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Star Wars: The Old Republic

Análisis de Star Wars: The Old Republic

El universo cuyo Big Bang se escuchó en toda la ciencia ficción en 1977 parecía perfectamente infinito, pese a nuestra creencia de haber visitado cada rincón y jugado todas las historias que ofrecía durante cuarenta años.

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Y aun así, después de las infinitas 'precuelas', novelas, 'fan fictions', series animadas... pocas experiencias le llegaron a la suela del zapato a la narrativa llena de giros, de luz y oscuridad, de pasión y traición de la 'Holy Trilogy' de películas originales. Los Caballeros de la Antigua República era una de ellas: sus múltiples ramas en la historia y la calidad del guión significaron la primera entrada de Bioware en la franquicia, y parecía 'toserle' hasta al tío Lucas.

Pero el estudio decidió abandonar Star Wars para dejar su propia marca en el género en la forma de Mass Effect. Desde entonces, se escuchaba que en segundo plano trabajaban en algo, y que ese algo podría ser su primer paso en territorio MMO. De vuelta a la galaxia de Star Wars. De vuelta al pasado, continuando la línea argumental de la Antigua República.

Parecía demasiado bueno para ser verdad, incluso cuando el rumor se convirtió en algo tangible. Incluso cuando aquel primer y brillante tráiler cinematográfico volaba por los aires la trilogía de 'precuelas', con la fuerza y precisión explosiva de un disparo certero en un reactor exhausto, el escepticismo luchaba con la expectación por descubrir si Bioware podría dar en el clavo con su primer RPG online.

¿Os suena de algo?

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Star Wars: The Old Republic

Durante los primeros veinte minutos dentro de lo que es realmente Star Wars: The Old Republic, la decepción gana la partida. La creación de personajes y los primeros pasitos por el nuevo mundo no evocan nada como mi iniciación a Warcraft. El planeta, Tython, parece demasiado limitado, y bastante anticuado en comparación.

Veinte minutos. Entonces la historia me atrapa tanto que soy incapaz de pensar en otra cosa. Una actuación vocal fantástica consigue adelantar perfectamente lo que va a pasar a cada momento. Un Maestro Jedi me informa de que mi prueba final no es posible, por lo que debo echar una mano a otro grupo de aprendices Jedi que están sufriendo un ataque, porque mi preparación es más que suficiente para afrontar la amenaza.

Visualmente este Star Wars se asemeja de forma maravillosa a las novelas gráficas, mientras que el soberbio sistema de diálogos hace que cualquier juego de rol online anterior parezca primitivo en comparación. Añade una historia cautivadora y un esquema de control tan incrustado en la columna del género que puedes cincunnavegar lo básico y ponerte directamente con el aprendizaje de nuevas clases.

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Existe un dicho antiguo que no es un chiste. "No hay un juego malo de Star Wars". El universo, las influencias, dotan a cualquier título de un poder de credibilidad, de inmersión, que no se puede encontrar en otra franquicia. The Old Republic dibuja sus fundamentos, su energía, sobre pensamientos y sueños grabados en nuestra consciencia desde hace cuarenta años.

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Pues me interesa sinceramente cuando mi Caballero Jedi debe decidir unirse al grupo... o asesinar a los anteriores aprendices de mi maestro que se han apuntado al Lado Oscuro, más aún cuando la razón del abandono es tan patética. Que si la Orden Jedi es arcaica, que si necesita sangre nueva. Una necesidad subrayada por los eventos que presencié en misiones anteriores.

Tengo que debatir con mi moralidad constantemente. ¿A quién me uno? ¿Quiero seguir ciegamente a mis éticas Jedi o daré forma al universo según mis propias visiones? ¿Significará eso perder mi compañía?

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Como estoy en un grupo, la conversación se pone más y más interesante. Como en la vida real, nuestras decisiones son distintas entre sí, y como el sistema de diálogo al estilo Mass Effect compila y anuncia nuestra respuesta unitaria, no queda siempre muy claro si mi opinión personal será relevante. Por lo tanto, es importante escoger con cuidado los aliados, en lugar de fijarse únicamente en los que cuentan con el mejor equipamiento para el trabajo.

Y mientras mi Caballero Jedi continúa su viaje a través del mundo y fuera de él, va quedando clara la enorme escala de The Old Republic. La siguiente parada, Coruscant, es considerablemente mayor en tamaño y diversidad, por lo que pronto me pierdo entre callejones, palacios, coches, vendedores, clientes... y elecciones.

Decido centrarme en el desarrollo de mi personaje en lugar de ayudar a los que necesitan ayuda Jedi en tiempos difíciles, y aquí debo comprometerme con mi primera elección real en el sistema de asignación de clases. ¿Guardian, que resiste al daño, o Sentinel, con dos sables de luz y centrado en repartir más que en recibir?

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En vez de darle demasiadas vueltas, me dejo llevar por el instinto. Centinela, eso es. Atravesar las oleadas de enemigos a base de tajos con dos sables es una imagen demasiado buena como para ignorarla.

Con el progreso del Jedi en juego, comienzo otra aventura como Cazarrecompensas (Bounty Hunter), un antídoto directo para las inclinaciones filosóficas del usuario de la Fuerza. Donde una vez sonaron bucles de violín, ahora suenan siniestros riffs de violonchelo, enfatizando la distinción del personaje.

