Análisis de Lovers in a Dangerous Spacetime

Hay lío en la galaxia. El reactor Ardor, que hasta la fecha había servido para llevar el amor a todos los rincones del espacio, ha explotado y ha provocado una brecha en el espacio-tiempo. Una racha de antiamor proveniente de otra dimensión está impregnándolo todo y los monstruos corren libremente. Está en nuestra mano viajar por toda la galaxia y localizar las cuatro partes del rector que han quedado desperdigadas por distintas constelaciones después de la explosión. Por suerte, tenemos la compañía de un pequeño amigo peludo y de un científico llamado Doctor Hopsy-Flopsy que, por además, tiene su propia nave.

Lovers in a Dangerous Spacetime es lo último de Asteroid Base y es como tomarse una pastilla de felicidad. Los colores son gloriosos, los efectos son extremadamente cuquis, el sonido es maravilloso, los gráficos son preciosos en su minimalismo y todo ha sido montado de forma brillante en dos dimensiones. Es el conjunto lo que deja una primera impresión sensacional, una sensación positiva que te va a durar todo el tiempo que pases jugando.

Este viaje para reestablecer el orden te acaba llevando por distintos niveles de cuatro secciones de la galaxia distintas. En cada uno de ellos esperan varios retos y contratiempos que tienen una temática común. Algunas pantallas hay que jugarlas al ritmo que marca el reloj mientras que otras dan más libertad para tomárselas con calma. Hay casos en los que toca meterse por agujeros de gusano plagados de enemigos y otros por sistemas de galerías y cuevas llenas de agua.

El antiamor se manifiesta de muchas formas, así que para poder combatirlo es necesario estar bien equipado. En las pantallas van apareciendo unas gemas que sirven para ir mejorando poco a poco la nave. Cada una tiene unas propiedades que afectan a puntos concretos del fuselaje y el armamento, por lo que colocarlas aquí o allá hará sea ese elemento el que progrese. Puede que en alguna ocasión necesites más potencias en el motor, o un súper rayo láser, o pinchos metálicos para evitar abordajes...

Lo más complicado es controlar la propia nave, sobre todo cuando se trata de esquivar los proyectiles enemigos. Hay muchos elementos que tener en cuenta, y hasta cuando tu mascota o un amigo te echan una mano hay ocasiones en las que cuesta mantener las oleadas de enemigos a raya. De hecho, no está de más batirse en retirada cuando el momento lo merece. La parte positiva es que Lovers in a Dangerous Spacetime tiene un refresco de imagen muy fluido que ayuda a jugar con la precisión que requiere. Que esto no asuste porque manejar a los personajes es bastante sencillo y moverlos por toda la nvae no tiene dificultad. Lo más importante es acertar en las decisiones y conseguir que cada uno esté donde debe en el momento adecuado.

Rápidamente podrás comprobar que todo el espacio está repleto de criaturas antiamor que lo único que quieren es destruirte. Generalmente vienen en grupo y aparecen de la nada, sobre todo cuando tienes la barra de vida baja y estás tratando de evitar otra muerte por explosión. En caa sección van apareciendo enemigos distintos que tienen sus maldades, distintos entre ellos. La dificultad normal equivale a esa saturación de enemigos solo en algunas zonas, por lo que también hay un modo casual más sencillo en el que se pierde gran parte de la gracia del juego, que es precisamente el estrés que provoca tener que hacerse cargo de todo ante los ataques.

Es por tanto un juego entretenido pero que, dicho sea, a veces es estresante; lo mejor es la mezcla de ambos. El concepto básico es muy simple, incluso teniendo en cuenta que la variedad de situaciones cumple con su función. La estructura general es bastante cuadriculada: llega a una constelación, supera las cuatro fases normales, al jefe final y recoge la pieza del reactor. Y así por las cuatro siguientes, siempre y cuando logres avanzar.

No se puede negar que esperábamos encontrar algún giro en algún momento de la partida, alguna sorpresa oculta en uno de esos rincones de la galaxia, pero por desgracia nunca apareció. Nos hubiera gustado poder ir a otras partes del universo en busca de más aventuras, pero el único reto que ha aparecido es la misión secundaria de rescatar a todos los animales atrapados en celdas, sin contar la posibilidad de subir todos los elementos de la nave al máximo y de lograr puntuaciones más elevadas en cada pantalla.

Esa es la única parte negativa que hemos podido encontrarle a este juego que, sin embargo, se puede disfrutar de una forma tan intensa mientras da de sí. Lo más divertido es el multijugador cooperativo, que no tiene ni un fallo. Es divertido y al mismo tiempo tiene su truco y, sobre todo, es muy exigente en cuanto a comunicación, ya sea verbal, no verbal o telepática. En caso de ir cada uno a su aire acabará siendo un desastre y habrá bronca. Justo lo que nos gusta de un cooperativo local. También es positivo que ese segundo jugador pueda unirse en cualquier momento de la partida, a partir de cualquier punto de guardado.

No podemos despedirnos sin repasar los efectos de sonido y la banda sonora porque son, en última instancia, el pegamento que une el resto de elementos. Hay veces que se trata de música electrónica que aporta energía a las batallas, que después tienen continuidad con melodías más tranquilas para reposar una vez que el peligro ha pasado. Hay otros momentos en los que el espacio está completamente calmado y lo único que escuchas son los pasos por el suelo de la nave o de los peldaños de una escalera. Es entonces cuando Lovers in a Dangerous Spacetime te ofrece una sensación de calma que lo cura todo.