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Metro: Last Light

Metro: Last Light - nuevo contacto

Según 4A Games, Metro: Last Light está listo para erigirse entre las enormes sombras que proyectan sus competidores post-apocalípticos.

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La pequeña demostración del juego en acción que presenciamos como parte del 'showcase' de THQ previo al E3 sugiere que aquí hay un potencial genuino. Sin embargo, tratándose de un mercado tan congestionado como el de los FPS Last Light deberá brillar con luz propia, aunque sea la última, para conseguir destacar de verdad.

Comienza con un tráiler que prepara la ambientación perfectamente. Aunque nada sutil, el pánico que provoca el vídeo por llegar al Metro antes de la catástrofe nos pone en situación más que de sobra. Una lluvia de misiles descienden sobre un ruinoso barrio ruso. Los más rápidos llegan al refugio. Una madre, en un último acto de sacrificio, deja su bebé a un guarda. Las puertas de la salvación se cierran, separándolos para siempre.

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Aquí no hay perspectiva occidental. Esta historia es completamente rusa. A 4A no le preocupa que esta división cultural pueda generar distancias entre el jugador y su relato: confían en que van a contar una historia sin igual.

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Su predecesor, el imperfecto pero interesante Metro 2033, captó la atención de todo el sector cuando llegó al mercado en 2010. Aunque puede que no nos enganchara demasiado, quedó claro que era un juego construido sobre una premisa muy sólida, rica en ideas e ingenio.

También fue, como admite el estudio, un trabajo hecho con algo de prisas. La narrativa y algunas innovaciones ingeniosas en la jugabilidad se veían afectadas por una falta de pulido general. Nos prometen que no volverán a cometer el mismo error. 4A quiere ir más allá de lo que demostró Metro 2033 y sienten que esta 'secuela' tiene potencial como para dar un buen golpe cuando llegue a las tiendas a comienzos del año que viene. El estudio llega a compararlo con clásicos modernos como Bioshock. Eso ya son palabras mayores.

Metro: Last Light

Metro 2033 se basaba en la novela del mismo título. Escrita por Dmitry Glukhovsky, contaba un relato original sobre la supervivencia post-apocalíptica bajo las calles rusas. Last Light rompe el patrón que siguió 2033 en tanto que es una historia completamente nueva y no está basada en Metro 2034, la continuación firmada por Glukhovsky (aunque sigue en contacto con el equipo de desarrollo).

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La pequeña sección del juego que vimos en acción tenía una pinta estupenda, realmente bien acabada esta vez. Nuestro protagonista Artyom y su compañero se abren camino a través de los escombros. Mucho antes de que salgan a la superficie y se encuentren con todos los terrores que acechan más allá. La luz del sol se filtra de cuando en cuando, deslumbrando con su resplandor alienígena.

La supervivencia bajo el cielo depende en gran parte en el uso acertado de las máscaras de gas y los cartuchos de filtros. Un cronómetro en un reloj de muñeca muestra exactamente cuánto queda hasta que la máscara sucumba a las letales condiciones de los gases tóxicos que aún se mezclan en la atmósfera. Es parte de la perspectiva de Metro sin ningún tipo de HUD, que está de vuelta. Todas las pistas visuales que necesitas para la supervivencia están ahí. La continua separación de la tradicional información en pantalla sugiere una experiencia cada vez más envolvente.

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Durante el paseo por el paisaje arrasado encontramos diferentes criaturas. La más impresionante visualmente (y sobrecogedora) era una bestia alada, un Demonio, que caía en picado y atacaba sin piedad hacia el final de la demo. Aunque lo primero que me planteé fue si 20 años eran suficientes para que se desarrollaran mutaciones de esa complejidad, una vez se calló el científico que llevo dentro y se quedó en un rincón de mi mente, se me pasaron las inquietudes sobre plausibilidad.

Pese a la grandeza del encuentro, lo que sí es cierto es que parecía bastante preparado, como que seguía un guión ('scripted'). Habrá que comprobar cómo va implementando 4A los momentos de tensión y cómo reparte los encuentros de esta magnitud en el juego final. Si estas batallas salvajes y caóticas surgen de forma orgánica, entonces es probable que Last Light esté a la altura de los piropos que ya se auto-dedica el estudio. Podría romper y salir de su nicho actual, llegando al público general.

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El viaje por la superficie tiene una meta final. Los dos aventureros se dirigen hacia otro asentamiento subterráneo cuya entrada está marcada con un avión estrellado. Vemos la nave desde una posición relativamente segura, antes de que la pareja bordeara un ala rota, para luego dirigirse al final de los restos. La lluvia cae y la visión se complica, así que la propia mano del protagonista actúa de limpiaparabrisas.

Al tiempo que rodean la nave estrellada, un grupo de monstruos mutados pasan de largo. La precaución es la prioridad, pues una batalla aquí supondría una muerte inevitable. Parece que son cientos las criaturas que corretean, y que la prisa que llevan es lo único que separa a los dos hombres de convertirse en su merienda.

Una vez pasa el peligro, los dos deciden entrar en el avión. Los esqueletos e insectos gigantes parecen los únicos pasajeros que quedan dentro. El compañero de Artyom comienza a toser y farfullar. Su máscara de gas se queda sin sopa. Por suerte, puede cambiar el filtro y vivir para engañar a sus pulmones un día más.

Al entrar en la cabina del piloto, se activa un flashback.

El avión vuela a toda velocidad. Después de emerger desde una nube, una ducha de misiles estratégicos captan la atención. Los pilotos tienen unos asientos de primera fila para presenciar el final del mundo, al menos durante un rato. La nave de la aerolínea pronto colisiona con la fuerza resultante de la explosión. Primero se rompe la luna: pese al último esfuerzo de la tripulación, el pájaro de metal se dispone a estrellarse contra la tierra.

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Volvemos al futuro. Después de hacerse con diversos recursos del entorno, la pareja se dispone a abandonar el avión estrellado. Un encuentro con el mutante alado les espera un poco más adelante. Una escopeta recién encontrada será la última forma de defensa.

Tras escapar de las garras del bicho alado, toca volver bajo tierra. A falta de energía, una linterna que se carga manualmente ofrece la luz necesaria para seguir. La última pieza preparada es una dramática escena contra una pandilla de mutantes con aspecto de ratas. Bajan unas escaleras mecánicas destrozadas a toda velocidad mientras los dos hombres les dedican balas y cócteles Molotov, intentando detenerlos a la desesperada y hacer tiempo para llegar al refugio . Por supuesto, en la demostración lo consiguieron: en el último suspiro, las puertas mecánicas se abrieron. Al tiempo que entran, los guardas les dan el relevo y reciben a los mutantes con lanzallamas, devolviendo a las bestias a la superficie en retirada.

Y sí termina la demostración de gameplay.

Parecía realmente emocionante, y uno de los giros consiguió que diera un respingo en mi asiento: así fue mi sorpresa. Metro: Last Light retrata un mundo oscuro y hostil, empapado de agresividad y repleto de poderosos enemigos. Si 4A Games puede mantener el nivel de intensidad demostrado en esta breve sección del juego sin depender demasiado de eventos bajo guión, podrían tener todo un éxito entre manos. Aunque queda por ver si son capaces de acercarse al nivel de juegos como Bioshock, no puedes culparles por ser súper ambiciosos.

Metro: Last Light

Si te apasiona esta propuesta de THQ, consulta más información sobre el juego en nuestro primer contacto con Metro: Last Light, de hace ahora un año.

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