Análisis de Anomaly 2

Si hay un género al que se le siguen atragantando las conversiones a consola, ese es el de la estrategia en tiempo real. Pese a ser uno de los tipos de juego que reinan en PC, la ausencia de un teclado y, sobre todo, de un ratón que permitan agilidad a la hora de gestionar de forma rápida un gran número de variables ha hecho que éste no haya sido un género especialmente prolífico en dispositivos de sobremesa. Es por eso que resulta una agradable sorpresa encontrarse con este Anomaly 2, que no sólo sabe ofrecer un buen título de estrategia en tiempo real basado en la mecánica 'tower defense', sino que se siente tan bien a los mandos que nunca resulta extraño en tu PlayStation 4, tras haber visto ya la luz en dispositivos Android, Apple, Linux, PC e incluso Blackberry.

Y es que Anomaly 2 deja bien claras sus cartas desde el principio: la historia, una entre tantas, es una mera excusa para arrancar la partida y servir como hilo conductor de unas misiones de entre 10 y 30 minutos que, sin hacerse largas, ofrecen el suficiente reto desde los niveles más bajos de dificultad (hay 4 disponibles) para mantenernos pegados al sillón y repetir tramos una y otra vez. "Chico, año 2018 y la tierra se ha ido al garete. Vivimos en un invierno constante y hemos sido invadidos por una mezcla entre aliens y máquinas que pueblan todas las ciudades. Tenemos un arma definitiva (escondida en Nueva York y creada por un científico alemán, por supuesto) para acabar con ellas, y tú vas a ser el comandante de las tropas que solucionen este entuerto"... y a jugar.

La propuesta estratégica de Anomaly 2 se podría dividir en varias capas que, una vez en materia, con el DualShock 4 en la mano, convierten la experiencia en satisfactoria. La premisa, en principio, es simple: debemos guiar a un escuadrón compuesto como máximo por 6 máquinas de guerra a través de escenarios infestados de enemigos, cumpliendo diferentes objetivos (pasar por una zona, limpiar el nivel de enemigos, llegar a un punto concreto). Este escuadrón se moverá de manera automática por el camino que hayamos diseñado (y que podremos modificar en cualquier momento), siendo esta la primera capa de estrategia del juego: elegir bien el camino y orden por el que pasaremos por un lugar nos ayudará a no perder unidades, a encontrar recursos extra o a abordar enemigos desde posiciones menos vulnerables.

La segunda capa del juego se encuentra en las propias tropas y en una de las principales novedades respecto a la primera entrega de Anomaly, el poder convertir a cada una en un robot gigante (mecha, si lo preferís), cambiando por completo su función. Por ejemplo, la unidad más básica del juego es una especie de tanque con una cadencia de disparo alta y gran alcance, pero baja movilidad para atacar a los lados. Si la transformamos, se convertirá en un mecha con lanzallamas en cada brazo, lo que le restará eficacia a larga distancia, pero que le convertirá en un unidad mortífera en secciones donde encontremos enemigos a ambos lados de la ruta. En el juego también existe un recurso a modo de moneda para mejorar a las unidades, por lo que a lo largo de la partida podemos elegir en aumentar el tamaño de nuestro pelotón (haciendo más compleja su gestión) o mejorando las unidades ya disponibles.

Si bien es cierto que no hay una gran variedad de tropas en el juego, las transformaciones dan la suficiente profundidad como para poner al jugador en situaciones muy diferentes. Desde unidades de asalto, combate a corta y larga distancia o unidades de apoyo, lo cierto es que cada jugador podrá configurar su pelotón en función de cómo quiera plantear cada situación.

La tercera capa estratégica del juego es nuestro pelotón. Tenemos que elegir cuidadosamente en qué posición va a estar cada unidad, porque la disposición de los enemigos dentro del mapa obliga a ir cambiando constantemente quién está en vanguardia y en retaguardia. Habrá ocasiones en las que necesitemos colocar a unidades con una defensa más débil en la vanguardia porque tienen una cadencia de tiro más baja, adecuadas para abatir a un tipo de enemigo. Protegerlas con las unidades de retaguardia y con las diferentes habilidades que nosotros, como comandante de las tropas, tendremos a nuestra disposición. Aquí entra en juego la cuarta capa: contaremos con habilidades que deberemos usar con cautela, ya que son limitadas y sólo recuperables derrotando a nuestros adversarios. Con ellas podremos curara a nuestros aliados o inutilizar, distraer en incluso hostigar a los los bichejos que pueblan cada nivel.

La última capa de estrategia, pero no la menos importante, son los enemigos, que los hay de todos los tamaños y clases. Desde pequeños inútiles hasta gigantescas y lentas torres que en dos disparos pueden mandar a pique nuestra misión, pasando por devastadores e inmóviles lanzallamas a los que tendremos que buscar la espalda. Sorprende no sólo la variedad de enemigos, sino el impacto que tiene su progresiva aparición en cada misión y cómo cambian de forma radical la partida: una vez aparece un nuevo enemigo, tienes una variable más en la que pensar en tu avance a través de las ruinas de las ciudades que una vez fueron la tierra.

Todas estas capas dan lugar a una partida endiablada, que requiere toda la atención del jugador y que sabe ir presentándose poco a poco gracias a una curva de dificultad progresiva perfectamente planificada. Anomaly 2 no castiga injustamente al jugador, víctima frecuentemente de sus propios errores de planificación de su estrategia, pero recompensa a aquellos metódicos que se desviven por crear el pelotón perfecto.

¿Peros del juego? Quizás su propia narrativa, que corta el ritmo de un título que, en general, resulta directo y frenético. Su modo multijugador tampoco es la panacea: 1 vs 1 en mapas donde un jugador comanda al escuadrón de máquinas de guerra mientras que otro despliega aliens mecánicos para intentar frenar su avance. Hemos de decir que hemos tenido problemas para conectarnos a este modo online, pudiendo jugar sólo una partida de tres, si bien es cierto que no podemos afirmar si el problema era nuestro o de los servidores del juego.

Redondea el conjunto un empaque atractivo: el juego, sin ser una locura gráfica, es agradable a la vista, cumple con su estética apocalíptica y su diseño de escenarios ayuda a que la historia, olvidable, no tenga que importarnos tampoco demasiado (genial ver una Estatua de la Libertad desmoronada entre el hielo de una Nueva York arrasada bajo metros de nieve).

En definitiva, Anomaly 2 es una opción muy recomendable para aquellos usuarios de PS4 amantes de los juegos de estrategia o que busquen un juego diferente, alejado del escaso catálogo de títulos de 70 euros que hoy día merece el desembolso. ¡Si salís al frío de Anomaly 2 llevaros una rebequita, porque vais a estar un rato largo ahí fuera!