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Metal Gear Rising: Revengeance

Análisis de Metal Gear Rising: Revengeance

La historia de Rising es violenta. Originalmente un misterioso prototipo para un nuevo juego de Metal Gear, anunciado a bombo y platillo (y con gran confusión) por el padre de la serie Hideo Kojima, el proyecto desapareció de los radares.

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Cuando todo el mundo pensaba que seguía en desarrollo, la verdadera historia entre bastidores era que en realidad lo habían desechado, pues el largo ciclo de desarrollo lo había llevado a un punto muerto en cuanto a dirección y estilo.

Ahí entra Platinum Games, estudio más conocido por juegos de acción, sangre y máxima adrenalina como Bayonetta y Vanquish, al que dejaron la parte que seguía en desarrollo. ¿Su misión? Reconstruir el juego. Volver a interpretar al soldado cibernético Raiden para crear algo nuevo. La cosa cuajó y poco después re-anunciaron Rising, un juego entre dos tierras, entre dos disciplinas diferentes. La pregunta entonces se convirtió en: ¿podría el nuevo Rising respetar tanto la serie de sigilo de la que parte como las aventuras a toda velocidad que se esperan de su nuevo estudio encargado?

Metal Gear Rising: Revengeance

Metal Gear Rising: Revengeance, por ponerle el nombre completo, es definitivamente una visión nada convencional de una serie cuyo sistema de juego suele aconsejar al usuario mantenerse escondido, colarse sin ser visto. Pero esto ya no es así con Raiden. El reverberante guerrero cyborg prefiere jugar de cerca, cara a cara, tratar las cosas de tú a tú. Es un experto en plantarse en el centro de la trifulca y luego encadenar ataques en todas direcciones para derribar lo que haga falta, desde soldados hasta Metal Gears. Los fans de la franquicia hasta ahora podrían pensar que su querida serie está pasando por una crisis de identidad. Cuando vean la batalla contra el jefe que hace de apertura, cuando Raiden se sube corriendo a un Metal Gear Ray y lo lanza contra un bloque de edificios, se frotarán los ojos. Esto es Platinum puro y duro.

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La historia recuerda el clásico guión de un Metal Gear Solid, pero como en una versión simplificada. Por ningún lado aparecen los geniales gestos políticos y morales, ahora sustituidos por una singular dirección hacia la acción pura. El juego gira en torno al asunto de luchar como único medio para realizar el potencial total de una vida, pero nunca se compromete del todo con la narrativa. Este tipo de superficialidad cae bien sobre el protagonista. Aunque el personaje de Raiden tiene mucha menos profundidad que lo que ha demostrado Snake en el pasado, sigue siendo un interesante líder en este juego, y la historia de su evolución y encuentros con otros luchadores futuristas es contundente y eficaz.

Metal Gear Rising: Revengeance

Pero, como decíamos, a Platinum se les conoce por la acción. Y las secuencias de acción de Rising son tan magníficamente salvajes como cualquier otra gran producción del estudio; prepara tu mandíbula para quedarte boquiabierto y tu cuerpo para sentir los subidones de adrenalina. El juego despliega escandalosas secuencias de combate, pero hay mucha profundidad en el sistema, y dominar las estrategias de combate con espada es algo crucial para sobrevivir... y disfrutar.

Como con Bayonetta, o más recientemente DMC, todo consiste en aprender los combos y la mecánica que hace de adhesivo para unirlos. En Rising, el sistema de juego está diseñado alrededor de "Zan-Datsu", lo que significa "pega un tajo y extrae". Si bien te centrarás principalmente en las prácticas hack 'n slash y las cadenas de combos, una opción de Modo Katana activa la cámara lenta y, de la forma más brutal, cínica y explícita, puedes elegir el ángulo de corte por el que quieres trocear a tus enemigos en pedacitos. Luce tan espectacular, que jurarías que estás viendo una demostración técnica. Si apuntas bien y cortas la parte adecuada, extraerás los centros de energía del enemigo para recuperar salud.

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Y esto es solo la punta del iceberg de este complejo sistema de combate. Están los combos tradicionales, el desbloqueo y mejora de armas, un sistema de 'parry' (detención) que te olbligará a sincronizar las paradas contra los ataques enemigos de forma precisa para evitar un daño letal y, a la vez, exponer su defensa a tus contraataques. Entre combate y combate, Raiden navega por el decorado con la facilidad mantén-el-botón de un Assassin's Creed, pero estos momentos son breves, pues el juego vuelve rápidamente a la técnica de espada.

Metal Gear Rising: Revengeance

Aun así, pese a todo el placer derivado de un juego de peleas tan bien diseñado, hay un problema que afecta a la diversión, y es el comportamiento de la cámara. Te verás acorralado constantemente desde todos los ángulos, y que la vista esté fijada a tu espalda significa que deberás tener en cuenta posibles 'paneos' de cámara durante el combate, de modo que no podrás reaccionar tan rápido como quisieras. También ocurre que esos momentos en los que podrías colarte entre los enemigos se convierten en misión imposible, pues las pasarás canutas para mantener todo el campo de batalla dentro de tu campo de visión.

Por lo tanto resulta un juego que se queda algo corto respecto a las expectativas en ambos terrenos (fidelidad a la serie y a Platinum), pero suficientemente contundente como para sacar su pecho de cyborg a relucir. En cuanto dejes esas expectativas a un lado, descubrirás un videojuego de acción de sobra competente, que sigue mereciendo tu dinero y tu tiempo. Aunque un poco más si eres fan de Platinum Games.

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07 Gamereactor España
7 / 10
+
Profundo sistema de combate, gráficos con un detalle asombroso, poderosos villanos.
-
No consigue estar a la altura del nombre de la serie, musicalmente desigual, una lección de acción cerrada de miras en todos los sentidos.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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