Análisis de Super Pokémon Rumble

La franquicia multimillonaria de juegos Pokémon siempre ha sido explotada con diversos spin-off, más allá de la serie principal de éxitos RPG. Vienen a la cabeza juegos "anormales" como Pokémon Snap, Pokémon Battle Revolution o el inédito Pokémon Trading Card Game, lanzado únicamente en Japón para Game Boy. Todos estos títulos, pese a su rareza, tenían algo en común: los pequeños monstruitos que los protagonizaban eran los de toda la vida, los "normales".

Pero hay una excepción: Pokémon Rumble, lanzado hace un par de años para la plataforma digital WiiWare de Wii, que introdujo unos Pokémon muy diferentes a los que estamos acostumbrados. Eran muñecos mecánicos, parecidos a los de la serie clásica, pero en forma de juguete, y se enfrentaban entre sí en escuetos niveles, en lo que podríamos definir como un sencillo action-RPG. No hay historia, no hay exploración, no hay que hacerse con todos. Sólo acción pura y dura y un pelín de coleccionismo.

Este concepto, muy simple, se ha llevado al nuevo Super Pokémon Rumble de Nintendo 3DS, con las mejoras necesarias para justificar el lanzamiento en caja. En primer lugar, se explica mejor esta idea de "Pokémon de juguete" a través de un vídeo introductorio: los Mii pasean por una tienda de juguetes en busca de un pequeño amiguete para coleccionar. Ahí aparece el tuyo, y le da cuerda a un Pikachu...

El Pokémon de juguete, como el Pokémon viviente de los otros juegos, se puede utilizar para luchar en pequeñas arenas llamadas Battle Royale. Para acceder, sin embargo, todos los Pokémon tienen que alistar a unos cuantos coleguillas y para eso lo único que queda es... ¡liarse a mamporros!

Al principio, sólo dispones de la versión de juguete de Pikachu, que da sus primeros pasos en un nivel con unos cuantos enemigos a derrotar. Con sólo pulsar un botón, comenzará a repartir jarabe de palo entre los adversarios, que una vez derrotados pueden convertirse en monedas o en Pokémon coleccionables para sumar a tus filas. Los Pokémon obtenidos pueden entrar en batalla pulsando otro botón, lo que permite aprovechar la creciente lista de juguetes recogidos según la situación o el tipo de rival.

Por lo tanto, luchando se consigue dinero y nuevos Pokémon, dos elementos necesarios para aprender nuevos movimientos y para ampliar el propio batallón. A medida que progresas, el juego te va ofreciendo amigos más y más fuertes, capaces de llevar al jugador a participar en el Battle Royale por primera vez. Aquí el juego deja temporalmente su estructura en capas para transformarse en una arena de deathmatch (endulzada, claro está, aquí no hay violencia).

En la arena hay decenas de Pokémon de juguete, atacándose entre sí indiscriminadamente. El jugador puede permanecer al margen y esperar a que caiga algún rival, pero la acción frenética le llamará a saltar a la palestra. Por otra parte, el resultado final se determina en base al tiempo que necesita para superar la arena: es una buena idea mantenerse en el centro del combate, procurando no caer derrotado. En las arenas sólo contamos con tres juguetes, y no se pueden cambiar hasta la derrota. Por lo tanto, hay que dar con la mejor estrategia para sobrevivir a los escenarios más exigentes.

Hacia el final de la batalla, aparecen algunos Pokémon más fuertes (y con más cuerda) a modo de jefe final, que hay que derribar para pasar de nivel. Por desgracia, aquí no se puede alistar a nadie, pero haciendo KO a dos o más de los poderosos se obtiene un bono de monedas bastante suculento, para invertir en otras mejoras.

Además, en la modalidad Battle Royale se puede comenzar un reto especial de equipo y una divertida variación llamada Choque, que requiere que el jugador presione el botón y gire el circle pad a toda velocidad con el fin de aplastar al adversario con un batallón entero de Pokémon.

Después de acumular un buen saco de monedas durante los niveles y retos especiales, puedes potenciar tus Pokémon en una ciudad que hace de hub de juego, y desde la cual se pueden curar (¿o deberíamos decir "arreglar"?) los juguetes, así como activar algunas funciones interesantes. Éstas incluyen el modo multijugador (local) y el StreetPass, una función para intercambiar automáticamente la información y los desafíos con otros jugadores que te cruces.

En general, Super Pokémon Rumble es un juego divertido, pero como pasa con todos los spin-off de la serie, tiene poco que ver con los auténticos. Nintendo siempre suele tener mucho cuidado con sus títulos, pero en esta ocasión parece que falta algo más de contenido. Si tienes las expectativas de un verdadero juego de Pokémon en 3D puestas en este juego, te verás profundamente decepcionado. Eso sí, si lo que buscas es que tus queridos muñecos se peleen con todo lo que se mueva sin pensar mucho más, quizás sea una buena opción. Dale cuerda y al lío.