Life is Strange - Análisis Episodio 3

Como parte de la nueva política de Gamereactor España con respecto a los títulos publicados por episodios, comentaremos cada capítulo individual a medida que vayan llegando al mercado, pero dejaremos el veredicto final para cuando termine la temporada completa. En cambio, iremos mencionando los momentos más fuertes y flojos de cada capítulo, procurando evitar 'spoilers' directos.

Horas después de haber terminado el tercer episodio de Life is Strange, Chaos Theory, seguimos intentando ordenar nuestros pensamientos. Sin duda alguna, este capítulo consigue revolverlo todo, pero será mejor que empecemos desde el principio para ver qué puede ofrecer este capítulo a los fans.

El episodio se centra casi totalmente en Max y Chloe y, al principio, nos engañan haciéndonos creer que de verdad vamos a hacer de detectives. Los acontecimientos del episodio anterior se ciernen sobre Max como un nubarrón de tormenta y, a medida que Chaos Theory progresa, nos van dando más y más ganas de volver al episodio anterior y cambiar nuestras elecciones. ¡Ja!

Desde el punto de vista del sistema de juego, lo cierto es que esta entrega no aporta nada nuevo a la receta. Básicamente, podréis ver más de lo mismo y más variaciones de la habilidad de rebobinar el tiempo para escapar de situaciones peliagudas y borrar las pistas de vuestras acciones. Todo esto resulta en una partida con un ritmo un poco más rápido que en capítulos anteriores y tendréis que buscar con ahínco algunas de las decisiones opcionales que quedan fuera del arco narrativo (a nosotros se nos quedaron unas cuantas). Eso sí, a diferencia de las dos entregas anteriores en las que dudamos de nuestras decisiones y rebobinamos constantemente, en esta ocasión todo fue como la seda. Realmente, lo que más consideramos y contemplamos una y otra vez fueron las elecciones a las que nos enfrentamos en los juegos anteriores, más que las de este capítulo en sí.

Como suele ser habitual, la música y las decisiones artísticas son certeras y ya estamos empezando a acostumbrarnos a esas elecciones tan extrañas de los diálogos (sobre todo en el caso de Chloe). De todas maneras, ya nos hemos acostumbrado y es algo casi propio de Life is Strange.

Puede que, a estas alturas, vuestras aventuras y las nuestras se hayan desarrollado de una forma radicalmente diferente, pero, sin importar las decisiones que hayáis tomado, este tercer episodio os permitirá ver cómo afectan las consecuencias de esas decisiones a varios personajes, entre los que se incluyen Nathan Prescott y David Marsden. Victoria sigue siendo sorprendentemente insoportable y cuánto más sabemos de Frank, más espeluznante nos parece. Así y todo, recordad que en Arcadia Bay, como en la vida real, nada ni nadie es blanco o negro, sino que hay diferentes tonos de gris.

Hay un momento en concreto en el que podréis decidir si poner en peligro al perro de Frank, algo que podría daros algo de tiempo para rebuscar en su caravana. No obstante, justo antes de eso, averiguáis, gracias a un policía, que Frank lo había rescatado de las peleas de perros. En este caso, os enfrentaréis a una elección en la que la gran mayoría de usuarios (entre los que nos contamos) decidieron no poner al can en peligro, algo que los desarrolladores seguramente sabían y que, suponemos, tendrá un peso importante en las consecuencias. O quizás, y solo quizás, los desarrolladores lo dejarán pasar y por una vez nos permitirán ser buena gente.

En sí, este episodio es algo así como una paradoja (sí, estamos haciendo un juego de palabras), porque parece más bien suave, sobre todo dejándonos tiempo para conocer más a Chloe e incluso dándonos la oportunidad de hacer payasadas nocturnas en una piscina. Sin embargo, con eso no queremos decir que no ocurran cosas importantes. De hecho, tendréis oportunidades de sobra para poneros de malas con Frank, podréis hartaros de explorar furtivamente e incluso habrá una bomba casera y un montón de problemas domésticos saliendo de la nada. Eso sí, no hay nada tan dramático como el clímax del Episodio 2.

De todas maneras, tampoco hay nada que os prepare para lo que ocurre al final del episodio, cuando los poderes temporales de Max le dan un giro a la historia que solo podemos comparar con aquella famosa escena de la serie Dallas, en la que estaba Bobby en la ducha. Lógicamente, no es el mismo contexto ni la misma consecuencia, pero consigue que Arcadia Bay quede patas arriba. Al final, nos da la impresión de que nos enfrentaremos a una elección entre lo que quiere nuestra mejor amiga (incluso aunque no sea lo mejor para ella) y lo que es mejor para Arcadia Bay y para todos los que viven en ella. Ahora bien, también podemos equivocarnos: igual no hay decisión alguna o quizás el juego dé otro giro inesperado justo antes del final. Lo que sí sabemos es que ahora todo ha cambiado.

Seguimos sin tener ni idea del misterio de Rachel Amber y cómo está conectado con lo que le ocurrió a Kate, pero al menos parece que la investigación va por buen camino y no podemos esperar (aunque tendremos que hacerlo) a que llegue el episodio cuatro en dos meses. Y luego, el quinto y final.

Podéis leer el análisis del primer episodio de Life is Strange (con puntuación y todo) aquí y el del segundo episodio (sin puntuación) por aquí. A partir de ahora, analizaremos cada episodio con esta especie de minianálisis y, al final, le echaremos un vistazo general al juego completo (con nota, por supuesto).

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