Análisis de Assassin's Creed: Unity

Los barcos y bosques de Assassin's Creed III y Black Flag se hacen a un lado para dar paso de nuevo, en Assassin's Creed: Unity, a la eterna lucha entre Asesinos y templarios con las temáticas habituales de Assassin's Creed II. Nuestro nuevo héroe, Arno Dorian, es un atractivo granuja que ha perdido a su familia y ahora busca venganza, al estilo de Ezio Auditore da Firenze, solo que, en lugar de la Italia renacentista, el nuevo escenario está ubicado en la Francia revolucionaria.

La interfaz de usuario ha experimentado algunas modificaciones. Por ejemplo, ahora el parkour se maneja con dos botones, que le indican a Arno si debería ir hacia arriba o hacia abajo. Esto reduce la torpeza en los movimientos a la que nos tiene acostumbrados la franquicia de Assassin's Creed, aunque no la ha eliminado del todo. Ahora el sigilo también tiene su propio botón, pero, una vez más, la acción no resulta tan fluida como los desarrolladores habían esperado.

Por otra parte, el sistema de combate ha experimentado una renovación notablemente más satisfactoria. Aporrear el botón de ataque ya no garantizará la victoria, pues los enemigos más listos le exigirán al jugador que esté atento. Las barras de vida sobre los enemigos parpadean cuando están a punto de atacar, pero, debido a los ajustados ángulos de cámara, solo uno o dos de ellos serán visibles durante un altercado, lo que permite realizar ataques sin ser visto.

París, el nuevo escenario para hacer parkour, es muy amplio. Los desarrolladores han modelado varios lugares harto conocidos, como Notre Dame, pero también es una gozada explorar el resto de la arquitectura. El espíritu de París está muy presente en esta entrega; de hecho, puede que sea su punto más fuerte. También tenemos la oportunidad de disfrutar de la ciudad en algunas épocas y contextos sorprendentes.

El mapa del juego está excesivamente repleto de misiones y objetos coleccionables. Hay más cosas que hacer y recoger de las que nadie querría, hasta el punto en que me pregunto si no se les habrá ido un poco de las manos.

El argumento de Assassin's Creed: Unity en sí mismo tampoco es la gran revolución que Ubisoft quería. Se supone que el jugador tiene que conocer el universo de Assassin's Creed de la mano de Arno, pero su historia, que salta constantemente entre las dos sociedades secretas, no ofrece una visión clara del porqué de su enfrentamiento.

A pesar de que los grandes secretos de la historia no quedan claros, y de los graves problemas de ritmo que presenta el argumento, hay que destacar que los diálogos son bastante entretenidos y que Arno es un personaje agradable. Incluso tiene el potencial para convertirse en un héroe de la talla de Ezio.

El principal personaje femenino de Unity es Élise de la Serre, la hija del padre adoptivo de Arno, a la que este considera como algo más que una hermana. La historia de Romeo y Julieta entre estos dos personajes sirve como línea argumental comprensible en el juego, pero, incluso cuando Élise consigue brillar como un personaje interesante y con fuerza por sí sola, finalmente queda relegada a un segundo plano y se convierte en una pieza que genera giros argumentales demasiado convenientes para Arno.

Unity está al día a nivel visual, y la arquitectura de las nuevas consolas ha mejorado mucho las animaciones faciales. Eso sí, esta nueva arquitectura no ha librado al mundo de Ubisoft de sus ya familiares bugs. Arno se cayó al abismo varias veces durante la fase de testeo, y una vez se quedó literalmente atascado en el trasero de un caballo. Con todo, Unity está en mejor forma que sus predecesores, y sin duda se volverá más estable con las futuras actualizaciones.

Además de la campaña de un jugador, Unity también cuenta con un modo multijugador, pero de una forma radicalmente nueva. El querido multijugador competitivo ha sido sustituido por misiones multijugador y cooperativas (casi) perfectas.

Este nuevo enfoque promete una diversión sin igual. A veces, todo el mundo está donde debe estar en un abrir y cerrar de ojos. Por supuesto, también habrá muchos fallos, pero estos también ofrecen cierto valor cómico al juego. Eso sí, es recomendable hacerse con un buen micrófono, ya que es un elemento indispensable para la coordinación entre jugadores.

Aunque, personalmente, esta nueva forma de multijugador me parece una innovación valiosa en la fórmula de Assassin's Creed, no estoy de acuerdo con la completa eliminación del modo multijugador competitivo tradicional. Aquellos que estéis familiarizados con mis análisis ya sabréis que normalmente suelo centrarme en la experiencia para un jugador, pero Assassin's Creed siempre ha sido mi gran excepción (al menos, hasta el lanzamiento de The Last of Us).

En general, Assassin's Creed: Unity es "otro Assassin's Creed". Es un producto variado que cuenta con numerosas actividades, hasta el punto en que llega a desviarse del objetivo principal. Presenta algunas mejoras, pero no las suficientes como para llegar a diferenciar esta entrega de sus predecesoras. Tanto puede llegar a ser glorioso como frustrante. Un buen ejemplo es cuando intentas entrar sigilosamente por una ventana para apuñalar a un guardia por la espalda, pero acabas saltando a un patio lleno de soldados como si fueses un idiota muy patoso. En ese momento, gritarás, blasfemarás y te darás de cabezazos contra la pared. Luego, volverás a cargar la partida, porque cuando el juego funciona, lo hace realmente bien y merece la pena seguir adelante.