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FIFA 15

Análisis de FIFA 15

EA Sports realiza rotaciones e introduce algunas novedades en su once titular, especialmente en la portería. ¿Es una plantilla suficiente para volver a ganarlo todo?

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FIFA 15 es prácticamente todo lo que cabía esperar: un sólido simulador de fútbol, hasta arriba de modalidades de juego, completado con recreaciones precisas de un montón de equipos y lluego espolvoreado con una capa de controversia. Vamos, lo que pasa todas las temporadas en EA Sports Canada, que vuelve a firmar una representación digital muy decente de este bonito deporte.

En la mayoría de aspectos, estamos contentos con el resultado. Como simulador de la acción del fútbol sobre el terreno de juego, vuelve a acercarse a la categoría de intocable (aunque todavía no hemos jugado lo suficiente a Pro Evolution Soccer 2015, solo a la demo, y este año puede competirle el título). El nivel de atención que han puesto los desarrolladores en cada faceta es, directamente, pasmoso. Las equipaciones, los estadios, el rugir de la grada, las briznas de hierba que saltan arrancadas por los tacos de las botas... como siempre y cómo no podía ser menos, la presentación es de primerísima clase.

Pero, aparte de este mayor y más fino trabajo en la presentación (un apartado que siempre se espera en constante evolución), ¿es FIFA 15 un mejor juego que FIFA 14? Bueno, puede ser. Probablemente. No. Sí. Sí. La verdad es que es bastante distinto, más de lo que esperábamos, como ya sugería la demo. No son diferencias drásticas, naturalmente, pero se puede detectar un reajuste en los equilibrios lo bastante acusado como para que los jugadores veteranos adviertan la nueva inteligencia artificial que controla a los porteros, los defensas más bastos, las mejoras en los regates. Suficientes cosas se han ajustado y cambiado como para que los que juegan a FIFA todos los años tengan que aprender acciones nuevas y adaptarse a las mecánicas, y es lo bastante complicado como para que los principiantes (o aquellos que vuelven tras un parón considerable) tengan tanto que aprender que las sutilezas ya se habrán olvidado y simplemente volverán a sentirlo como el FIFA que jugaron antaño, por mucho que no lo sea.

Es así de extraño. La puesta al día la notarán bastante más los que no lo hicieron el año pasado y han dado recientemente el salto a la nueva generación de Xbox o PlayStation. La potencia adicional que ponen sobre la mesa las nuevas consolas se vuelve a notar, ahora un pelín más que en FIFA 14, en los gráficos más finos y mejor cosidos, un público mucho más detallado, una IA extendida (quizá no se puede hablar de mejor IA, pero sí de que interpreta muchas más acciones, por ejemplo con los delanteros tirando nuevos desmarques y más jugadores saltando para rematar o luchar de cabeza), y unas texturas más suaves. Es fácil ver y sentir la diferencia. Los que vuelvan, por otro lado, del FIFA 14 para las nuevas consolas, notarán mejoras, pero para ellos será un cambio más sutil, menos exagerado.

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FIFA 15
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El apartado audiovisual vuelve a ser realmente impresionante, y la ambientación de un partido de principio a fin está conseguida de una forma sublime. No es solo los jugadores (que lucen mejor que nunca), sino un grandioso conjunto con detalles que sólo se advierten tras horas de observación. En FIFA 15 apreciamos una buena colección de novedades en este aspecto, desde repeticiones que se parecen a las que vemos en el proyector del bar un sábado por la tarde hasta golazos que quedan anulados por fuera de juego para decepción del delantero, todo ambientado en estupendas recreaciones de los coliseos (al menos en la Premier League, licenciada completa con sus 20 estadios, no como la Liga BBVA) que parecen hervideros con toda la energía de los auténticos cánticos de la afición real, y aconteciendo sobre unos terrenos de juego que cada uno cuenta una historia al final de cada encuentro con solo mirar las marcas que han quedado sobre el césped. Hasta los comentarios están mejorando con nuevas referencias, curiosidades, datos históricos, recuerdos del Mundial de Brasil o de cómo terminaron las ligas del año pasado y hasta repasos de los cambios más importantes en las alineaciones (en nuestro caso seguimos apagándolos después de unos cuantos partidos, pero es evidente que este año son mejores).

