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Ryse: Son of Rome

Análisis de Ryse: Son of Rome

Traición, venganza, sangriento asesinato. Bienvenido a la impresionante interpretación de Crytek de Roma. Al menos visualmente...

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Ryse: Son of Rome es un videojuego basado en dos claros pilares: quick time events (o QTE, combinaciones rápidas de botones en base a mensajes en pantalla) y masacre gratuita. Los jugadores se meten en la piel de Marius Titus, un centurión de la catorceava legión romana, y con él luchan por el camino de una historia lineal repleta de escaramuzas bárbaras, desmembramientos y gargantas rajadas.

Es increíblemente violento, y tiene un aspecto visual despampanante. El nivel de fidelidad y detalle que ha sido capaz de alcanzar Crytek en los gráficos de este hack 'n slash exclusivo de Xbox One no puede ser sino admirado. La armadura de Marius reluce en su espalda, sus enemigos gesticulan cuando les arranca los miembros, los efectos de partículas saltan por los aires, los escenarios son espléndidos, las animaciones faciales del personaje de primera clase, la puesta en escena del drama magnífico. Esto es entretenimiento palomitero. Si tuviera palomitas entre manos en lugar de un mando de juego, me habría comido tres o cuatro cubos durante la campaña de 7 u 8 horas.

La ambientación es seductora. ¿Hay algún período de la historia tan cautivador y fascinante como el de la Antigua Roma? No lo creo. Es un rico tapiz de historias y mitología, rebosante de figuras icónicas históricas y atractivos relatos de guerra, romance, honor y traición. Antes de meter el disco en la consola estaba deseando realizar este viaje al pasado, espada en mano para abrirme paso a tajos por uno de mis períodos favoritos de la humanidad.

Arranca bastante prometedor. Estamos en Roma, Nerón anda por ahí (el emperador que al parecer tuvo algo que ver con cierta 'lumbre' en la ciudad), los bárbaros atacan y entonces nos presentan un esquema de control que nos acompañará durante toda la duración de la campaña. 'A' es el bloqueo defensivo, usado para rechazar golpes entrantes y por tanto propiciar los contraataques. 'Y' es un golpe con el escudo, ideal para abrir las defensas de los enemigos y dejarlos expuestos al letal filo de tu Gladius. 'X' es el ataque principal con la espada. 'B' hace que Marius intente esquivar el daño, permitiendo un flanqueo rápido y evitando los golpazos más fuertes del rival. El gatillo derecho da comienzo a los viscerales movimientos de ejecución.

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Siempre sabes qué botón pulsar porque Crytek ha coloreado la experiencia para ti. El combate general está algo más abierto a interpretaciones individuales; los enemigos cargan y debes parar sus golpes antes de lanzar tu ofensiva. Lanzar tu escudo contra el careto de un enemigo más defensivo debería abrir su guardia para uno o dos golpes, y una vez has acertado suficientes impactos, uno de dos posibles iconos aparece sobre su cabeza. Una calavera blanca denota que ya ha sufrido suficiente daño y que se puede realizar una ejecución. La calavera roja es igual, pero mucho más fugaz, de modo que hay que iniciar el movimiento de ejecución rápidamente o se pasará la ocasión. Pulsando el gatillo comienza esta ejecución, momento en que los enemigos brillarán en amarillo ('Y') o azul ('X') cambiantes para indicar qué entrada debes pulsar y cuándo. No importa si pulsas los botones correctos o no (ni siquiera si no tocas ninguno), pues tu enemigo ya está muerto. Pero si lo haces correctamente, recibirás una mejor recompensa por tu asesinato y una acción más suave y fluida.

Las recompensas las define el usuario. Designadas a la cruceta digital, puedes obtener una recuperación de salud, un Focus incrementado (estado que ralentiza a los oponentes y los deja vulnerables a ataques rápidos), experiencia adicional para invertir en subir de nivel o un subidón de daño. Es un sistema elegante, que invita a los jugadores a analizar la situación actual y asignar los puntos de ejecución en consecuencia. Si vas bien de vida pero no tienes Focus, puedes subir esa habilidad. Si tienes de ambas, quizá te interese subir la cantidad de experiencia que recibes por matar, o el daño que infliges.

