Just Cause 3 - impresión final

Durante la presentación, antes de sentarnos a probar la segunda aventura en mundo abierto del estudio Avalanche para este año (la primera fue el notable Mad Max), una frase prima en nuestras mentes por encima de las demás: "Porque es más divertido". Estas son las cuatro palabras que más se utilizaron para describir varios de los cambios del sistema de juego que se han introducido en esta tercera explosiva aventura de 'sandbox' protagonizada por Rico Rodríguez. ¿Por qué hay más cuerdas? Porque es más divertido. ¿Por qué hay explosivos ilimitados? Porque es más divertido. ¿Por qué...? Os hacéis a la idea: el estudio quiere hacerlo más divertido, quiere multiplicar la locura. Se han centrado en asegurarse de que JC3 supera a su predecesor y, si lo consiguen, no nos cabrá duda de quién ha ganado la batalla.

Entonces, ¿qué ha cambiado? Bueno, el mundo es del mismo tamaño que el de Just Cause 2, es decir, más de 600 kilómetros cuadrados de tierra, agua, montañas y ciudades, aunque la principal diferencia es que el estudio ha prometido mucha más verticalidad en el traje aéreo y en el paracaídas. El archipiélago de Medici, que, por lo menos para nosotros, es completamente nuevo, fue el lugar dónde creció nuestro protagonista (el bueno de Rico) y del que tuvo que huir años antes de que asesinasen a su familia. Sobra decir que sigue cabreado, ¿no?

No obstante, la forma de entrar en el mundo de Rico a lo bestia sigue siendo exageradamente épica: de pie, encima de un avión y cargándose baterías aéreas con un lanzamisiles. Como es el caso de los créditos iniciales (una guitarra retocada recreando el tema Firestarter de Prodigy que suena como el juego, familiar y nuevo al mismo tiempo), Avalanche no tarda mucho en poner las cartas sobre la mesa y nos cuenta exactamente cómo es el juego vamos a probar: ruidoso, explosivo y ridículamente exagerado.

Rico todavía tiene contactos en la isla y nos encontramos con ellos al principio. Dimah y Mario están preparados para ayudarnos en las misiones y también proporcionan un respiro bastante cómico. No es que sea el humor más sutil del mundo (como puedes ver en el tráiler español de la historia, sobre estas líneas), pero más de una vez nos hemos acabado partiendo la caja con el guion y la puesta en escena. Eso sí, el humor tenía que ser loco y bobo o de lo contrario no cuadraría bien con la ridiculez del resto del título.

Volviendo a la historia, en ella reina la venganza personal, hay personajes interesantes, un villano claramente definido, etc. No queremos profundizar demasiado en estos temas, pero estad seguros de que nos morimos de ganas por ver cómo se desarrolla. De todas formas, es mejor no rizar el rizo aquí, porque Just Cause 3 no es un título que se base en su narrativa o que tenga unos personajes muy detallados. No, no, no, JC3 es un juego de apabullantes explosiones enormes, de leyes físicas absurdamente épicas, de colgarse de los helicópteros y engancharlos a estaciones petrolíferas y todo eso. Si el objetivo de Avalanche era conseguir el 'sandbox' más explosivo de la historia de los videojuegos, es muy posible que lo hayan logrado.

En cuanto a elementos, el gancho te permitirá atravesar fácilmente las ciudades y los diferentes entornos y, ahora, si te enganchas a la cima de un edificio, puedes mover la palanca analógica hacia arriba y Rico hará un salto de superhéroe para superar el borde y subirse a la plataforma. Con esto, es mucho más fácil abrirse paso para llegar a las posiciones ventajosas del mapa y, además, puedes enganchar varios objetos juntos. Durante la prueba, nos enseñaron cómo Rico puede ensartar a civiles contra el escenario y mil formas de crear caos, pero nosotros preferimos aplicar los ganchos y las cuerdas a los vehículos y a las torres. Lo único que hay que hacer es pulsar y mantener el botón LB o L1 para lanzar el gancho, después solo hay que mover la retícula hacia donde quieres que se quede enganchado y dejar de pulsar el botón. Y lo mejor es que podrás hacerlo hasta cuatro veces, por lo que la comunidad se lo pasará pipa experimentando con él.

