Análisis de The Dark Eye: Chains of Satinav

Con el respaldo de una tradición de más de cuarto de siglo, The Dark Eye es una serie de juegos de rol realmente importante en el territorio europeo. Con The Dark Eye: Chains of Satinav, desarrollado por Deadelic, esta serie se estrena en ordenadores vestida de aventura gráfica. Disponible por el momento en la plataforma online Steam, el título también tendrá versión comercial en caja a partir del próximo 31 de agosto. Pero aparte de su legado, ¿qué hace tan interesante a The Dark Eye: Chains of Satinav?

Partimos de la trama argumental, sin duda uno de los puntos fuertes del juego. No hay ninguna aventura clásica 'point&click' sin una historia cautivadora, y The Dark Eye: Chains of Satinav no es ninguna excepción. Nos encontramos en el legendario reino de Andergast, cuyos habitantes se conocen por ser realmente supersticiosos. Durante siglos, el reino tenía sus más y sus menos con la corte vecina de Nostria, aunque la esperada llegada a la ciudad de la reina parece que servirá para escribir la última palabra sobre sus antiguas diferencias. Para minar el idilio momentáneo del reino, una insólita plaga de cuervos -aves popularmente consideradas portadoras de malos augurios- se dedica a amenazar y molestar de forma agresiva a los propios habitantes. Cuando las criaturas oscuras comienzan a invadir hasta el castillo, el rey de Andergast se ve obligado a solicitar la ayuda de un caza-pájaros: esta es la oportunidad de redención para el joven Geron.

Hijo de una presunta bruja y maldito por culpa de un vidente oscuro, es cierto que a Geron le persigue una fama inmerecida desde su infancia: los habitantes supersticiosos de Andergast creen que es el portador de la fatalidad, de ahí que le traten con desprecio. El único que cuida de él y no teme al lado oscuro es Gwinnheiwn, un cazador que lo crió como un hijo y que le ha educado en el antiguo arte de la caza avícola. Sin embargo, llamado a la corte para 'limpiar' una de las estancias reales, Geron se enfrenta a una tarea más complicada de lo esperado.

Cuando vuelve a casa en busca del consejo de su mentor, el joven descubre, perplejo, que Gwinnheiwn, desprotegido, ha quedado completamente desgarrado por los ataques de criaturas misteriosas. Con el último aliento, el cazador confía a Geron la clave para liberar a la ciudad de la oscura amenaza: salir en busca de un hada, el único ser capaz de tocar un arpa mágica y misteriosa que romperá la terrible maldición. Metáfora de los primeros pasos en la edad adulta, Geron comienza su primer y largo viaje a través de las tierras de Aventuria en compañía del hada Nuri y de un insólito cuervo parlante.

Junto a esta historia tan rica y precisa, la caracterización de los personajes mejoran aún más el resultado de este juego. Animados con unos diálogos contundentes y precisos, y con un guión digno de las más ricas novelas de fantasía, los tres personajes principales de The Dark Eye: Chains of Satinav generan muy pronto una agradable empatía con el jugador. En particular, el personaje del cuervo parlante -tan ambiguo y misterioso- deleita al jugador con las frases más agudas, como contrapunto a un Geron más inocente e ingenuo. Así se consiguen divertidos 'sketch' entre una acción y otra.

A la luz de esta fuerte caracterización, sin duda parte del crédito debe ir al trabajo de doblaje. La selección de voces destaca aún más las personalidades de los protagonistas, con una Nuri todavía más dulce y un cuervo aún más cachondo. Y otro punto a favor del trabajo de actuación vocal es sin duda la inclusión de un narrador durante las escenas de corte. Más inmersión y más disfrute de la indudable belleza de la trama para el jugador.

Todo esto sobre la historia y la presentación es así de genial. Ahora toca jugar.

Respecto a la jugabilidad, The Dark Eye: Chains of Satinav no tiene mucho que envidiar a los grandes del género point & click. La interacción con el entorno es sencilla y directa, el jugador puede moverse con facilidad gracias a la señalización de puntos de interacción luminosos, que se pueden activar con una lupa presente en la barra de herramientas. El botón izquierdo del ratón sirve de instrumento de interacción general, mientras que el derecho analiza todos los puntos interactivos, presentando nuevas opciones para continuar.

Interesante, también, es la posibilidad de seleccionar objetos presentes en la barra flotante mediante la rueda del ratón. El único apunte que nos vemos obligados a hacer es que esta barra flotante puede resultar molesta e invasiva a la hora de intentar interactuar con los objetos cercanos a ella. Como todas las aventuras point & click, The Dark Eye: Chains of Satinav presenta una rica colección de puzles, rompecabezas y acertijos, cuya resolución no siempre es fácil. Esto sirve para picar al jugador, pues se queda desconcertado en más de una ocasión planteando la solución a los rompecabezas más complejos.

The Dark Eye: Chains of Satinav brilla con luz propia gracias a su elaborado resultado visual: sus gráficos dibujados completamente a mano, sus personajes, sus fondos... en momentos recuerda a las encantadoras ilustraciones de los cuentos de hadas de antaño. Y aún más interesante es la realización de las escenas de corte: la belleza estética que impregna estas mini-películas es casi cinematográfica y te deja boquiabierto en más de una ocasión. Sin embargo, en comparación a una atención casi maníaca a los detalles, nos sentimos un poco decepcionados con lo que se refiere a las animaciones de los personajes durante el juego (hablamos de la sincronización labial, los gestos de los personajes, etc). Sin duda, un resultado muy pobre al lado de las citadas 'cutscenes'.

Pero luego, The Dark Eye vuelve a estimularte por los oídos. Sin duda, se trata de una banda sonora sobresaliente que sabe acompañar tanto a la secuencia de apertura como al resto de fases del juego, incluyendo escenas de corte, consiguiendo una aventura aún más épica e interesante.

Esta aventura no está gafada. Podemos concluir que The Dark Eye: Chains of Satinav es un título que sin duda merece la pena probar, con la total confianza de que no defraudará a los amantes de los point-and-click de toda la vida.