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The Elder Scrolls Online - impresiones con Aldmeri

Probamos la tercera facción, el Dominio Aldmeri, y nos adentramos en la mazmorra para nivel 15 The Banished Cells.

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No es la primera vez (ni la segunda) que nos invitan a jugar a The Elder Scrolls Online para comprobar cómo está quedando con vistas a su lanzamiento el año que viene, pero sí la primera vez que se sienta a echar una partida tranquilamente el que firma. Tras una rápida explicación de los controles, salto directamente a la creación de personaje. Como era de esperar, todo, desde la altura hasta los rasgos faciales, se puede ajustar, y de hecho parece que este juego tiene más opciones para configurar un personaje realmente único que cualquier otra entrega de la serie. Me tengo que limitar a escoger entre Khajiit, Wood Elf o High Elf, pues el Aldmeri Dominion es la facción que se lleva todo el protagonismo en esta demo. Es una de las tres que batallarán en el mundo multijugador masivo, y la última que Zenimax Online enseña a la prensa. En cuanto a mi personaje, para esta sesión opto por un Elfo del Bosque Hechicero.

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El objetivo del Dominio de Aldmeri en Tamriel es garantizar que las razas más jóvenes -como los humanos- no puedan gobernar las tierras. La alianza se creó cuando los seguidores humanos de Molag Bal asumieron el control en Imperial City, de modo que su interés principal consiste en defender Tamriel de los devastadores efectos de unas razas jóvenes siempre hambrientas de poder.

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Como jugador del Aldmeri Dominion recién salido del cascarón, me despierto en la celda de una prisión (cómo no), momento en el que el fantasma de un viejo me pide ayuda. Me dice que tengo que localizar a otra prisionera, y juntos debemos encontrar al viejo, ahora atrapado en la dimensión de Molag Bal, donde las almas están recluidas como esclavos para toda la eternidad.

Tras este breve prólogo argumental, el juego se pone en marcha como cabe esperar de cualquier MMO, salvo que con una buena ración de Elder Scrolls. Por ejemplo, no consiste en hacer clic sobre elementos, sino en apuntar directamente con el ratón. También puedes pasar de la tercera persona a la primera persona, como en otros juegos de TES. Seguro que esto agrada a los fans de la serie, especialmente porque funciona muy bien y porque facilita volver a la rutina de juego de Skyrim al comportarse las armas y el puntado como se espera.

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En cuanto al sistema de combate, también parece una divertida mezcla entre la fórmula clásica de los MMO y la fórmula clásica de los Elder Scrolls. Puedes apuntar donde quieras, como en otros TES, pero los enemigos aparecen marcados con un contorno rojo, por lo que claramente un sistema de apuntado actúa bajo la superficie. También deja la sensación de que los enemigos fijan su mirilla sobre tu personaje más de lo que sueles acostumbrar en la serie, pues simples movimientos laterales rara vez bastan para esquivar los golpes o las bolas de fuego. En lugar de esa técnica milenaria, debes emplear el sistema de esquiva, que con dos pulsaciones en la misma dirección hace que tu personaje ruede y se aparte del ataque entrante. Funciona bastante bien, pero un veterano de Elder Scrolls necesita algo de tiempo para acostumbrarse.

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Me abro camino hasta llegar a mi colega prisionera y luego seguimos por la sombría dimensión en busca de la celda del viejo. Hay cantidad de oportunidades para deleitarse con las vistas del juego por el camino. Cielos oscuros, un constante resplandor púrpura. Por desgracia, parte del encanto que irradiaban entregas anteriores se echa de menos ahora. Una iluminación más suave, unas formas y personajes más redondeados, cierto sentimiento de calidez. Es difícil señalar qué ha cambiado exactamente, pero este diseño y acabado dejan la sensación de un juego que intenta imitar a Elder Scrolls, en lugar de lucir como tal. Como cuando cambian al animador jefe en una famosa serie animada y ya no vuelve a ser igual.

