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La debacle del DRM

Los jugadores de PC vuelven a tener problemas para jugar a aquello por lo que han pagado.

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Watch Dogs es uno de los últimos ejemplos de "pifia" en su versión para PC. Para los que no lo conozcáis, se trata de un juego muy reciente cuyo lanzamiento vino acompañado de mucha expectación y emoción. Pero no es que el título fuese malo o defectuoso, sino que, más bien, no se podía jugar y por eso, dejó un mal sabor de boca a un montón de usuarios que esperaban que el juego fuese uno de los grandes de este año. Tampoco es que estuviese mal programado o que fuese incompatible con los ordenadores... Su mayor error estaba en un único e importante aspecto: la gestión digital de derechos o DRM (por sus siglas en inglés).

Y lo cierto es que la gestión digital de derechos es un tema peliagudo. Es verdad que supone una protección que los editores aplicaron para evitar que los piratas consiguiesen copias ilegales de los juegos; pero, la pregunta es: ¿de verdad funciona? Y la respuesta es: sí, pero no. No obstante, los editores prefieren seguir con su cabezonería de siempre y usarla, lo que provoca que (si funciona) tengamos que pasar por un montón de procesos de seguridad que solo consiguen dificultarnos la tarea de jugar. Por el contrario, si no funciona, hace que los valiosos títulos por los que tanto hemos pagado sean injugables, tal y como ha ocurrido con el lanzamiento de Watch Dogs.

Sin embargo, la pésima gestión de Ubisoft con el lanzamiento de Watch Dogs no es la primera de la que somos testigos. Ha habido otros muchos (y famosos) ejemplos en los últimos años, entre los que encontramos los grandes fiascos de Sim City y Diablo III, además de otros como Dragon Age: Origins, por no hablar de Games for Windows... Por desgracia, en este caso, Ubisoft es el gran culpable y por eso nos centraremos en su historia.

La debacle del DRMLa debacle del DRM
Sim City y Dragon Age: Origins. Dos errores de EA en los últimos años.
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Por lo general, debemos recalcar que a la gente no le ha gustado Uplay. Está claro que Ubisoft intentó sacar tajada de la misma fórmula que Steam y Valve llevan años explotando. EA también lo intentó con Origin, pero los jugadores de PC siempre han sido fieles, emocional y digitalmente, a Steam, por lo que el cambio es complicado. El problema que presenta Uplay es que Ubisoft tiene unas políticas de DRM muy frustrantes y prohibitivas, que exigen que el usuario esté siempre conectado a Internet para poder jugar. Y es verdad que no son los únicos que lo hacen, pero, por culpa de esas políticas y de su plataforma para PC, se convirtieron en el centro de todas las (enfurecidas) miradas.

Anteriormente, en 2012, Ubisoft intentó arreglar el fallo, eliminando los requisitos de estar siempre conectado para jugar a los títulos de la plataforma Uplay. Así, por un tiempo, la multitud se apaciguó y el conflicto pareció llegar a su fin, pero mala hierba nunca muere y algunas costumbres duran más que otras. Por eso, esta semana hemos visto como el fuego de la ira y del fastidio resurgía de sus cenizas por culpa de los enormes problemas que muchos usuarios han tenido con Watch Dogs, lo que ha deslucido el lanzamiento más grande de la historia de esta compañía.

La debacle del DRM
Watch Dogs ya ha sido un gran éxito para Ubisoft.

Entonces, ¿por qué siguen usando las compañías estas políticas antipiratería? Al parecer, para la mayor parte supone una manera de ahuyentar a los incansables piratas. Y no nos referimos a los piratas de Assassin's Creed IV: Black Flag, con sus remiendos, su escorbuto y su pata de palo, sino a esos jugadores de cualquier parte del mundo que prefieren no pagar por los juegos. Lo cierto es que no estamos aquí para juzgar a nadie, pero las cosas son como son y es un hecho que hay una gran parte de la comunidad que descarga juegos a través de páginas de torrents por muchas razones. Lo que queremos decir es que nos parece razonable que Ubisoft se esfuerce por evitar que los piratas les roben su software, pero lo que no es lógico es que ese esfuerzo obstruya a los jugadores legales que pagan por jugar.

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Por otra parte, hay muchas razones por las que los piratas siguen haciendo lo que hacen. Por ejemplo, quizás no te puedas permitir un juego al que realmente quieres jugar; quizás no te guste un editor en particular y no quieras darle tu dinero; puede que un título valga un precio excesivo en un territorio en concreto; o puede, simplemente, que todo eso te importe un rábano. El caso es que la piratería es un tema muy serio para los editores y, de hecho, justamente la semana pasada, más de 100 000 personas afirmaron haber descargado ilegalmente el título Wolfenstein: The New Order. Al respecto, se rumorea que Bethesda pudo haber hinchado el tamaño del juego para ahuyentar a muchos piratas y sus descargas, pero ni siquiera eso evitó que miles de usuarios descargasen el juego de las páginas de torrents.