Pero lo más importante es cómo se desarrollan esos encuentros, cómo se juegan, y una vez más con FIFA 15 te llevas un contundente título de fútbol. El reequilibrado de este año se ha hecho claramente en pro de los jugadores que van al ataque. Es más fácil driblar, cambiar de dirección o revolverse en posiciones de peligro y, al mismo tiempo, los defensas son ahora un pelín más complicados de controlar, como si hubieran desafilado su capacidad de contener a los rivales. Incluso los disparos pueden parecer un poco más caprichosos este año, quizá para contrarrestar este cambio en la defensa, pero aun así hemos visto un montón de goles durante las horas que llevamos con el juego final.

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El siguiente punto es tan subjetivo como quieras, pero los árbitros han vuelto a sacarnos de los nervios constantemente. Nuestra idea de lo que se debe pitar como una falta (y como tarjeta, sobre todo en los cinco primeros minutos) obviamente difiere una barbaridad de la de los desarrolladores, y en ocasiones se puede notar un doble rasero muy frustrante, mientras que los choques sin balón suelen quedar impunes. De una forma extraña, es algo que replica la frustración que también suelen provocar las actuaciones arbitrales en los partidos reales, cuando las decisiones erróneas de los colegiados tienen impacto sobre importantes resultados, provocando la desesperación de los fans. Nos sorprendería si fuera a propósito, pero sospechamos que no es así.

La IA de los jugadores ha cambiado, pero se trata más bien de un cambio ambiental en acciones bajo guión, en lugar de una función que se note a los mandos. Los futbolistas, por ejemplo, se recriminan entradas duras o faltas exageradas (aunque estos intercambios verbales y gestuales no son todavía particularmente interesantes ni están demasiado bien animados; quizá lo vayan mejorando para el año que viene), y EA presume de algo así como 600 reacciones distintas. La IA general de los equipos también se ha vuelto a ajustar, provocando que ahora algunos clubes "aparquen el autobús" si es menester para defender un resultado o que jugadores adicionales suban al ataque en busca de un gol en el último suspiro. No es una diferencia enorme, pero en este caso se nota como un buen gesto y se filtra en la atmósfera general de un partido.

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También hay algunos momentos en los que la IA es directamente incapaz de seguir la acción. Las carreras sin el balón están mejorando, es verdad, pero todavía no han encontrado el punto dulce. En demasiadas ocasiones no conseguimos conectar decentemente un pase en profundidad, quedando el segundo jugador demasiado lejos de donde se colocaría en un mundo ideal. Eso, o completamente marcado por otro jugador del equipo rival controlado por la IA. Luego hay centrocampistas defensivos que bajan a defender para cubrir el espacio de un defensa que ha salido a cortar un balón, pero es un movimiento que suele quedarse por debajo de la cobertura necesaria y que deja espacios y al equipo expuesto.

Dicho esto, hechas estas apreciaciones sobre los cambios en el desarrollo de los partidos, cuando funciona, cuando todas las piezas encajan, la verdad es que FIFA sigue siendo un placer único. Por el contrario, cuando no lo hace, cuando un jugador hace una estupidez o cuando una cuestionable decisión arbitral o de la IA va en tu contra, cuando una pifia termina con la bola en tu propia red (quizá debido a las nuevas físicas del balón), FIFA 15 puede provocar rabietas mucho más rápido que otros juegos. En muchos casos refleja el estrés con el que muchos vivimos un partido real, la intensidad de un aficionado de corazón. Porque en muchas ocasiones hemos considerado dejar el mando y no volver a jugar a FIFA 15, y las mismas veces hemos vuelto a cogerlo unos minutos después para echar otro partido. Un golazo u otro enfado más esperan a la vuelta de la esquina.

Donde no se nos ocurren muchos peros es en el contenido jugable. Hay un montón de modos para mantener al jugador muy ocupado durante toda la temporada. Y como nos suele pasar en nuestro caso, hemos empezado por el modo Carrera. Todavía no nos convence el nuevo sistema de ojeadores para los fichajes (preferíamos el viejo método de escanear la base de datos), pero esa es la única pega que le podemos poner, y quizá seamos minoría en esta preferencia. En general es un juego profundo y que te engancha, con un enorme rango de opciones que se abren para que los jugadores se expresen en el juego. Los que busquen una partida más breve pueden probar con un torneo corto, y luego están los juegos de habilidad que, como antes, también son una genial distracción ya sea entre partidos o en su propio modo a través de la pestaña en el menú principal. Un menú, que, por cierto, agradece una interfaz de usuario más clara y limpia este año.