Es cierto que las peleas son bastante divertidas al principio. El sistema de combate por QTE está más centrado que un simple aporreo de botones, y la muerte sigue a una falta de coordinación cuando te enfrentas a un grupo de rivales. Los controles responden bien, por lo que si atacas a un enemigo enfrente tuya y otro viene por la espalda, tirando del stick hacia atrás y pulsando 'A' mandas el escudo de Marius hacia atrás a toda velocidad, repeles el golpe y te posicionas para enfrentar la nueva amenaza. Crytek ha hecho un buen trabajo creando un sistema cómodo y que responde de forma fiable. El único problema es que nunca evoluciona más allá de esa promesa inicial.

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Mientras avanzas por los ocho capítulos de la campaña en solitario de Ryse, te vas encontrando con una sucesión de situaciones y escenarios en los que te enfrentas a pequeños grupos de enemigos en espacios reducidos, y cada pelea se parece bastante a la anterior. Los tipos de enemigos varían un poco, eso es verdad, pero incluso entonces las tácticas que empleas para derrotarlos no se alejan mucho de un patrón de esquivar, repeler, bloquear, rajar. Tampoco ayuda que, pese a que el juego está recreado a la perfección en casi todos sus aspectos, los enemigos a los que te enfrentas tienen una pinta siniestramente parecida. Parece que están probando algún tipo de antiguo experimento de clonación en este juego, y como los combates resultan tan familiares, algo más de variedad en las 'skins' de los enemigos habría venido muy bien.

Las batallas contra jefes son un poco mejores. Pronto queda claro que la forma más rápida y segura de alcanzar la victoria es rodando un montón alrededor de tu enemigo(s), golpeándolos con ataques rápidos por la espalda antes de que tengan opción de recolocarse y volverse a por ti. Es obvio que es así como los han diseñado, porque da igual lo lejos que esté tu enemigo: una vez han gastado su ataque pesado (sabes que viene porque brilla en rojo para invitarte a rodar), siempre se quedan ahí el tiempo suficiente como para que entres y conectes uno o dos ataques. Lo que podía haber terminado como unas interesantes batallas contra jefes al final se queda en Marius rodando y rodando como Sonic, mientras va mordisqueando las barras de salud de los enemigos.

Existen otras cuantas mecánicas que rompen el ritmo. En ocasiones tienes que unirte a tus hombres en formación tortuga (un muro de escudos) y cubrirte de las flechas enemigas, mientras que en otros puntos debes dar órdenes a los soldados bajo tu mando y defender ciertas posiciones estratégicas. Esto se puede hacer de una de dos formas. Puedes optar por mantener 'LB' hasta que se agota un pequeño contador, o usar Kinect y dar una voz con la orden cuando te dejan. El micrófono funcionó muy bien durante mis partidas, y de hecho no creo que hubo una sola vez en la que no entendiera mi grito. También puedes coger lanzas (Pilum), apuntando con el gatillo izquierdo y lanzando con el derecho con tu mejor estilo olímpico. Finalmente está el Scorpio, una gigantesca ballesta semi-automática que emplearás de vez en cuando para repeler oleadas de enemigos con llameantes proyectiles de la muerte (y ojo, con barriles explosivos que parpadean en rojo, extrañamente muy a mano para destruir).

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Cuando no estás luchando, estás mejorando tus habilidades. La campaña en sí sólo lleva unas cuantas horas, de modo que estás constantemente poniendo al día tus posibilidades entre misiones. Hay dos formas de mejorar a Marius. La primera, sus habilidades: salud, Focus, ganancia y combate. Aparte de esto puedes desbloquear nuevas ejecuciones para ponerle más sabor a tu matanza. Hay una decente selección de animaciones, incluyendo algunas ejecuciones dobles geniales, pero incluso con la variedad de la oferta, pronto se te repetirán.

Las escenas de corte que van contando la historia son de la máxima calidad visual (hay una en particular que emplea un distintivo estilo artístico y que es todo un destacado del juego). La actuación es decente en líneas generales, con buenas capturas de actuación y movimientos de los actores del reparto en los papeles principales. Es una pena por lo tanto que la historia que cuentan los intérpretes en estas bien ejecutadas 'cutscenes' no haya por dónde cogerla. No quiero entrar en detalles para evitar 'spoilers' a los que quieran vivirla en su nueva consola, pero baste decir que no es precisamente precisa en su recreación del pasado. Coge un poco de aquí, otro elemento de la historia de allá... y luego hace un amasijo para un relato que tiene tanto de cliché como de ridículo. También está bastante claro que Ryse tiene muchas ganas de ser o parecerse al Gladiator de Ridley Scott, de modo que constantemente verás cosas que te recuerdan a esa película. Como mencionaba al principio, me interesa particularmente este período de la historia (disfruté como un César analizando Total War: Rome II), y creo que gran parte del público potencial de Ryse compartirá un interés similar. Con la enorme cantidad de sucesos increíbles con los que trabajar, no entiendo por qué sintieron la necesidad de cambiar tanto la historia. La carnicería que hacen de la historia se parece a la que hacen con tantas extremidades de los bárbaros: constante y sin piedad.

