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Análisis de Outlast

Nuestro nuevo vecino portugués Ricardo ha sobrevivido al terror de Outlast. ¿Es un juego de miedo o terrible?

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El género se ha ido transformando en la última generación de consolas, con el concepto clásico del 'survival horror' acercándose mucho más a la acción. Los pocos juegos que todavía intentan agarrarse al concepto original se pueden contar con los dedos de una mano, y casi todos nacieron como apuestas de proyectos independientes.

Outlast es uno de esos juegos, salido de las mentes trastornadas del estudio Red Barrels. Aquí no encontrarás enormes monstruos o espectaculares secuencias de acción, ni los valores de producción de un taquillazo del verano. No, en lugar de eso encontrarás una experiencia extremadamente íntima, con un concepto valiente y momentos de miedo bastante auténticos.

El protagonista es Miles Upshur Outlast, un periodista que decide investigar qué salió mal en un manicomio americano. Todo el juego se ve desde la primera persona, pero no es un shooter. Miles no cuenta con ningún arma en el juego. El único accesorio que puede aprovechar es su videocámara, equipada con visión nocturna y esencial para sobrevivir a esta pesadilla.

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Los jugadores pueden sacar la cámara ne cualquier momento; lo único que cambia frente a la visión normal es la cantidad de elementos presentes en pantalla, como la batería que queda y otros indicadores similares. Y sacar la cámara no es una acción que imponga penalizaciones ni que afecte al movimiento de Miles. Sólo deberás prestar atención cuando la visión nocturna está activa, pues ahí sí que se vaciará la batería.

Outlast es un juego oscuro. Muy oscuro. Por lo tanto, la cámara de visión nocturna es de particular importancia. El efecto visual empleado para recrear este modo es fantástico, aparte de capaz de generar situaciones aterradoras. La película española [REC] (recomendación personal del que escribe) parece haber sido una obvia fuente de inspiración, no sólo para efecto visual, sino también para el comportamiento de los enemigos.

Tampoco es un agobio el tema de la batería si usas mucho la visión nocturna. Por suerte, puedes llevar hasta 10 baterías adicionales, recogidas según avanzas por el juego. Nunca nos quedamos sin batería en nuestras partidas, lo que indica que si tienes cuidado y no malgastas la visión nocturna cuando no hace falta, no deberías tener ningún problema.

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Luego, Outlast es un 'survival horror' en el verdadero sentido del concepto. Es un juego de terror en el que el objetivo es únicamente sobrevivir. Cuando te cruzas con un enemigo tienes dos opciones: actuar de forma sigilosa e intentar evitar el contacto o, si te pilla, salir corriendo para salvar la vida e intentar engañar a tu perseguidor.

La primera parte funciona bien. Es como jugar a un escondite mucho más serio, en el que puedes usar camas, taquillas y otras coberturas más habituales para mantenerte fuera de la vista de los enemigos. La segunda parte, cuando te ven, no funciona tan bien. Aquí Outlast se convierte más bien en un pilla-pilla. Básicamente tienes que dejar atrás al enemigo e intentar volver a esconderte, pero esta práctica presenta algunos problemas.

Advertimos que Red Barrels ha intentado crear una experiencia que dé mucho miedo haciendo que Miles sea extremadamente vulnerable, pero al final resulta frustrante no poder luchar por tu vida. La mayoría de los enemigos son humanos, horriblemente desfigurados y mutilados, pero humanos. Miles podría intentar defenderse perfectamente con un trozo de tubería o una barreta, pero que no tenga opción resulta un poco desconcertante.

El otro problema tiene que ver con la inteligencia artificial. Para empezar, es lenta. Como la única respuesta posible del jugador ante ser descubierto es salir corriendo, Red Barrels ha hecho unos enemigos exageradamente lentos. Tiran la toalla demasiado pronto. Imagina correr hasta terminar en una sala que hace de callejón sin salida, cerrando la puerta al entrar y escondiéndote. El enemigo aparecerá al rato, entrará, echará un vistazo, quizá abrirá algún armario aleatorio (que puede o no ser en el que estás) y, si no te ve, abandona y asume que no hay nadie ahí, cuando está claro por la configuración del nivel que deberías estar ahí.

Outlast

Outlast también cuenta con unas cuantas situaciones bajo guión que dan bastante miedo, no tanto a nivel psicológico, sino a nivel de 'shock' o impacto repentino. Es el truco más viejo del manual, pero cuando se sabe usar bien -como aquí- sigue siendo enormemente efectivo. Y luego hay otro temor añadido, generado por las situaciones de confrontación con el enemigo, pero aquí la tensión comienza a disparse cuando te acuerdas de lo floja que es la IA.

El juego no es especialmente largo -quizá unas cinco horas- pero es la duración adecuada considerando las mecánicas y el concepto en cuestión. Hay documentos escondidos para recoger y también unas cuantas notas que se desbloquean al presenciar ciertos sucesos con la cámara activa. Dos coleccionables, podrían llamarse, empleados para contar la historia del manicomio y del juego.

Outlast no aprovecha los valores de producción de otros juegos del género, pero aun así puede presumir de unos gráficos decentes. El sistema de juego está algo limitado sin ninguna progresión de personaje o acciones in-game, y la IA casi rompe el concepto. Sin embargo, es uno de los últimos juegos capaz de dar miedo de verdad y merece los 19 euros que cuesta de salida en Steam. Ya sea la versión de ordenador ya disponible o quizá incluso la futura adaptación a PS4, Outlast debería estar en la lista de "por jugar" de los fans del género 'survival horror' más auténtico.

Outlast
07 Gamereactor España
7 / 10
+
Sustos auténticos. Modo visión nocturna atmosférico. Gráficos decentes.
-
IA simple y predecible. No puedes defenderte. Se hace un poco corto.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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