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Diablo III

Diablo III

Llega con la tarea complicada de dar relevo a World of Warcraft pero tiene potencial más que suficiente para conseguirlo. Sin prisa.

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Hay dos cosas que caracteriza a los juegos de Blizzard: su jugabilidad a prueba de bombas... y la expectación que los envuelve. Vale, hay dos cosas: su jugabilidad a prueba de bombas, la expectación que los envuelve y la increíble comunidad de usuarios que tienen detrás... ¡Vaya, son tres cosas! Jugabilidad, expectación, gran comunidad y la obsesión por el trabajo bien hecho. ¡Bah, que le den!

Blizzard es un estudio cuyo nombre se pronuncia con mayúsculas en el mundo de los videojuegos debido a su espectacular historial. Apenas tiene tres franquicias que va retomando de forma cíclica (Warcraft, Diablo y Starcraft) y se toma su tiempo para hacerlo. Son famosos por retrasar ad infinitum sus títulos hasta que no están completamente satisfechos con el producto final. Sus betas públicas tienen una afluencia masiva y la gente paga para jugar a sus betas privadas. Sí, paga.

Diablo III goza de un periodo de desarrollo muy largo (se anunció hace ya tres años) y su preparación puede haber pasado algo desapercibida por culpa del mayor éxito de la compañía, World of Warcraft. Sin embargo, los servidores de Battlenet todavía cuentan con jugadores que siguen jugando a Diablo II, luchando contra las hordas del infierno y derrotando a Baal, Diablo y Mefisto. Conscientes de qué es lo que hizo a la saga Diablo una leyenda en la industria, desde Blizzard se han concentrado en conservar la esencia del sistema de juego, incluso la puesta en escena, y renovar ciertos aspectos con lo que han aprendido a lo largo de los años.

Diablo III
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La acción se sitúa veinte años después de los acontecimientos jugados en Diablo II y se vuelve a las raíces de la saga, al pueblo de Tristán y su abadía maldita, una puerta directa al propio infierno. Tendremos que meternos en la piel de un héroe para retomar la lucha contra espectros, muertos vivientes, demonios y quimeras. A medida que superemos estos peligros, subiremos experiencia y aprenderemos o mejoraremos nuestras habilidades y obtendremos nuevo equipo con el que potenciar nuestros poderes y características.

Uno de los elementos definitorios de Diablo, la aleatoriedad de sus mazmorras y escenarios, vuelve a la primera línea de batalla: no hay dos partidas de Diablo iguales. Tanto los escenarios como los objetos que dejan caer nuestros enemigos se generan de forma aleatoria en el momento (aunque también tenemos la posibilidad de crear objetos a nuestro gusto y que cubran necesidades específicas). Más aún, la posibilidad de elegir entre cinco clases diferentes y la enorme ductilidad de cada una de ellas, hace que podamos pasarnos el juego una y otra vez y en cada una de ellas tener una experiencia completamente diferente.

El toque arcade del juego está más presente que nunca, atravesando habitación tras habitación plagada de enemigos que nos podrán a prueba de las más diversas formas. Tendremos que gestionar nuestro inventario de pociones de vida y de maná para no sucumbir a la primera de cambio o indefensos al no poder usar nuestros ataques más poderosos. A esta gestión hay que añadir que ahora los enemigos dejan caer orbes de vida que curarán un pequeño porcentaje de nuestra vida. Dependiendo del poder del enemigo, el orbe que dejen caer (o no) tendrá mayor capacidad curativa. Y no sólo eso, en muchos escenarios habrá escondidas muchas de estas esferas, indispensables en los duros enfrentamientos contra los enemigos finales, por lo que la estrategia en el combate cobra una nueva dimensión.