Me esfuerzo por convertirme en el cazarrecompensas más desagradable que existe, con el mismo ímpetu que invertí en desvelar la personalidad del Jedi. Soy temido y notorio, pero aun así defiendo a los débiles e indefensos. El asesino que escribe sus propias leyes, el que dispara antes de preguntar.

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La variedad no se limita a las clases, sino que se extiende hasta el sistema de combate. Los Jedi cargan la Fuerza con los ataques, liberándola como un Caballero Muerto en World of Warcraft. Un cazarrecompensas debe tener un ojo en su blaster, para que no se sobrecaliente.

Esto es sólo la punta del iceberg. Es un placer explorar y aprender las peculiaridades de cada clase según quieras jugar. Si prefieres el lado más oscuro del poder, quizás deberías plantearte el Inquisidor Sith, que puede estrangular a la gente en el aire, volverse invisible o invocar electricidad como el Emperador en El Retorno del Jedi. Si prefieres la fiabilidad de un blaster, también puedes convertirte en un Contrabandista a lo Han Solo, tomando coberturas y pilotando la nave más chula del juego.

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Con tantas clases y contenidos diferentes, se hace difícil comprender cómo ha conseguido Bioware mantener el ritmo con una historia dinámica y continua. Salir del prólogo Jedi ya llevó unas quince horas, que es cuando empieza lo bueno. Equipáralo a las numerosas misiones secundarias y tendrás un montón de cosas que hacer durante los primeros meses del año. Y en primavera, y en verano... y hasta invierno, otra vez.

Es impresionante lo bien que ha integrado el estudio todos los elementos que convierten a la serie en una obra maestra.

La música es conmovedora y a la vez bellísima, mientras que las distintas razas hablan su propio idioma alienígena de tal forma que creerías que Bioware ha grabado actores hablando esos lenguajes, como si fueran reales. Pero también han mirado qué querían realmente los jugadores para aportar la sustancia: no hay Gungans (al menos, no hasta ahora), la nave del contrabandista es tan chula como el Halcón Milenario e incluso puedes encontrar tantos diseños de sable láser como desees a lo ancho y largo de la galaxia.

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Quizás el aspecto que más contribuyó a que Star Wars: Caballeros de la Antigua República funcionara tan bien fue que realmente parecía que eras uno de los pocos jedis en el sistema solar dispuesto a viajar por ahí y ayudar a la gente que lo necesitara. Mi mayor preocupación inicial sobre la decisión de Bioware de llevar la serie a terreno online fue que esa ilusión se perdiera al compartir el papel de héroe con cientos de jugadores distintos a la vez.

Pues no es para tanto: los demás jugadores brillan por su ausencia, y las contadas ocasiones en las que cruzamos nuestros caminos se asemejan a cuando te cruzas con un extraño en la calle, algo mucho menos intrusivo de lo que cabría esperar. Por supuesto, como pasa con muchos MMO, los enemigos no se materializarán si alguien ha pasado por ahí recientemente.

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Aun así, adviertes la presencia de los demás habitantes de la galaxia mediante las ventanas de chat. Que cualquiera pueda escribir aquí significa que hay posibilidades de leer accidentalmente un spoiler. Merece la pena avisar.

El estilo cómic que ha empleado Bioware en el apartado visual funciona a favor del estilo: buscar el realismo podría haber lisiado el potencial que ofrece el juego y el estilo favorece el sistema de clases, consiguiendo desarrollar exitosamente las características en diseño y lenguaje corporal. Es un problema que anteriormente complicaba distinguir quién era quién, de no ser por los nombres que aparecen encima de los personajes, en juegos como WoW.

Hablando una vez más del MMO de Blizzard, pues las comparaciones son inevitables, Star Wars: The Old Republic presenta una curva de dificultad relativamente inexorable, como si Bioware esperara que todos los jugadores hubieran probado ya el rol de Blizzard y sólo necesitaran una introducción a las cosas más específicas, en lugar de enseñar los conceptos generales.

Star Wars: The Old Republic

Es algo que probablemente resultará contraintuitivo cuando los fans de Star Wars primerizos en el género comiencen a frustrarse como resultado de esta decisión. Como veterano del género es fácil pasar de los tutoriales, pero los principiantes deberían recibir toda la ayuda necesaria: aunque el nicho esté en la elaborada historia, los conceptos y los estilos de juego deberían entenderse y asimilarse.

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El producto final del esfuerzo de Bioware no se queda en la simple copia de los mejores títulos del género, algo que hay que reconocer y agradecer. Habría picado con un tráiler ingenioso y la típica copia a lo Warcraft del entorno Star Wars. La gente lo habría comprado, yo incluido.

Pero en lugar de eso, como prometieron, han añadido una dimensión que siempre se echaba de menos, creando un juego que no sólo enmascara las tareas tontas que propone una historia, sino que sabe implicar al jugador en las elecciones morales y en un diálogo que parece auténtico.

En momentos de sueños y fantasía solía debatir las posibilidades que podría ofrecer un universo Star Wars compartido con otros fans. Formar parte de esta galaxia muy, muy lejana. Pilotar speeders, tener tu propio Wookie. Ahora es todo posible gracias a Star Wars: The Old Republic.

09 Gamereactor España
9 / 10
+
Una locura de contenido. Música brillante. Realmente adictivo. Historia cautivadora.
-
Curva de dificultad sin piedad.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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