Análisis de Grow Home

No estoy muy seguro de cómo debería enfocar el análisis de Grow Home, así que empezaré explicando cuál es el principal objetivo del juego.

El protagonista de Grow Home es B.U.D. (Botanical Utility Droid), un robot cuya misión es explorar un planeta desconocido. Cuando llegamos, nos damos cuenta de que este diminuto planeta está cubierto casi por completo de agua, pero hay una isla en el océano. Además, la gravedad es más débil que en la Tierra, por lo que hay otras islas parecidas suspendidas en el aire, flotando pacíficamente. En el suelo de la primera isla, ha echado raíces la Star Plant, una planta mágica que tiene la capacidad de crecer varios miles de metros. Nuestro principal objetivo en Grow Home es alimentar a esta monstruosa planta para que siga creciendo.

La Star Plant tiene varios brotes de color rojo. Cuando los tocamos, los brotes comienzan a crecer hasta formar ramas que podemos guiar hacia las llamadas piedras de energía. Para que la Star Plant alcance los 2.000 metros de altura, debemos recoger la energía de entre 10 y 20 de estas rocas amarillas, que están situadas cada vez más lejos de la raíz, por lo que al final tendremos que hacer crecer varios brotes para poder alcanzarlas. Mientras lo hacemos, debemos tener cuidado de no perder el equilibrio y caer desde las altísimas ramas a superficie del océano.

Se trata, sin duda, de un concepto único que viene acompañado de un estupendo diseño visual, con un estilo que recuerda al clásico The Legend of Zelda: The Wind Waker, sobre todo en su reciente versión en HD. A pesar de que las texturas no están en absoluto detalladas, Grow Home posee una belleza muy particular. Además, a medida que pasa el tiempo, los brotes forman un escenario único, en el que las enormes ramas de la planta se expanden en todas las direcciones. Todo esto crea un mundo como nunca antes habíamos visto. De hecho, tuve que parar en varias ocasiones para contemplar los paisajes del juego. B.U.D. también posee la habilidad de recoger flores y hojas y utilizarlas como si fueran una especie de paracaídas improvisado. La sensación de planear sobre la exuberante vegetación que nosotros mismos creamos es realmente increíble.

Todo muy bonito, ¿no os parece? Bueno, pues va ser que no tanto, al menos en mi opinión. He leído valoraciones de varias personas a las que les encantó el juego, pero mi experiencia se vio muy perjudicada por el desesperante sistema de control.

Resulta que B.U.D. es un robot un poco torpe. No digo que no tenga su encanto, pero eso no quita que a veces sea muy difícil de controlar. Demasiado difícil. Es cierto que puede escalar por cualquier superficie gracias a sus manos magnéticas, pero la respuesta de los controles está lejos de ser buena. Además, B.U.D. también tiene una cierta tendencia a caer como un muñeco de trapo en el momento más inesperado, por lo que ir despacio y con paso firme es la única manera de no caer y morir una y vez.

Soy consciente de que esto es parte de su encanto, pero a mí me ha parecido demasiado exagerado y creo que limita mucho la experiencia. De hecho, hubo veces en las que me faltó poco para empezar a gritarle a la pantalla del ordenador, simplemente porque B.U.D. se negaba a hacer lo que yo le decía. Llegó un momento, concretamente al final, en el que llegué a mi pico de frustración. Me entró dolor de cabeza, seguramente por golpearme la frente de pura desesperación, y estuve a punto de dejarlo en varias ocasiones. Me gusta mucho el concepto de Grow Home, me gusta lo diferente e innovador que es, y eso hace que lamente aún más todo el tiempo que malgasté peleándome con los controles.

Dicho esto, Grow Home no es una gran producción, sino todo lo contrario: se trata de una especie de proyecto interno creado casi en secreto en las oficinas de Ubisoft Reflections y que, sorprendentemente, ha salido al mercado por un precio muy asequible. Al igual que buena parte de los juegos indie, Grow Home es muy diferente, lo que resulta agradable, y tengo que decir que, a pesar de mi batalla con los controles, seguí jugando. Mi nivel de frustración bajó una vez que aprendí a tomármelo todo con más calma (aunque volvió a dispararse al final), pero no llegué a perder la sensación de que, por algún motivo, el juego me estaba forzando a aceptar ese enfoque excesivamente calmado. El concepto de Grow Home es bueno y tiene mucho mérito, pero estoy seguro de que mi experiencia habría sido mucho más mágica si no me hubiese pasado la mitad del tiempo cabreado y de los nervios.