El centro de Diablo siempre han sido los personajes que manejamos. En este caso, las clases disponibles serán: bárbaro, hechicero, médico brujo, cazador de demonios y el monje. Muchos de ellos son herederos directos de juegos anteriores, mientras que otros son mezclas de clases ya conocidas, dotándolos de un trasfondo mucho más trabajado. Así, el bárbaro será el guerrero por excelencia, pudiendo usar dos armas y usando su furia para crear torbellinos o saltar en medio de un grupo de enemigos, derribándolos. El hechicero elegirá una rama elemental y arrasará de lejos a sus enemigos infligiendo un daño atroz, pero será peligroso si se nos acercan demasiado, debido a su debilidad física.

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Diablo III

El monje combina una gran movilidad con devastadores combos cuerpo a cuerpo. El médico brujo recuerda mucho al nigromante del Diablo II, usando maldiciones de zona para confundir o paralizar e invocando a criaturas infernales como esbirros. Por último, el cazador de demonios está especializado en los ataques a distancia y en zona, y resulta muy escurridizo, capaz de escapar de situaciones comprometidas gracias a su agilidad.

Aparte de los archiconocidos árboles de talentos en los que se basa la franquicia, Blizzard da una vuelta de tuerca, posibilitando añadir modificadores a cada habilidad en forma de esferas de colores. Hasta cinco modificadores distintos para cada habilidad estarán a nuestra disposición, pudiendo así potenciar su daño, reduciendo su coste de uso, añadiendo estados alterados, protegiéndonos de un determinado daño elemental... Las posibilidades de personalización del jugador se aumentan de forma exponencial.

Diablo es una franquicia que se centra en los combates y en el desarrollo de los personajes, en una compensación endiablada de fortalezas y debilidades y despertar una adicción al alcance de poquísimos títulos. Pero es cierto que tiene otro atractivo muy fuerte, y esa es su ambientación e historia.

En Diablo III se ha buscado potenciar este apartado y se ha visto en la presentación de toda la nueva información que nos llegaba, con cuentagotas. Se ha definido el trasfondo de cada tipo de personaje, hay escenarios nuevos y conocidos para poner en situación al jugador y, por primera vez, tenemos la posibilidad de que nos acompañen personajes no jugadores (PNJ), cada uno con su propia historia, que nos permitirá conocer más acerca de la mitología y costumbres del mundo de Diablo. Estos PNJ subirán de nivel y podremos mejorarlos a nuestro gusto y equiparlos con las armas y armaduras que vayamos encontrando, a fin de que nuestro avance sea algo más sencillo.

Diablo IIIDiablo IIIDiablo III

Sin embargo, en última instancia, estos acompañantes "inteligentes" pueden ser sustituidos por amigos nuestros para jugar en cooperativo, mejorando nuestras habilidades complementando a las de los demás y divertirnos con ellos. No sólo eso, sino que existe la posibilidad de hacer PvP, o jugador contra jugador, y enfrentar a nuestro personaje con el de los demás en las llamadas arenas, poniéndonos a prueba contra otros jugadores, libres de las rutinas de un programa de rutinas.

Como última novedad tenemos la Casa de Subasta, heredera directa del World of Warcraft. En ella, podremos poner precio a objetos que hayamos encontrado para que venga otro jugador y los compre. Hasta aquí, todo bien. La verdadera revolución será que, por primera vez, Blizzard permitirá pagar con dinero real dichas adquisiciones, no con dinero de juego. Así pues, si encontramos un objeto superpoderoso que nunca podríamos usar, podríamos ponerlo en subasta y recibir a cambio euros contantes y sonantes. Pese a que esta medida ha sido tomada para intentar luchar contra el tráfico ilegal que azota a los juegos de Blizzard (compraventa de cuentas de jugador, oro y de objetos, muchas veces derivando en crímenes de robos de cuenta y expolio del jugador) es sin duda una buena noticia para los jugadores, que, por un lado, tendrán más disponibilidad de objetos y, por otro, podrán amortizar su tiempo delante del ordenador vendiendo sus hallazgos o sus creaciones. Alguno seguro que le sacará provecho comercial.

Diablo III es un juego muy esperado por una comunidad fiel de jugadores que ha entrado ya en fase beta, aunque su fecha exacta de lanzamiento sigue las directrices, ya legendarias, de Blizzard: saldrá cuando esté listo.

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