El FIFA Ultimate Team, modo de juego favorito para muchos fans, también vuelve con novedades. No es la modalidad que más controlamos, pero por eso mismo este año ha sido la primera con la que nos hemos sentado, y es muy fácil ver por qué es tan popular entre la comunidad. Si no te resulta familiar, piensa en ella como una mezcla entre coleccionar cromos y hacer un club de ensueño, todo enlazado con interesantes juegos y micro-transacciones (y los jugadores de Xbox también pueden jugar con Leyendas, algunos de los mejores 'cracks' de antaño).

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Y luego, para los que se conectan al mundo online hay aún más modos de juego. Los usuarios pueden enfrentarse a una variedad de rivales mediante el modo Temporada, o picarse con amigos en una mini-liga "amistosa" (en nuestra experiencia, estas ligas 1vs1 son de todo menos amistosas; de hecho podrían ser la parte más competitiva del juego). También está la fusión de esos modos con la Temporada Cooperativa, donde los jugadores pueden formar equipo y enfrentarse a otros rivales de todo el mundo, sus resultados registrados en un sistema de liga online. Y también online está FUT, con sus reñidos partidos de fantasía. Por último, puedes intentar juntarte con un buen equipo y participar en partidos de 11 contra 11 online, si tienes el suficiente rigor táctico (está claro que no es lo nuestro).

Durante nuestros viajes online hemos tenido de todo. Nunca nos ha gustado demasiado jugar contra desconocidos en línea en este juego; si les pegas una paliza se suelen desconectar antes de tiempo, y si te la pegan tienes que pasar por el trago de aguantar la humillación o terminar haciendo lo que hacen aquellos que desprecias. Ganar a un completo extraño no está nada mal, pero golear a un amigo es un placer mucho mayor, y jugar con o contra un colega siempre será más divertido. Los juegos de deportes como FIFA generan rivalidades de una forma que ningún otro género puede conseguir. Detectamos retardo o 'lag' en un par de encuentros (el juego sólo había salido en Norteamérica durante la realización de este análisis), así que casi todos nuestros rivales venían del otro lado del charco y esperamos que mejore. Pero no es nada que arruinara la experiencia.

También advertimos otro par de problemas, como un partido offline que había terminado pero que nunca se acababa; había sonado el pitido final, pero los jugadores se quedaron en el campo, a lo mejor Esperando a Godot. Tuvimos que salir del partido y conceder la derrota, y eso que habíamos pasado por encima del rival. Otros problemas incluyen el bug de la locura del círculo central en PC y el 'lag' que hace FIFA 15 injugable online en PS4, y en una ocasión nos desconectaron de nuestro perfil de Xbox en medio de un partido sin motivo aparente. Ninguno de estos fallos han conseguido estropear nuestra experiencia con el juego durante bastantes horas, pero EA debería tenerlos en cuenta y ponerse las pilas si quieren que todo vaya fluido para todo el mundo.

Hace unos años FIFA se acercaba peligrosamente a la perfección, al menos respecto a lo que habíamos visto en este género hasta entonces. Sin embargo, esta entrega, la más moderna de la franquicia anual, demuestra que el avance hacia la perfección se está ralentizando considerablemente con el aumento de la complejidad. Los retoques y ajustes por los que pasa FIFA cada año, el acto de re-equilibrado que EA debe realizar cada temporada, conforma lo que es a la vez su trabajo más completo y un juego de fútbol que nos deja con ganas de mucho más. No es la mejora en todos y cada uno de los apartados con la que soñábamos, ese paso firme dentro de una nueva generación que todavía no han conseguido dar, sino más bien una mezcolanza de intentos y aciertos, que aún arrastra el peso de las anteriores entregas y de la adaptación escalada a la antigua generación. FIFA 15 es un muy buen juego de fútbol, eso que quede claro, pero todavía no es grandioso, impecable. Para eso, parece que tendremos que esperar al menos un año más.

08 Gamereactor España
8 / 10
+
Profunda simulación con detalles insólitos. Presentación y nivel de autenticidad sin rival. Geniales modos de juego.
-
Cantidad de cambios, pero algunos son de refilón en lugar de avances en condiciones. Algunos problemas técnicos. Cuestionable IA en varios momentos. Pocos estadios de la Liga BBVA.
overall score
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ANÁLISIS. Autor: Mike Holmes

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