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Sleeping Dogs

Análisis de Sleeping Dogs

Se ha hecho de rogar, pero ya está aquí. Anteriormente conocido como True Crime: Hong Kong, Sleeping Dogs llega para cumplir lo prometido: huir de la mediocridad. Las peleas, las carreras de coches y la acción son los tres puntos fuertes del juego y su conjunto ofrece una experiencia sorprendentemente interesante.

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Shen Wei, ¿qué haces? ¿Cuál es el camino correcto? ¿De quién te puedes fiar? Estoy tenso, muy tenso. Me duele la espalda y la tengo rígida como una tabla. He vuelto a dormir muy mal, aunque de todos modos la noche ya era corta. Además he dormido con la ropa puesta, como casi todas las noches desde que acepté este trabajo.

Sabía que sería duro; infiltrarse en los bajos fondos de Hong Kong como un agente encubierto conlleva muchos peligros. Tengo la ventaja de que crecí con estos tíos, conozco el ambiente y cómo se comportan, cuáles son las reglas y qué buscar. La policía puede repetir las veces que quiera que mis métodos son radicales, pero saben que soy el mejor para este trabajo.

Si no puedo hacer creer a los muchachos que soy uno de ellos, descubrirán mi identidad. Por eso a veces es necesario dar el pego: he sido perseguido más de una vez por la poli, he asaltado furgonetas blindadas y he conseguido el dinero para pagar al sicario a cambio de mi protección. Los daños que he causado no han sido pequeños, precisamente, y el que más los ha sufrido ha sido el coche, que ya no está en condiciones de circular.

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Ser policía encubierto que pretende infiltrarse en el inframundo de Hong Kong es muy peligroso.

Pero el comisario Pendrew tiene que ver también la otra cara de la moneda. He hecho de esta ciudad un lugar mejor. Muchas de las callejuelas de Hong Kong son ahora seguras gracias a que conseguí atrapar a las figuras clave del mundo del crimen, gracias a la ayuda de cámaras de vigilancia que tuve que reactivar. No fue una tarea fácil, tuve que noquear a unos cuantos matones y luego descifrar el código. Pero lo conseguí, al igual que conseguí muchas otras cosas. Incluso he resuelto casos complicados para el inspector Teng. Todo va encajando como si de un puzle se tratase.

Y lo más importante es que estoy a punto de terminar el trabajo para el que me enviaron a los bajos fondos. Estoy muy cerca, ¡estoy cerquísima! Winston, el sicario de la tríada, es la figura clave que me permitirá pasar a la siguiente fase. Gracias a él podré llegar hasta el líder de la tríada. Nadie podrá interponerse en mi camino. Ni siquiera yo mismo.

Pero eso sería absurdo. ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Porque ahora pertenezco a la familia? ¿Porque me aceptaron y aprendí el verdadero significado de la confianza y la justicia? ¿Porque he visto que no todos estos tipos son mafiosos despiadados, sino que la mayoría actúa siguiendo un código? Pues sí, van a expulsar al tío que les vende droga a los niños y nadie se va a apiadar de él. Fue un auténtico placer darle a este Ming una paliza más que merecida. Quiso huir, pero no tuvo ninguna posibilidad. A mí nadie me gana ni escalando ni en una carrera.

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El camino hacia la meta pasa por atravesar la ciudad y recorrer largas carreteras.

No, no quieren tener nada que ver con este tipo de asuntos. Estos tipos defienden algo llamado honor. Sí, hay disputas, algunas veces se pelean por el mismo territorio y por lo general son despiadados. Pero dentro de ese caos, en sus frecuentes peleas reina el orden y el respeto. Y quizás es precisamente eso lo que me hace dudar. Tampoco en la policía son todos trigo limpio. Además, soy un niño de la calle. Mi madre quería que huyésemos con ella de Hong Kong y de sus problemas. Pero no era una buena idea, porque los problemas siempre nos seguirían.

Suena el teléfono, es Amanda, esa chica tan guapa que conocí ya hace algún tiempo cuando ella buscaba un guía. A una chica guapa no se le debe negar nada, ni siquiera en mi situación, en la que es complicado mantener una relación. ¿Qué clase de mujer me conviene? Si se descubre mi identidad la pondría en peligro también a ella. O quizás me delataría. No puedo correr el riesgo de enamorarme, aunque no me falten candidatas.

Pese a todo, decido llevarla conmigo a Victoria Peak. Puede que sea una montaña pequeña, pero es el punto más alto de toda la isla. Además, es la parte más elegante del centro de Hong Kong, y eso que aquí también se encuentra el distrito financiero. Aberdeen y Kennedy Town no son zonas tan de moda, como tampoco lo es el North Point. Esta zona está siempre más animada, no solo por su colorido mercado nocturno, sino por la gente que vive aquí. A pesar de todo, la zona también es algo decadente.