Cuando terminas con la campaña, te esperan unos modos multijugador, incluyendo batallas en arenas co-op y solo. Echamos unas cuantas rondas al juego en solitario y era cosa bastante estándar, muy similar a lo que experimentas en la campaña. Te enfrentas a oleadas de enemigos en enormes arenas de combate (absolutamente sobrecogedoras en su escala), encadenando combos de bloqueos, golpes y ejecuciones mientras evitas el daño que intentan infligirte un rango de enemigos diferentes. Cuando peleas en el Coliseo, encontrarás una selección de escenarios diferentes que se levantan desde el suelo en plataformas mecánicas, y tu objetivo principal es mantener al público contento, matando con estilo. Fue una distracción que no estuvo mal, pero se parece tanto a ciertas partes de la campaña que no creo que vuelva a la arena con asiduidad. No pudimos probar el juego cooperativo pues nos perdimos la sesión online que preparó Crytek para los analistas, y no había nadie a mano para jugar cuando lo intentamos más adelante, pero nos aventuraremos post-lanzamiento y si jugar codo con codo con otra persona mejora las cosas sobremanera, os lo haremos saber sin falta. Tampoco tenemos muchas esperanzas.

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Finalmente puedes personalizar a tu gladiador con ítemes adquiridos mediante 'booster packs'. Es posible usar créditos in-game ganados en la arena para comprar estos paquetes, comprar objetos aleatorios que podrías o no querer equipar, o comprarlos mediante micro-transacciones con dinero real. Los más caros garantizan objetos más raros y consumibles. Sin embargo, el pack más costoso te pedirá unos 5 euros, y alcanzar ese crédito te llevará un tiempo considerable. También hay disponibles 'skins' para que los gladiadores las lleven en la arena, si lo que prefieres es disfrazarte de algo concreto.

La otra cosa que puedes comprar con el dinero ganado con el sudor de tu frente son aún más ejecuciones para fardar en la campaña en solitario. Es un aspecto puramente estético, pero que provoca mucha más división de opiniones que incluir contenido multijugador de pago. En lo que a esto respecta, te recomendamos que dejes la tarjeta de crédito guardada en la cartera, pues liberarás la mayoría de las animaciones de ejecución en tu primera vuelta al juego, y si te gusta tanto el juego como para querer ver todo el contenido, una segunda vuelta no será tanto problema. Con los micro pagos apareciendo en Forza Motorsport 5, Killer Instinct, Crimson Dragon y ahora Ryse, está claro que Microsoft ve esta estrategia como parte esencial del futuro de Xbox One, al menos en cuanto a títulos propios respecta. Dejamos la discusión sobre si tenemos que estar machacando para obtener contenido en títulos en los que ya nos hemos gastado el dinero para otro día.

Sin embargo, las micro-transacciones son el menor de los pecados de Ryse: Son of Rome. El mayor problema aquí es que, aunque el sistema de combate funciona bien y se presenta con un estilo 'gore' que parece adecuado para la temática, no engancha nada más que un rato, a partir del cual te limitas a seguir lo que pasa. No hay suficiente profundidad, y con una vuelta a la campaña ya habrás rajado en trocitos los brazos de suficientes bárbaros idénticos como para decir basta. La historia no convence en ningún momento, regodeándose en la imprecisión histórica y en los estereotipos más gastados (aunque seguro que hay gente a la que esto no le importa lo más mínimo). Sigue luciendo muy chulo, pero es muy tonto. Podría servir de buena publicidad sobre lo que Xbox One es capaz de hacer a nivel técnico y gráfico, pero también será probablemente uno de esos títulos de lanzamiento de los que nadie se acuerda en un par de años.

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05 Gamereactor España
5 / 10
+
Visualmente impresionante, decente uso de los QTE para sistema de combate, historia bien presentada.
-
Combate superficial, uso repetitivo de las 'skins' de los enemigos, ridícula trama hecha con retales.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Mike Holmes

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