Los juegos de navecitas, ¿qué serían los videojuegos sin ellos? Pues probablemente nos acerquemos últimamente a la respuesta, porque el género escasea y no parece que vaya a mejorar la cosa. ¿Qué harán los japoneses expertos, los buscadores de high score o estudios como Treasure? De momento, lo único a la vista son refritos: versiones descargables HD de los clásicos de Dreamcast, adaptaciones de juegos de los 80... y Star Fox 64 3D.
Es todo un clásico. Su estilo, su desarrollo hacia el fondo sobre raíles, sus personajes con sus frases, innovaciones como el stick analógico y la vibración... Estamos muy contentos de volver a jugar a este juego porque, desde el lanzamiento en Nintendo 64 en 1997, Nintendo ha sido incapaz de repetir una entrega de tal calidad. Más bien ha lapidado la serie, y encima le ha echado la culpa: si este no vende, a lo mejor no vemos más a Fox y compañía. Cierto es, como comenzábamos este texto, que el género pasa una mala racha y está de vacas flacas. Pero si no hubieran dejado la licencia en manos irresponsables, si la propia Nintendo hubiera repetido las ideas y talentos de Lylat Wars...
Lo hecho, hecho está. Ningún juego de la serie fue mejor... y casi ningún juego de naves 3D o de desarrollo parecido le ha llegado a 'toser'. Porque a todo el encanto de aquellos peluches tontorrones y a la parodia-homenaje a Star Wars se sumaban unas misiones épicas, variadas, divertidísimas, de un ritmo memorable... Como siempre había que hacer el camino completo Corneria-Venom, sin atajos, la experiencia se convertía en mil y una partidas a una máquina recreativa en tu habitación, a la que jugabas para disfrutar una y otra vez de lo mismo, para conseguir medallas y superar récords.
El aspecto panorámico, el lavado de cara visual y el efecto 3D parecen razones suficientes para no escribir más, pues los fans de entonces ya tendrán el juego reservado desde hace tiempo. Pero como ocurre con toda adaptación, siempre habrá para todos los gustos: los que querían más novedades o los que querían más fidelidad respecto al original, y ese juicio realizado sobre todos los aspectos del juego. Vamos a intentar que, sea cual sea tu perfil, termines este artículo sabiendo si el retorno al sistema Lylat te convence.
Star Fox 64 3D se ha realizado con una filosofía parecida a la de The Legend of Zelda: Ocarina of Time 3D. Se ha intentado no estropear los recuerdos de la aventura de Nintendo 64, calcando cada momento al milímetro. Pero si bien no "pasan" cosas nuevas, el equipo de Q-games se ha soltado algo más a la hora de retocar los elementos visuales. Sobre todo se nota a nivel de texturas, iluminación y efectos de relieve.
Aunque la carga poligonal es similar y sólo crece notablemente en los jefes finales, todo lo demás dota al juego de un aspecto realmente actual, con la suavidad adicional de una tasa de refresco que casi no se resiente. Quizás el tratarse de un juego limitado por barreras invisibles haya invitado a meter más ‘chicha', un proceso que sería más arriesgado en Hyrule. Aún así, y tristemente, aquí llega el primer 'pero': el molesto efecto de 'popping'. Si es una adaptación de un juego de hace catorce años, no debería presentar problemas gráficos de siempre. Que los elementos de niveles como Sector Y aparezcan de forma repentina queda bastante mal, como si aún lidiáramos con las limitaciones de Nintendo 64.
Si nos ponemos puristas, también nos podríamos quejar de otros detalles (esto va para los más fanáticos del original). Por ejemplo, el circle pad de Nintendo 3DS, por muy moderno y sensible que sea, no es tan apropiado como una palanca analógica para pilotar una nave. Y tampoco tenemos la función de vibración, aquel Rumble Pak que consiguió sensaciones inéditas entonces. Pero estos dos problemas son prácticamente inevitables y se deben más a que es una máquina portátil que al trabajo del estudio. Perdonados.
Menos explicables (aunque parezcan exigencias excesivas) son la falta de la vista en primera persona o que no se pueda cambiar el idioma de las voces. Aquella vista ‘cockpit' no servía para nada. Es cierto: mareaba, era injugable. Pero ¿por qué la han quitado? No costaba nada y quién sabe si algún fan la activaba para verle los pelillos de la nariz a Andross. Y luego lo de las voces. Perfecto, estupendo que el juego venga traducido y doblado, con un resultado de mucho nivel (tienes que tener en cuenta que el juego era así de infatil en inglés). Pero ¿por qué no añadir una opción para dejar las voces en inglés originales? Nintendo sabe que esas frases son míticas, que muchos hasta aprendimos inglés con ellas, que forman parte de nuestro pasado ‘nintendero' y nunca se borrarán. Pues nada, si las quieres, tendrás que cambiar el idioma de la consola.
Y ya que estamos quejicas, nos habrían llegado al corazón si la banda sonora se hubiera orquestado. Es una de las composiciones más legendarias de Koji Kondo y Hajime Wakai, y como la música no se toca de forma dinámica como en Zelda, podríamos habernos emocionado con una puesta al día como merece.
Los juegos hay que juzgarlos por lo que son, no por lo que no son, pero tratándose de una adaptación de un clásico, hay muchos detalles que se podrían haber tenido con los fans. Lo mismo pasa con la ausencia de componente online, da la sensación de que se podía haber aprovechado en varias cosas. Si hay un ranking de puntuaciones y es el mayor gancho del juego, ¿por qué no lo expandes a nivel global con una clasificación en línea? Y si has dado el paso de mejorar el multijugador con nuevos mapas, objetos e incluso el gracioso ‘live feed' de los caretos de los jugadores, ¿no te pide ya que lleves la arena a la Red? Es verdad que no es un multijugador complejo, sino más bien una refriega sencilla y emocionante que se disfruta codo a codo (o codazo) con los amigos, pero parecía tan fácil dar un pasito más...
Pero ¡ojo! No nos confundamos. Todas estas cosas son más bien la pataleta del tiquis miquis. Es increíble que el juego se conserve tan bien 14 años después, con tantísima diversión por ofrecer. Las coreografías de enemigos harán que tu nave baile entre obstáculos, lluvias de láseres y barrell rolls (perdón, 'toneles') constantes. Tus dedos se resentirán tras machacar al jefe de turno y tu sonrisa aparecerá en muchas ocasiones, cuando recuerdes un momento mítico o cuando consigas entrar por aquel camino secreto que habías olvidado. A veces pensarás que es un juego viejo, con algunos combates en modo abierto bastante sosos, pero luego volverás a alucinar con lo perenne de esta joya.
El sistema de medallas es capaz de volver a atraparte las mismas o más horas que antaño, como ahora puedes llevar la consola contigo. De perfeccionista a obsesivo: aprende la secuencia de cada grupo de enemigos y abre fuego en el momento justo, pues puntúas más cuantos más enemigos derribes de un solo disparo.
Los muñecos, la trama y los diálogos te parecerán ridículos si te haces el mayor, pero casi agrada jugar a una historia de dibus hoy en día. Y el efecto 3D, con eso de que el juego vaya hacia el fondo, te impresionará más que la mayoría del catálogo. Algún láser te dará en el ojo y querrás coger tu Arwing con los dedos.
Si dejas las 'alergias del fanático' de lado y eres capaz de perdonar las cosas que 'te han quitado', no dudes en volver a comprar un juego tan único. Si no lo viviste en su día, piensa que es 1997 y cómpralo también: es uno de los más divertidos de tu Nintendo 3DS.