Análisis de Impact Winter

Impact Winter, lo nuevo de Mojo Bones, cuenta lo que podría pasar si un meteorito impactara con la tierra y comenzada una nueva era de hielo en la que lo peor no son las temperaturas, sino la tormenta de nieve incesante. Ello lo han definido como una aventura RPG de supervivencia, porque lo que te propone es que explorar este mundo destruido y congelado usando una cuadrilla de supervivientes para realizar tareas y encontrar los pocos recursos que queden mientras vas entendiendo más de la situación.

Hay un protagonista y líder del grupo, jacob Solomon, faro de un grupo de resistentes que han encontrado cobijo en una iglesia. Aunque todo pinta muy negro, tienen un rayo de esperanza porque su robot Ako-Light ha percibido una señal y asegura que puede que alguien consiga rescartarles. Tienen que esperar 30 días, 720 largas horas en las que debes hacerte cargo de toda esa gente y conseguir que lleguen hasta el final. Pero hay muchos peligros, no solo el hambre y el frío, esperando ahí fuera. Y también dentro, ya que la salud mental ha sido introducida como variable: si los compañeros están insatisfechos pueden caer en depresión o pelearse entre sí. Si alguien se enfada trabaja más despacio o incluso se aparta del grupo, por lo que sus habilidades quedan anuladas hasta que se reintegre.

El trabajo en equipo en clave en Impact Winter, lo que más bien significa sacar aprovechar las capacidades que tiene cada uno de los personajes y cómo pueden sacar partido de distintas forma a los materiales para crear cosas. Blane era uno de esos a los que llamaban loco por creer en el fin del mundo, un doomsday prepper, así que sabe hacer trampas. Hay quien cocina mejor, quién repara el robot o quien es capaz de sacar más partido a los recursos.

La evolución de esta pequeña sociedad es una parte central de la jugabilidad, que por momentos se convierte en un Sims con múltiples arcos argumentales cruzados. Todos se cruzan gracias a Ako-Light, que va subiendo de nivel a medida que se encuentran puntos de interés, se mantiene la moral y se completan misiones. Subir de nivel permite acceder a más roles para el equipo, aunque eso no siempre tiene un resultado positivo. Por ejemplo, existe la prevención de riesgos en el trabajo, pero eso provoca que se tarde más en construir. Hay como unos 30 diferentes integrados de una forma tan determinante que prácticamente construyen la personalidad de los personajes. Probando uno u otro y ver los resultados es una de las tareas más entretenidas.

La acción empieza cuando cruzas el portón. En ese momento la cámara pasa a vista desde el aire para que puedas observar más territorio de forma clara. Autopistas atascadas, lagos helados y casas saqueadas conforman el plano superior, pero debajo están las cuevas y los edificios abandonados a los que entrar en busca de algo que echarse a la mochila. Por desgracias, están muy dispersos y hace falta bastante tiempo para ir de una a otra. Además, hay que tener en cuenta la hora del día porque la noche trae más frío y criaturas aterradoras. Existe una opción de viaje rápido, pero los arduos paseos propician descubrir pequeños secretos y encuentros con otros personajes, vendedores o NPC que proponen misiones. Puede resultar aburrido, pero gracias a su ambientación logra transmitir la soledad y la catástrofe.

Sobrevivir en estas condiciones implica acumular la mayor cantidad posible de recursos, pero hay un límite marcado por el tamaño de la mochila. Cuando te pasas, la decisión sobre qué coger y qué soltar se convierte en algo personal, sobre todo porque hay misiones en las que una parte está ocupada por lo que hace falta para completarla. Como líder del grupo, en la piel de Jacob, vas a tener que decidir en más de una ocasión qué está bien y qué está mal, quién tiene razón y cuánto vale cada ítem. Una vez más, con la amenaza de hacer enfadar a alguien.

El estudio visual de Impact Winter tiene la raíz en la animación cruda, como The Witness o Firewatch. La sensación es especialmente buena en los espacios exteriores, cuando los personajes son reducidos a una expresión menor y la hostilidad del mundo se manifiesta con diferentes efectos visuales y de sonido. Pero su sensacional banda sonora no atemoriza, al contrario, se yuxtapone al apocalipsis que se cierne sobre la humanidad para invitarte a pensar en ti. El trabajo artístico y sonoro se encuentra rápidamente de una forma irónicamente hermosa.

Si Jaco muere antes de que pasen los 30 días, se acabó. Tienes que volver a empezar, sin segundas oportunidades o puntos de guardado a los que agarrarse. Aunque parezca una crueldad no es tan malo porque cada partida se desarrolla de una forma distinta, pero al mismo tiempo te sientes más cómodo en el medio y más preparado para sobrevivir, como en un roguelike. Lo que sí podrían haber hecho era incluir un segundo slot de guardado para crearte dos versiones cuando afrontar una situación larga y difícil y tienes que tomar decisiones de las que puedes arrepentirte. Al final, lo que queda es el presente, el momento único que vas a vivir en función de las decisiones que vas tomando sobre la marcha y la parte del mapa que decides explorar en cada nuevo intento.

Mojo Bones ha encontrado una mezcla inquietante entre supervivencia, RPG y simulación social que además es capaz de adaptarse a tus decisiones sin hacerte sentir engañado. Se apoya en un gran trabajo técnico, que consigue transmitir lo que busca sin alardes, solo con destellos, aunque le fallan los tiempos de carga, que reprimen las ganas de explorar. Con todo, Impact Winter es una experiencia que se disfruta una y otra vez, con mucha personalidad.