Análisis de TRI

Los FPEG, más comúnmente conocidos como los juegos de exploración en primera persona, son un género recurrente en la escena indie. No hay más que pasarse por Steam Greenlight para ver la cantidad de producciones que han recibido luz verde y las otras muchas que están pendientes de ello. Hablamos de un género idóneo para la experimentación, véanse The Stanley Parable, Gone Home o Portal. La obra de Kim Swift demostró que un juego puede aprovecharse de sus limitaciones, haciendo que todo parezca intencionado (los espacios son limitados porque estás encerrado prisionero; resuelves los puzles porque estás obligado por GLaDOS). En resumen, The Cake is a lie. Hoy hablamos de TRI, una propuesta con su propia mentira, una que tiene mucho que ver con lo que hizo Portal en su momento.

El juego de Rat King Entertainment, formado por dos integrantes, nos traslada a un mundo controlado por unos extraños dioses con una estética tirando a lo oriental (hojas cayendo de los árboles, grandes templos rodeados de vegetación y lamparitas de colores). Encarnando a un recién llegado aprendiz, la mecánica del juego se basa en completar los retos para demostrar nuestra valía, reuniendo tres estatuas o ídolos repartidos por el escenario para así avanzar a la siguiente zona. Con este objetivo, TRI nos da el poder de crear y destruir triángulos a placer para utilizarlos de plataforma y llegar a zonas inalcanzables en un principio.

TRI tiene un encanto especial, una apariencia que consigue hacernos viajar hacia terreno desconocido. No luce un acabado gráfico excepcional -los escenarios se componen de estructuras poligonales- pero como esto entra dentro de la lógica geométrica que propone el juego, todo resulta coherente, deliberado. Una suerte de aparición divina es nuestro único guía; un misterioso zorro se aparece esporádicamente para recordarnos la inconsistencia de un mundo que debería desmoronarse sobre su lógica pero que ahí sigue. Y nos lo creemos. Y queremos saber más.

La propuesta estética del juego, acompañada de una banda sonora escogida para reforzar el elemento puzle, es impecable. TRI es magia y misterio y así lo gritan sus paredes. Unos muros que irán cambiando a medida que avance la aventura, volviéndose cada vez más enrevesados, llegando a desafiar a la lógica gravitacional. El entorno jugará con las formas, los rombos darán vueltas, los cubos flotarán y nosotros también. Sólo los triángulos que iremos creando junto con nuestra habilidad nos permitirán seguir adelante. Tocará crear un pasillo de triángulos para llegar a ese interruptor en el techo, tocará jugar con la inclinación para hacer rebotar ése láser y abrir la puerta. La única limitación es que ningún triángulo puede estar suspendido en el aire, tiene que nacer de otro o del mismo escenario y tener sus vértices en contacto con otra superficie. A partir de ahí, somos libres para crear.

TRI dispone de la opción de configurar los controles manualmente y adaptarlos a un mando, aunque dicha opción no acaba de resultar del todo cómoda. Lo más seguro es que no dispongamos de todos los botones para acoger cada comando (por ejemplo, solamente podemos pausar la partida pulsando la tecla Escape). Además el juego está concebido para jugarlo con teclado y ratón, es la manera más cómoda de crear triángulos y eso es precisamente lo que más haremos a lo largo del juego. Una de las pegas de este FPEG (o al menos algo que nosotros hemos sufrido) es que debido a componerse de unos entornos bastante amplios hay que estar continuamente observando a nuestro alrededor. Por ello es posible que el juego prolongado pueda acabar mareando, teniendo en cuenta que la creación de cada triángulo también depende del continuo movimiento de cámara.

Salvando este detalle, en TRI encontraremos una experiencia distinta, con personalidad, que exige destreza y observación. Su mundo está lleno de colores cálidos y composiciones que van degenerando hacia lo estrambótico, pero sin perder su particular sentido. Tal y como dice nuestro guía "No todo es obvio. La vida es un juego, y tu debes jugar según sus reglas". TRI es consciente de ser un juego, y juega bien sus cartas.