dark Side Rising se juega como una versión extendida de las series animadas de las Guerras Clon, con un estilo visual que es una extraña mezcla entre realismo cinematográfico y corte cartoon. Llevarás al padawan que hayas escogido (por suerte empiezas directamente en la acción, nada del fuego lento de La Amenaza Fantasma) mientras toma parte en la guerra entre la República y los Separatistas.

¿Son los controles del sable láser 1:1? No, aunque se acerca bastante, y con el volumen bien alto notarás cómo empieza la emoción y cómo te pones a balancear los brazos lentamente.

Los movimientos están limitados, y todos se basan en el manual de la trilogía moderna. Hacer un ocho repelerá el láser enemigo, batear en un momento concreto lo devolverá al enemigo. Los cortes horizontales y verticales también se pueden combinar con empujones hacia adelante y saltos para ataques diferentes. Estarás constantemente rodeado, así que la velocidad y la precisión son esenciales.

En la campaña estás completamente atado, así que recorres las rutas inclinándote hacia adelante para corred o saltando entre enemigos y plataformas. No siempre irás a pie, y aquí el estudio ha cumplido con toda la lista de cosas que esperarías controlar en una experiencia Star Wars: en cinco minutos ya estás implicado en una persecución con una speeder bike.

En todos los juegos que hemos probado para Kinect, cuanto menos iban sobre raíles, peor era la experiencia. Preferimos concentrarnos en levantar los enemigos con los poderes de la Fuerza, pegar patadas para tirarlos por la cornisa o cortarles los brazos (o, al estilo de la Amenaza, destrozar los droides y sacarles las tripas metálicas), todo antes que pelearnos con la simple actividad de torcer una esquina.

También es lo suyo echar unas partidas a la campaña antes de ponerse con los Duelos (Duels of Fate). Pese a la prominente ilustración de Darth Vader en el menú, como ocurre con todas las modalidades de minijuego, debes invertir tiempo para ir liberando las últimas misiones/duelos/canciones (sí, ahora iremos a eso...) y el padre de Luke es el jefe final. Y no uno precisamente fácil.

Estos duelos uno contra uno están repartidos durante la propia campaña, así que en su modo por separado no cuentan con un tutorial en condiciones más allá de lo que han puesto en los sub-menús de opciones. Es un poco "Simon Dice", pues hay que aprender los movimientos de cada enemigo para colocar tu sable en una de las cuatro posiciones de bloqueo. Los ataques más rápidos puntúan más y provocan aperturas más veloces.

Ni la campaña ni el modo que hay por separado son perfectos a la hora de fusionar los poderes de la Fuerza durante el combate. Con la cámara moviéndose y haciendo zoom para centrarse en el protagonista y el atacante, es complicado advertir los objetos que se le pueden lanzar, y aún más complicado conseguir que el juego registre el gesto de coger y lanzar con la mano libre.

En el modo por separado te cuentan el tiempo para la clasificación online. Algo similar pasa con el cacareado Modo Rancor, que también se basa en la puntuación y que es el que tiene el potencial más limitado. Pero es cierto que está planteado como una descarga breve, como una forma de desahogar el estrés haciendo el gigante loco por las calles, algo que funciona bien a modo de cierre de una sesión de juego.

La idea es que juegues con el poder en medio de centros hasta arriba de civiles, siempre con un límite de tiempo y retos rápidos para pisotear, destruir, lanzar o... comer. Hasta al Rancor le han capado un poco ese carácter de "terror de los Jedi" -aplastan a una bestia en una escena de corte al estilo Acme, mientras alguien grita desde el público "no me lo digas, eres un alma torturada" cuando corre a protegerse- Divertido, pero limitado.

Entonces, lo de las canciones.

Esperábamos cambios. Según iban cambiando de manos (y más importante, de generaciones) los personajes míticos, lo que antes entendíamos como valores se va apagando. Sólo queda un valor: el valor comercial, para el mercado. Así es la vida de un producto, de una marca. No tenemos control sobre ello, no podemos decidir qué encaja y qué no. Somos consumidores, pero no somos "dueños" de las franquicias, y no importa cuántas fan fiction se hayan redactado o cuántas veces se haya hecho cosplay en esta galaxia.

No estamos haciendo una defensa, esto es una forma de facilitarte la digestión: sí, hay un minijuego de baile. Se llama Galactic Dance Off.

Y sí, es la idea más estúpida desde que a Lucas le dio por toquetear la trilogía original. Canciones modernas re-grabadas con letras que hacen referencia a Star Wars, interpretadas por personajes conocidos. Quizás aquella Leia esclava tuvo que marcarse algún bailecito. Han Solo y Lando podrían haber hecho pareja (no sabemos si el Halcón tenía hilo musical). ¿Boba Fett bailando en grupo con los Stormtroopers? La credibilidad acaba de caer en un foso de Sarlacc.

Estúpido, sí, pero te lo pasas pipa. Los 'hardcore' taciturnos tendrán un aneurisma, pero esto no es el libertinaje especial de Navidad. De hecho, la idea tiene su precedente, y sospechamos que algo tiene que ver Robot Chicken. No hay duda que nos partimos de risa con esta cosa tan absurda.

Y al menos Microsoft ha sido lista y ha copiado Dance Central completamente, asignando a los movimientos nombres galácticos como el abrazo Wookie o el doble sable. Simplemente, déjate llevar y apréndetelos, porque es muy probable que vuelvan a aparecer en la siguiente reunión.

Por lo tanto, en total, cinco juegos, todos sorprendentemente divertidos. Como con la mayoría de juegos de Kinect, esto no aguantará un juego prolongado, pero tampoco se ha planteado así. Considéralo otro juego que saldrá de la estantería cada vez que vengan colegas o familiares más pequeñajos.

No sabríamos decir cuál de los cinco te atrapará más. Lo que sabemos es que es mejor tener un juego divertido al lado de los que se toman a sí mismos demasiado en serio. La galaxia es un lugar enorme (ya tenemos The Old Republic en ella), ¿por qué no un Star Wars para toda la familia?