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The Deer God

Análisis de The Deer God

Unas cuantas ideas interesantes y un ritmo suave dan lugar a un agradable viaje por la naturaleza.

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Hay algo en The Deer God que lo convierte en un juego realmente relajante. Tiene un ritmo muy suave, no solo por la reconfortante banda sonora o los serenos y ondulantes gráficos en 2.5D, sino también gracias a la forma tan agradable en la que se desarrolla la acción. Sin duda, es uno de esos juegos que te animan a sentarte y disfrutar.

The Deer God nos presenta una situación extraña y única en la que debemos tomar el control de un cazador transformado en ciervo cuya misión es expiar los pecados que ha cometido contra estos animales. ¿Os parece raro? Pues además de esto, durante nuestra aventura nos aparearemos con otros ciervos, interactuaremos con humanos, pisotearemos cabezas de cocodrilos y comeremos plantas hasta reventar.

A pesar de que hay varios elementos en el juego, el diseño no es particularmente confuso. Incluso podemos encontrar algunas características que recuerdan ligeramente a un juego de rol. Por ejemplo, a medida que vayamos avanzando, nuestro ciervo irá creciendo y desarrollará unas impresionantes astas. El número de habilidades que podemos aprender es limitado, pero trucos como el salto doble, el ataque mientras corremos o los pisotones constituyen una ayuda extra a la hora de explorar el terreno y acercarnos a otras criaturas.

Estas criaturas son precisamente uno de los mayores retos de juego. Tendremos que enfrentarnos a una gran variedad de enemigos diferentes, desde zorros a cazadores pasando por zombis y fantasmas, aunque los combates suelen limitarse a atacar, esquivar y saltar una y otra vez. Solo habremos de prestarle especial atención a los enemigos más peligrosos, como los osos y los gatos de montaña, aunque incluso estos encuentros resultan bastante sencillos una vez les pillamos el tranquillo.

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The Deer God
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A lo largo de la partida, también tendremos que hacerle frente a varios jefes. Aunque es cierto que estos combates son más complicados, podréis superarlos sin problemas optando por una batalla de desgaste si os hacéis con una buena cantidad de vidas extra, como hicimos nosotros. De hecho, el generoso nivel de diseño nos suele ofrecer una buena posición para descansar y recuperarnos en medio del combate, algo que indudablemente actúa a nuestro favor.

Existen tres barras que debemos llenar. La roja es la barra de salud; la verde, la de hambre (se utiliza para recuperar salud); y la azul, la de resistencia. La barra roja es bastante clara y está conectada con la verde, aunque para mantener alta la barra verde tendremos que comer cantidades ingentes de bayas, piñas, arbustos o cualquier otra cosa que nos encontremos por el camino. La resistencia se recupera sola con el tiempo, pero hace que tengamos que atacar con moderación cuando nos enfrentemos a los enemigos más complicados.

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Durante nuestra aventura, podremos recoger varios objetos que nos permitirán aumentar nuestra salud y velocidad, saltar más alto o correr más rápido. A medida que vayamos progresando, también podremos desbloquear más lugares para almacenar estos prácticos objetos, que podremos usar fácilmente cuando los necesitemos. En el mismo sistema de menús, hay una barra de moral. Si atacamos a criaturas malvadas, conseguiremos mejor karma, mientras que si matamos a bichos amistosos, nos volveremos malos.

El karma es importante en un par de niveles. Llegado un punto, podremos desbloquear superpoderes buenos o malignos (sí, habéis leído bien). Entre los poderes buenos de los que pudimos disfrutar se encontraba disparar fuego por las astas, un truco que estamos seguros que os molará. Si nos quedamos en el lado de la luz, podremos reencarnarnos en otros ciervos cuando muramos, mientras que si nos pasamos al lado oscuro correremos el riesgo de convertirnos en algo situado mucho más abajo en la cadena alimentaria.

The Deer God

A intervalos regulares, nos iremos encontrando con alguna cierva, momento en el que veremos algo de sexo cervino, sin berrea previa ni nada. Tras esta escena, un pequeño cervatillo caerá al suelo y continuaremos jugando acompañados por el bebé. Estos bebés, al igual que el resto de ciervos que vamos recogiendo durante nuestro viaje, nos siguen formando un séquito tremendamente absurdo y suelen acabar empalándose a sí mismos en alguna de las muchas rocas espinosas que proliferan por el mundo en el que se desarrolla el juego. Lo que sí podemos hacer es ordenarles a nuestros cervatillos que se sienten para que actúen como punto de regeneración en caso de que perdamos todas nuestras vidas y nos metamos en líos. Si esto ocurre y morimos, volveremos a la vida como uno de estos cervatillos.

Las reencarnaciones y puntos de regeneración evitan que The Deer God sea un 'roguelike' puro, pero hay muchas otras características que os gustarán si sois fans de este tipo de juegos. Para empezar, nos encontramos con un mundo que va evolucionando y nunca es igual. Es cierto que hay algunos elementos que permanecen siempre tal cual, como los puzles que nos encontraremos durante nuestra aventura o las casas de los personajes no jugables, que nos encargarán pequeñas misiones de recolección, pero la mayor parte del mundo está en continuo proceso de cambio. Esta variedad también se ve intensificada por el ciclo de día y noche, que mantiene el interés mientras avanzamos corriendo en nuestro viaje casi interminable.

Dicho esto, The Deer God no es demasiado variado, ya que, a pesar de una buena selección de enemigos, entornos y condiciones cambiantes, la experiencia se mantiene prácticamente igual todo el tiempo. Los poderes hacen que la cosa cambie un poco, pero ni siquiera estos alteran demasiado la impresión general que deja el juego. Desde el punto de vista visual, se trata de un título atractivo, con unos paisajes impresionantes y algunos pequeños detalles maravillosos que van acompañados de una relajante y envolvente banda sonora. La historia también contiene algunas ideas interesantes y plantea cuestiones relacionadas con la moral, la reencarnación y la fe.

Estos son los aspectos más destacables de un juego que entretiene, pero que no llega a emocionar. Es cierto que nos llamó la atención, pero en ningún momento llegó a engancharnos. Al principio, al no tener práctica, puede resultar un poco complejo, pero pasado un rato se consiguen tantas vidas que prácticamente desaparece la tensión en unos encuentros que, por otra parte, tampoco son demasiado complicados. The Deer God es un juego agradable, una buena forma de pasar una tarde, pero quizá no ofrezca lo suficiente como para considerarlo adictivo. Se podría decir que en este título lo importante es el camino, no el destino.

The Deer God
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06 Gamereactor España
6 / 10
+
Precioso acabado visual, decente banda sonora, interesantes ideas y reflexiones.
-
Le falta tensión tras un rato, un poco repetitivo.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Mike Holmes

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