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Mucha gente ha descargado Wolfenstein de forma ilegal, pese a sus 43 GB.

Sin embargo, sea cual sea el motivo, siempre habrá personas dispuestas a arriesgarse por piratear un título y distribuírselo al resto de la comunidad. Y en esto, queridos lectores, consiste Internet, en pocas palabras. La gente comparte los contenidos y siempre habrá alguien que pueda y quiera esforzarse por superar cualquier traba que se le presente. Y, por desgracia, este aspecto es algo que ni siquiera las más estrictas políticas antipiratería conseguirán cambiar jamás: algunas personas siempre se esforzarán por conseguir lo mejor sin pagar nada.

Por eso, dándose esta circunstancia, ¿por qué seguir restringiendo? Esa es la gran pregunta que todo el mundo se hace y, por desgracia, nosotros (que seguimos sin tener superpoderes) no podemos daros una respuesta concreta. No obstante, lo que sí podemos hacer es puntualizar unos cuantos hechos. En la mayor parte de los casos, la gestión digital de derechos solo consigue aguarnos la fiesta a la hora de jugar a ciertos juegos, a nosotros, los que pagamos por los títulos; los que nos gastamos nuestro dinero por disfrutar de algo que llevamos esperando desde el primer día.

Al respecto, Diablo III posiblemente sea el mejor ejemplo de este hecho. Después de toda la espera que los fans de la serie tuvieron que soportar para que Blizzard pudiese sacar el tercer título de esta serie, los fieles usuarios pagaron por el juego y tuvieron que seguir esperando porque el estudio no era capaz de aguantar la demanda del servidor. Sin duda, una vergüenza, como poco.

La debacle del DRM
Blizzard ha arreglado los problemas del lanzamiento de Diablo hace muy poco.

A su favor podemos decir que, al final, el juego salió bien, y seguramente Watch Dogs también lo hará, ya que los pobres fans podrán, por fin, descargar toda su ira con el ratón y el teclado y recuperar, así, el amor por el juego. Sin embargo, para empezar no debería haber ocurrido todo esto. Lo lógico es que, si pagas por un título, deberías poder, por lo menos, jugarlo. Como jugador, quizás puedas pasar de los posibles fallos en las partidas multijugador, porque ya se sabe que coordinar PvP y PvE a gran escala suele resultar algo difícil al principio. No obstante, es sencillamente ridículo que ni siquiera puedas echar una partida en el modo un jugador porque no puedas acceder al servidor para autentificar tu copia pagada legalmente.

No obstante, para más inri, mientras que los usuarios legales se tiran de los pelos y se frustran frente al monitor porque ni tan siquiera pueden acceder al servidor y jugar al maldito juego; los piratas, los supuestos objetivos de estas políticas antipiratería, se sientan a la mesa y juegan felizmente a sus copias ilegales, sin mostrar un ápice de interés por el resto del mundo.

De hecho, posiblemente muchos más usuarios comprasen el juego, si la gestión digital de derechos no representase una medida tan obstructiva. Quizás no sea suficiente para concienciar a la gente de que piratear es un crimen, pero si alguien está dudando entre poner un juego en un torrent, puede ayudar a equilibrar la balanza. En la actualidad, al comprar un juegazo súper anunciado que acaba de salir para PC y que, además, proviene de una de las grandes compañías, ni tan siquiera puedes estar seguro de que vayas a poder jugar inmediatamente después de pagarlo. Desde este punto de vista, es comprensible que mucha gente se pregunte por qué ha pagado y que decida no hacerlo la próxima vez (porque, seamos francos, todos somos jugadores y habrá una próxima vez).

Y no nos malinterpretéis, no pretendemos defender ni justificar la piratería, ni mucho menos, pero, si Ubisoft y el resto de compañías pretenden que los usuarios dejen las descargas ilegales y paguen por el producto, van a tener que hacer mucho más que eliminar un puñado de restricciones online (funcionen o no).

Algunas de las posibles soluciones son darle más valor a los juegos; facilitar y acelerar el acceso al contenido para los usuarios de pago; agradecerles su lealtad (y no con regalitos simbólicos, sino con recompensas tangibles). Desde luego, tal y como están las cosas ahora, los piratas no están recibiendo ningún castigo (y, pensemos con la cabeza, ¿acaso merece la pena seguir ese camino?) y los únicos que se quedan con mal sabor de boca son los que pagan y no pueden jugar. Está claro que aquí hacen falta cambios.

La debacle del DRM
¿Estará haciendo Ubisoft mucho daño a su marca con su política de DRM?


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