Vaya, ya me estoy emocionando de nuevo. Este es mi Hong Kong, la ciudad a la que quiero tanto. El dependiente del puesto de comida del parque, el ajetreo y el bullicio. La metrópolis es un crisol de culturas. Aquí se reúne todo tipo de gente y la ciudad ha ido creciendo cada vez más y más. Pero a pesar de todo su encanto, hay rincones sucios. Los banqueros se sientan en sus lujosas oficinas y los criminales reinan en los bajos fondos. Este es el verdadero rostro de Hong Kong.

Pero antes de salir con Amanda, tengo que conseguir un coche nuevo. He hecho favores a mucha gente y he ganado mucho dinero; robar coches y sacar a la gente de apuros son negocios rentables. La última vez que gasté tanto dinero fue cuando me compré una moto de lo más ostentoso. Esos cacharros son una pasada y la sensación de velocidad cuando conduces es increíble. Pero para Amanda quiero conseguir algo elegante, seguro que un coche deportivo de los caros le atrae más. También podría robar un coche, ahora que soy capaz de hacerlo sin que me pillen. Pero tener coche propio tiene sus ventajas.

De camino a nuestro destino recorremos la ciudad y las interminables autopistas. El trayecto es aburrido y me pierdo con frecuencia, pero cuento con la ayuda de mi GPS y el viaje en coche me brinda la oportunidad perfecta de charlar con Amanda. Cuando llegamos a Victoria Peak, busco la entrada a la zona cerrada y sacamos una foto con mi móvil.

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Cuando me aburro, me apetece salir a la calle y ver qué puedo hacer.

Quizás la razón por la que me gusta pasar tanto tiempo con ella es porque rompe mi rutina. Ahora no todo se limita a pegar y disparar, tomar parte en persecuciones dramáticas, estar en peligro constante o presenciar derramamientos de sangre; ahora puedo desconectar y pasármelo bien. Con Tiffany me pasaba lo mismo y aunque solo fuese una camarera de un bar karaoke, a mí me gustaba ir a cantar. Esos momentos me permitían huir del estrés. Y estar aquí con Amanda, y no en otro lugar trabajando para la tríada o para la poli, es una buena manera olvidarme de las dudas que me acechan.

Después de dejar a Amanda me voy a comprar ropa nueva. Con el atuendo adecuado me siento más fuerte, los muchachos me miran con más respeto y me siento más aceptado en la banda. Puede que me compre un traje para cuando vaya con esos polis estrechos de miras. Todavía les queda alguna cosa que enseñarme, así que aún debo permanecer con los buenos durante algún tiempo.

Bueno, la verdad es que no puedo quejarme de que mi vida sea aburrida. Pero a veces me siento un poco desorientado y no tengo muy claro qué debo hacer. Algún día aprenderé a actuar con discreción... puede que eso explique mi incapacidad de moverme de cobertura en cobertura con facilidad. En su lugar, tengo que recurrir a la acción directa, algo que juega muy negativamente en mi contra en situaciones críticas.

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Ja, ja. Sí, he aprendido unas técnicas de combate impresionantes. Son brutales.

Afortunadamente, se me da bien mantener la calma en situaciones de mucho estrés. Cuando la cosa se pone fea, mi cabeza se queda en pausa. Luego, a cámara lenta, empiezo a repartir golpes, uno tras otro. Incluso cuando no voy armado la gente me tiene miedo. Ja, ja, sí, ahora controlo algunas técnicas de lucha, impactantes pero simples, que me convierten en una auténtica bestia en el cuerpo a cuerpo. Así que no es raro que pille a un tío y lo meta en el sistema de ventilación fácilmente o lo empuje hacia una sierra circular. Al resto les entra el miedo y reculan, lo que me da la oportunidad de relajarme un poco.

Y cuando me aburro, veo qué es lo que la carretera puede ofrecerme. Cuando no tengo nada que hacer, busco algún compañero para poder echar una carrera y hacerle morder el polvo. A pesar de que no siempre se juega limpio, al final siempre gana el más hábil. También me pongo metas para pasar el rato. Por ejemplo, compruebo durante cuánto tiempo puedo conducir de manera segura y sin meterme en problemas. Es divertidísimo, porque, además de ser un impaciente, a veces olvido de que en Hong Kong se conduce por la izquierda.

Da igual qué está bien y qué está mal, tengo mis propios métodos. Y a este Dogeyes ya lo conozco. Este gilipollas no me es ajeno. Si alguna vez le pongo las manos en el cuello, no puedo garantizar que no lo estrangule. Pero los polis son un incordio, yo soy como ellos. Son polis y yo soy... Shen Wei, ¿quién eres realmente? Puede que lo descubra, pero me espero lo peor.

Una historia como esta seguro que no tiene un final feliz. Si algo empieza bien, no tiene por qué acabar de la misma manera. Pero al menos intentaré pasarlo bien hasta que llegue ese final, e intentaré no hablar tanto solo.

09 Gamereactor España
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ANÁLISIS. Autor: Martin Eiser

Esta aventura de acción ambientada en Hong Kong nos hará enfrentarnos a nuestros más bajos instintos. Vente con nosotros a jugar una peli de peleas y acción sin respiro.



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