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Final Fantasy XV

Final Fantasy XV - impresiones de un novato

Cuatro horas de partida para comprobar si sus inicios pueden servir para enganchar a alguien casi virgen en esta saga.

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Las más de cuatro horas que me pasé jugando a FFXV el otro día son la partida más larga a un Final Fantasy que me he hechado en mi vida, al menos desde que soy adulto y juego con cierta cabeza. En su día completé FFVII acompañado, como marcan los cánones, y también he tenido la ocasión de echar unas cuantas partidas a algún Crystal Chronicles, es cierto. Pero, lo confieso, no soy fan de esta ni de ninguna otra serie de RPG.

Sin embargo, por mi profesión sigo de cerca las novedades de cada una de sus entregas, leo los artículos y análisis, veo los vídeos y comparto las opiniones de extraños. Por eso me ha llamado especialmente la atención el giro que ha parece haber tomado Square Enix con sus dos próximos lanzamientos (los gordos, sin contar World of Final Fantasy), porque parece que reúne esos valores de producción que desde fuera siempre se han visto espectaculares con una mecánica que podría ser más llevadera, más activa al mismo tiempo que más libre. Pero sin perder la esencia de la serie a través de esos turnos camuflados en cold-down que tan bien funcionan ya en este género.

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Si de lo que se trata es de captar la atención del jugador por cualquier método, los primeros minutos de Final Fantasy XV lo consiguen y con creces. Me planté a los mandos esperando una sesión de vídeo tan trabajada como larga, pero al encender la consola lo que te estalla en la cara es una situación crítica en la que tu personaje y sus aliados están frente a un malo grande y fuerte en una sala espectacular. No puedes hacer nada, es más bien para escuchar sus diálogos y sentir su agonoía porque diría que es realmente algo del final del título, pero al menos sirve para darte dos tortas en la cara y empezar con la adrenalina a tope y no con una bolsa de palomitas.

Y justo después pasa lo que esperábamos, esa escena cinematográfica introductoria no demasiado larga pero con una calidad de producción enorme, marca de la casa. Lo justo para saber quién es tu personaje y su linaje, y para sospechar que algún mal se cierne. Pero es la siguiente escena, la primera jugable de verdad, la que conquista a un novato con ganas de meterse aquí. El tutorial es un viaje en coche en el que los cuatro personajes que vas a controlar en cierto modo, el Príncipe Noctis y sus tres compañeros, discuten por ver quién empuja su coche sobre un guión propio de niños mimados de ciudad. El secarral en el que transcurre invita a probar la cámara libre al tiempo que se observa su poderío gráfico, y de fondo un cover del clásico Stand by Me envuelve la escena en algo de ternura.

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Da gusto ver que una situación tan insignificante consiga transmitir tanto. No van más de 15 minutos de partida pero ya tengo la primera respueta. Sí, quiero seguir jugando, quiero saber más, quiero aprender más, no me da miedo lo lejos que me pueda llevar y las horas que vaya a tardar porque esos tipos me gustan y esos gráficos me convencen.

Sé que no son más que fuegos de artificio, que aun no he entrado en los dos elementos que van a ser claves para convencer a un jugador de acción, plataformas y arcade: el sistema de combate y el diseño de niveles. Eso es justo lo que parece que vamos a aprender durante las próximas tres horas, ya que este Capítulo 1 es un mundo libre fuera de la historia en el que ponerte a punto antes de empezar la aventura. Mirándolo con perspectiva te das cuenta de que, más allá de las cuatro o cinco misiones obligatorias, es como un sandbox en el que perderte para probarlo todo o que ignorar avanzando a toda velocidad. Y eso hay que agradećerselo a Hajime Tabata y a sus muchachos porque no todos tenemos la misma paciencia para 'grindear'.