No obstante, con el gancho también podrás alcanzar otras zonas elevadas. Por ejemplo, nosotros nos subimos a la cima de una estatua del dictador local, la decoramos con C4, nos descolgamos de ella y la reventamos en mil pedazos. No hay nada de realismo, más bien al contrario, es la clase de exitazo de acción del género más absurdo que pueda haber. El protagonista, Rico, alterna los encuentros enemigos con su pistolas duales o con los rifles automáticos, tiroteando a los sicarios rivales con la facilidad de un cuchillo caliente cortando mantequilla (aunque ten en cuenta que estábamos jugando en un evento de prensa y ya se sabe que los desarrolladores suelen ponerlo en modo "fácil"). Es probable que cuando el juego haya salido al público no sea tan fácil cargarse a la milicia local, especialmente en dificultad normal o más alta. En pocas palabras, es el paraíso para James Bond que haría Michael Bay.

Si, en vez de matar gente, prefieres darte una vuelta por ahí, no te costará demasiado recorrerte la isla: podrás correr, engancharte a cosas, "tomar prestado" un coche, pilotar un avión o un helicóptero, nadar, "tomar prestado" (otra vez) un barco o saltar en paracaídas o en traje aéreo y combinarlo con el gancho para volar por todo Medici. Es cierto que es algo que hay dominar, pero una vez le pilles el truco, podrás cubrir grandes distancias utilizando una mezcla de paracaídas, el impulso que se puede conseguir con un uso inteligente del gancho y el traje aéreo. Está claro que Rico pone el "super" de superespía en todos los sentidos de la palabra y su habilidad para recorrerse el 'sandbox' lo convierte en un personaje increíblemente poderoso.

Al igual que ocurría con JC2, Just Cause 3 es un juego muy bello. Las ciudades rebosan de vida, puedes sumergirte bajo las olas y admirar el detalle del lecho oceánico, conducir por las serpenteantes carreteras del paisaje montañoso... Allá a donde vayas, todo pinta genial. Sin embargo, lo que mejor pinta tiene es la escala de destrucción y también es importante la satisfacción que proporciona. Nosotros, por ejemplo, nos cargamos un convoy reventando el puente por el que estaba pasando y le tiramos explosivos y granadas a cientos de contenedores de gas y barriles rojos. Desde luego, las erupciones de gas y humo son una maravilla y las reacciones explosivas en cadena, además de los daños colaterales, plagan la experiencia.

Como ya comentamos antes, la isla en sí es enorme y está completamente desbloqueada desde el principio, por lo que la idea es que vayas a donde quieras, cuando quieras. Sin embargo, en la práctica no es del todo real, porque nosotros intentamos ir a una base de la isla inicial y tuvimos que salir por patas por los ataques aéreos que llovían sobre nosotros (de hecho, quisimos avanzar un poco por la base, pero seguía lloviendo fuego y más fuego). Quizás haga falta que Rico suba un poco de nivel antes de ponerse a explorar muy lejos, pero la opción de vagabundear libremente por doquier es un elemento más que bienvenido. Ahora bien, lo que os encontréis vagabundeando es cosa vuestra, pero hay muchas regiones que deben ser liberadas de la tiranía, por lo que podréis ver muchísimas más cosas a medida que avancéis.

En definitiva, Just Cause, como serie, ha conseguido labrarse su lugar en el género del mundo abierto. En concreto, este tercer juego, Just Cause 3, se basa en los pilares (destructibles) que ya fundamentaron el primer y el segundo juego y proporciona muchas más herramientas para jugar y el potencial de crear vuestra propia destrucción como os apetezca. Tras ese par de horas de pruebas en la isla de Medici, nos morimos de ganas de visitarla de nuevo, porque, aunque pueda parecer exagerado, los chicos de Avalanche saben perfectamente cómo pasar un buen rato.