Hay muchas preguntas que nos gustaría formular a los desarrolladores de Rambo: The Video Game. Una: ¿en qué estabais pensando? Dos: ¿sabéis lo que significa diversión? Pero la más difícil de responder sería: ¿pero qué narices acabamos de jugar?
Hombre, naturalmente, entendemos de qué va todo esto. Rambo: The Videogame aspira a resumir la trágica historia de John Rambo en un relato cohesivo, más o menos en orden cronológico y sin aprecio aparente por el a menudo infravalorado material original. Parece que los desarrolladores pensaron que la mejor forma de hacerlo era mezclando a partes iguales escenas de corte, secuencias de comandos QTE y shooters sobre raíles. Y si bien los shooter sobre raíles, muy populares en las recreativas de los 90, no son necesariamente algo malo, sí que resultan anticuados. Está bien recuperar viejas mecánicas, pero no puedes limitarte a reciclar ideas viejas y aburridas sin rastro de calidad ni empeño por divertir. Tras la primera hora ya estábamos hartos. Pero aguantamos otras cinco para escribir este análisis y ahorraros el mal rato.
Al principio nos reímos con él, pensando que era una especie de parodia deliberada, pero la terrible calidad del sonido, las ridículas 'cutscenes' y la exagerada cantidad de insoportables combinaciones QTE se convirtieron en la receta perfecta para el juego de nuestras peores pesadillas. Hot Shots: Rambo!, un horrible juego de flash pensado para burlarse de los muchos shooter militares de la época. Nos hicieron gracia las ortopédicas escenas de apertura, soltamos alguna risita con el diseño de audio, pero ya empezamos a reflexionar en silencio con los pobres intentos de imitar las películas. "Es una entretenida parodia de todo lo malo de los juegos licenciados y la industria actual de los videojuegos", quisimos pensar.
Qué forma tan genial de subrayar el estancamiento de la industria, reciclando las peores partes de los shooters de los 90 y colocando sarcásticamente miles de soldados en una aldea que lógicamente sólo podría alojar a una veintena.
Qué ingenioso criticar la falta de ideas frescas en el sector añadiendo una capa inútil de elementos RPG encima de un mediocre sistema de combate, insinuando que al final todo consiste en las mecánicas centrales. Oh, y mira ahí. Están mofándose de los odiados 'quick time events', dedicándoles hasta dos niveles enteritos. Veinte minutos de pulsaciones de botones en el momento concreto, en los que cada fallo resulta en la muerte instantánea y la consecuente continuación desde el 'checkpoint' más reciente. ¡Touché!
Pero, ay, acabamos obligados a darnos cuenta de lo ingenuos que estábamos siendo. Estos desarrolladores no deben tener ni un ápice de creatividad, humor, auto-reflexión crítica o ambición. Poco a poco se nos iba pasando por la cabeza que alguien ha invertido su tiempo desarrollando esta atrocidad jugable. Una extraña revelación. Un grupo de personas ha pasado dos años haciendo lo que únicamente podemos describir como la peor pieza de software que hemos ejecutado jamás. Cierto es que hemos llevado una vida de juego protegida. Hemos mantenido cierta distancia de seguridad respecto a la mayoría de títulos que había que descartar, pero es que esto está más allá de lo abismal.
A diferencia de casi todos los otros juegos cutres, Rambo: The Videogame no deja ninguna sensación de ambición, alma o siquiera tendencia a querer divertir y cautivar. El diseño sonoro es tan prehistórico como el sistema de juego. Una buena porción del diálogo se toma directamente de las películas, pero si tuviéramos que apostar, diríamos que el equipo llegó a hacer un 'streaming' de las pelis y a grabar las frases desde los altavoces de la TV. Algo que encaja perfectamente con el acabado de PlayStation 2 (de bajo nivel) en todo lo demás.
Imagina 3-4 minutos de horribles escenas de corte, seguidas por 5 minutos de QTE y 10 minutos de shooter sobre raíles sin inspiración alguna. Luego imagina la peor versión posible de los tres elementos y repite en bucle durante varias horas, y así te harás una idea de lo que ofrece Rambo: The Video Game. Al final probablemente fuera buena idea eso de poner "The Video Game" al final del título, por si el público podía confundirlo accidentalmente con algún instrumento de tortura moderna.