En cuestión de diez minutos y tras una charla algo más insulsa con tu mecánico se te presenta la estructura del mapa, básica para saber moverte y encontrar objetivos sin dar muchas vueltas, y la de misiones primarias y secundarias. Se articulan por colores y se organizan en un menú bastante sencillo de comprender junto a un indicador del nivel requerido para realizarlas con éxito. Incluso se puede llegar a ellas fácilmente siguiendo una flecha en pantalla para no perderse demasiado, aunque las caminatas a pie que hay que realizar son algo inecesarias y un poco inertes. Sí, como novato encontré aquí un punto negativo por tanto rodeo que te hace pensar si será todo el juego así, a vueltas sin saber demasiado bien el destino y con la única meta de ir subiendo nivel a base de encuentros aleatorios con los mismos enemigos una y otra vez o de ir explorando esos puntos de visita libre como son los santuarios o las fuentes de recursos elementales.

Pero la forma de luchar invita a despejar muchas de esas dudas creadas previamente. En principio juegas como Noctis, pero mentalízate de que estás a cargo de todo el grupo. El sistema de combate se basa en la realización de los combos más largos posibles al combinar las cuatro armas o magias que puedes utilizar al mismo tiempo, asigandas a la cruceta. Porque puedes empezar un ataque con espada corta y acabarlo con lanza más una bola de fuego. Los rivales tienen puntos débiles que hay que perseguir todo el tiempo, sobre todo mediante el movimiento de teletransporte del protagonista, y cuando se dá con él entra en escena el trabajo en equipo porque tus compañeros acudirán a apalizar contigo al enemigo que hayas dejado con la defensa baja. Su participación es aun más importante cuando las cosas se ponen difíciles, porque es el momento de acudir a sus ataques más potentes, siempre bajo tus órdenes y regidos por ese cold-down de espera que suaviza los turnos de antaño sin convertir los juegos en machacabotones. No hay otra forma de acabar con esa especie de rinoceronte de dos cuernos que no sea con el ataque Tempestad de Gladiolus.

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Su presencia no es meramente pasiva. Hay que involucrarles en la batalla con esas acciones que os contaba y también hay que confiar en sus palabras cuando te proponen una estrategia, porque si la cumples son más mortíferos y además ganas más puntos con los que evolucionar a cualquiera de los cuatro, siempre bajo tu propio criterio. La sensación de equipo, o más bien de pandilla, está presente en todo momento y todo el parloteo que se tienen entre manos, al menos en las primeras cuatro horas de juego, no se hace ni pesado ni repetitivo, toda una sorpresa.

Sí es más tediosa la estructura de este primer capítulo porque a esos paseos a pie para cumplir las primeras misiones primarias y secundarias (y podría haber hecho muchísimas más o explorar por libre porque sobra mapa por todos lados) hay que sumar los paseos en coche, que dejan de molar en cuestión de minutos. Porque vas muy despacio, porque da igual que conduzca Ignis o que lo hagas tú y porque te deja con las ganas de un poco más de rock & roll. Final Fantasy XV es un simulador de autoescuelas.

Tu objetivo general en este primer capítulo es llegar hasta la otra punta de esta zona casi desértica para coger un barco e ir a sellar tu enlace nupcial. El puerto es un pequeño cambio de ritmo y de aspecto que se agradece, con otros personajes resueltos y algunas actividades curiosas como la pesca y la fotografía o una misión secuendaria con un gatito hambriento a la que dediqué mucho más tiempo del que profesionalmente debería. Pero cuando cambia realmente el juego es al principio del capítulo 2, del que no os puedo hablar, porque comienzan las auténticas hostilidades con otros ejércitos y el ritmo de la partida se activa.

Hubo momentos de esta larga prueba en los que llegué a aburrirme y otros en los que me enganché totalmente, sensación de perder el tiempo mezclada con la de estar aprendiendo y mejorando. Pero todo se desvaneció al comprobar que lo gordo estaba por delante, que no había sido más que un niño ingenuo jugando a las peleítas con mis amigotes pensando que eso era lo duro y lo complicado de la vida. Fue ahí cuando me di cuenta de que sí quiero, de que voy a volver aquí con la versión final, espero que técnicamente mejorada y con menos tiempos de carga como nos prometieron, para saber qué es ese conflicto que se ha desatado y en qué me afecta.

He decidido intentarlo y probaré con Final Fantasy XV como punto de entrada en esta saga. Y ya os contaré quién puede con quién.

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