Tocando el futuro: impresiones mando de Xbox One

En la feria E3 de este año las nuevas consolas y sus juegos han sido el foco de atención. Esto también significa que hemos podido pasar mucho más tiempo con los nuevos mandos de control que cuando fueron revelados al mundo. Estas son nuestras últimas impresiones con el Xbox One Controller tomadas en Los Ángeles.

Microsoft pasó un terrible E3 la semana pasada. Y no por falta de calidad en el software presentado. Quienquiera que dijera que al final todo dependía de los juegos, está claro que no tenía en cuenta los efectos que podría tener reescribir las reglas de la propiedad privada de videojuegos o anunciar un precio de venta considerable para tu nueva consola con los tiempos que corren.

Cuando miras al nuevo mando de Xbox One es complicado identificar las 40 mejoras o cambios realizados partiendo desde el mando actual de Xbox 360. La primera diferencia notable que advertí cuando me puse a jugar tranquilamente es que el mando es un pelín más pequeño. No necesariamente un avance, pero hay que decir que la sensación del mando en las manos es estupenda.

Mucho se ha dicho sobre el 'rumble' direccional del mando, un nuevo sistema de vibración con el que, mediante cuatro pequeños motores (dos de ellos situados detrás de los gatillos) se consigue generar lo que en teoría debería dar sensación de dirección. Por ejemplo podrías notar qué rueda has sacado de la calzada en Forza Motorsport 5. Siendo totalmente sinceros, no fuimos capaces de percibir esto cuando dimos una vuelta subidos al Koenigsegg en la demo E3 de dicho juego, y no sabemos muy bien si se debe a que la función es muy sutil y natural o a que es una de esas cosas que tampoco tiene tanto impacto a fin de cuentas. O quizá la función no estaba implementada completamente en esta versión.

Los analógicos son geniales, con buena respuesta y muy cómodos. El hecho de que sean algo más sensibles hará que algunos jugadores necesiten algo de tiempo para acostumbrarse, pero una vez te haces a ellos no habrá que mirar atrás. Los botones frontales, juntitos entre sí y apenas levantados respecto a la superficie principal del mando, también impresionaron. Y aunque no pudimos probar la cruceta digital a fondo con un juego en el que tenga especial importancia, también parece un avance evidente respecto al modelo actual.

Existe un aspecto no obstante que despierta cierta preocupación: aunque los gatillos angulados dejaban buenas sensaciones, no se puede decir lo mismo de los botones normales L y R. El plástico duro de estos botones traseros hace que no ofrezcan la respuesta esperada, y lo cierto es que toda esa zona dota al mando de un acabado como más barato.

También pudimos probar el nuevo Kinect con Fantasia: Music Evolved. La respuesta era rápida, más precisa, pero lo que es más importante, pudimos jugarlo en una sala de demo estándar del E3, mucho más cerca de la tele (a un par de metros). Las demostraciones técnicas también nos indicaron la cantidad de detalles que es capaz de registrar el Kinect, y en un juego como Fantasia esto quiere decir que podremos hacer gestos bastante menos exagerados. Aquí tenemos otras impresiones con mando y Kinect tomadas con las primeras demos el mes pasado.

Los juegos que probamos con el nuevo mando de Xbox One (Ryse: Hijo de Roma, Forza Motorsport 5, The Crew) quizá no eran los ideales para juzgar todos los aspectos del dispositivo. A posteriori unas partidas más prolongadas con un juego de acción en primera persona nos habrían venido mucho mejor para estos propósitos, pero como podrás imaginar las colas eran enormes en el E3 para probar cualquier cosa con la etiqueta 'next-gen'.

En general, si bien las pruebas con el nuevo mando de Xbox One no nos han abrumado ni nada por el estilo, parece una extensión correcta y una evolución natural de lo que llevas años jugando en Xbox 360 en cuanto a métodos de control. Esto no es necesariamente algo malo con miras a los próximos años, pero tampoco se llevará muchos titulares post-E3.