Análisis de Flatout 4: Total Insanity

Flatout siempre ha sido una auténtica locura y ha tratado de destrucción con altos niveles de octanaje desde dentro de un automóvil de serie antiguo. En esta franquicia, nunca ha habido un juego perfecto, pero siempre fueron buenos, rápidos, atrevidos y, sobre todo, entretenidos. Cuando el estudio Kylotonn (WRC 5) decidió traer la franquicia a la generación actual, pensábamos que nos produciría la misma emoción en 1080p y que sería igual de divertido. Sin embargo y, por desgracia, no es el caso, ya que Flatout 4: Total Insanity es un juego mediocre en el mejor de los casos.

El juego se estructura de la misma manera que los anteriores: hay diferentes tipos de competiciones en las que tienes que ser el primero en llegar a la meta; también contiene varios minijuegos acrobáticos en los que tienes que echar del coche al conductor (por la luna delantera, como Dios manda); y un modo arena muy completo en el que gana el conductor que aguante más tiempo. Cuando empiezas el modo Carrera, puedes elegir entre dos chatarras. Nosotros escogimos un coche viejo y oxidado que se parecía a un Escarabajo, empezando así nuestra campaña.

Flatout 4: Total Insanity es obviamente, como su nombre indica, una absoluta locura sobre cuatro ruedas. Después de exactamente cuatro segundos en la primera carrera, empezaron a salir chispas en uno de los lados de nuestro coche porque nuestros oponentes empezaron a estrellarse contra nosotros como si eso les diese buena suerte. No es un juego que intente ser realista ni seguir las leyes de la física, ni siquiera un poco. Parecía que nuestro coche pesaba diez toneladas al intentar girar, pero cuando nos dieron, parecía que el coche era de cartón. No existe el viejo equilibrio entre derrape, deslizamiento y el peso del coche de los títulos más antiguos. Todo parece aleatorio. No importa cómo lo hagas, siempre dependes de cosas que están fuera de tu control y el coche tiende a acabar de lado con una frecuencia increíble, como si las puertas estuviesen hechas de hierro fundido.

Es muy fácil controlar la mecánica del juego, ya que sólo tienes que acelerar, frenar, girar y utilizar el turbo nitro-boost cuando te aparezca, preferiblemente no en el medio de una esquina (porque si no, chocas y el coche empieza a arder). Puedes aumentar la cantidad de nitro al estrellarte de manera imprudente contra otros conductores o al chocar contra todo lo que aparezca en la carretera. Esto, junto con el uso de atajos, es clave para permanecer en la tier superior. En algunos modos, también puedes utilizar armas y las activas manteniendo pulsado el botón L1 (en la PlayStation 4) y presionando uno de los cuatro botones, cada uno con diferentes armas asignadas, que van desde misiles hasta minas.

La presentación es simple, alegre, pero no particularmente bonita y los gráficos, técnicamente, son un tema muy cuestionable. Es probable que no gane ningún premio, pero al menos va bien y cuando golpeas los objetos de la pista, como por ejemplo los conos, salen disparados tal y como uno se podría imaginar. Sin embargo, nos encontramos con un montón de bugs, incluyendo efectos de agua, objetos colocados en ángulos imposibles y plantas que atraviesan coches. Las texturas también se cargan demasiado tarde en algunos lugares y no habría estado mal que hubiesen pulido todos estos defectos.

En cuanto al audio, puede que no sea a gusto de todos, pero el sonido es bastante bueno, los motores suenan como deberían, al igual que los choques entre los coches, que sin duda habrá muchos (después de todo, ¿quién juega a esto sin estrellarse contra los demás?).

En general, Flatout 4: Total Insanity tiene las bases, pero no hay una profundidad real y la sensación que producen los coches es deficiente. Está bien para partidillas rápidas, y el modo stunt puede funcionar para pasar un buen rato con un par de amigos, pero no ofrece mucho más que eso. Bugbear realizó un trabajo mucho mejor con este tipo de juegos y es una pena que no se haya mantenido en este título.