Tras una prolongada batalla contra hordas de enemigos diferentes y conversaciones con unos lugareños algo trastornados, damos con el paradero de la celda del viejo y conseguimos liberarlo tras un pequeño ritual. Ahí tenemos que afrontar una de las muchas elecciones que propondrá el juego, y mi decisión tendrá consecuencias para mi personaje durante toda su vida. Me explican que estas consecuencias harán que mi experiencia sea distinta a la de mis amigos. Por ejemplo, si yo decido salvar a un grupo de soldados, mientras que un colega lo deja para que se las arreglen por su cuenta, luego podré ver a los supervivientes y hablar con ellos en la aldea, mientras que mi amigo no los encontrará. Es un buen toque, pero tampoco querría que produjera situaciones extrañas con otros jugadores, que esto al fin y al cabo es un MMO. Imagina por ejemplo que estuvieras plantado delante de los soldados y que, a la vez, el compañero que juega contigo online no pudiera ni verlos.

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Tras decidir que mi colega sustituya al viejo dentro de su celda, realizo un ritual con el hombre que abre un portal al mundo de los vivos. Pasamos por la puerta y terminamos en Elseweyr, hogar de los Khajiit, hombres con aspecto felino. Es algo que encaja con la lealtad que juré al principio del juego. El viejo aparece por última vez como fantasma, explicando que no sabe dónde acabará, pero que está seguro de que volveremos a vernos.

Desde este punto en adelante, el juego se abre y me dan total libertad para explorar la pequeña isla donde me desperté. Lo primero que me choca es el entorno, pues los últimos juegos de la serie no han tratado con escenarios tropicales. Naturaleza exuberante, palmeras y hierba verde, bordeadas por seductoras playas y aguas transparentes. Conforme mis pisadas van dejando huellas en la arena mojada me siento un poco raro, al comparar la escena con lo que TES me tiene acostumbrado.

Me pongo a hablar con las gentes del lugar y no pasa mucho tiempo hasta que mi quest log está llena de tareas por hacer. Me adentro en las zonas salvajes, guiado por mi fiel brújula -una amiga que parece tan fiable como en Skyrim-. Pronto me encuentro inmerso en mi primer combate, en esta ocasión contra una bestia salvaje autóctona con cara de pocos amigos, y este encuentro me basta para corroborar que parte de ese 'feeling' tan especial de Elder Scrolls se ha perdido por el camino. En lugar de explorar el mundo y encontrarte con enemigos aleatorios de vez en cuando, aquí los enemigos están claramente agrupados en pequeñas zonas por las que van patrullando los mismos pocos metros cuadrados hasta que tú como jugador provocas su ataque. Esto hace un pelín más difícil tu inmersión en el mundo de juego, por lo que me he encontrado coincidiendo con lo que algunos escépticos temieron cuando Bethesda anunció The Elder Scrolls Online.

Tras jugar el principio de la experiencia con el Aldmeri Dominion durante un par de horas me dicen que pasamos a The Banished Cells (Las Celdas Apartadas), una mazmorra diseñada para personajes de nivel 15 como mínimo. En esta quest se me unen un representante y un desarrollador del juego, y me dejan crear otro personaje nuevo ya subido de nivel. Nos dan instrucciones sobre cómo equiparnos mejor para la ocasión, y en un rato estamos explorando la mazmorra.

No empezamos nada mal, vamos tranquilamente y como jugador veterano de MMO pronto le cojo el ritmo. Hemos asumidos los tres arquetipos básicos, la santísima trinidad del género: un tanque, un sanador y un DPS (en este caso yo soy el que reparte daño, como Hechicero). Como esperábamos, los enemigos son mucho más difíciles que los encontrados anteriormente, pero gracias a un juego en equipo bien coordinado en el que el tanque distrae a los enemigos y el curador lo mantiene con vida, tengo margen para infligir daño y pegarle bocados a la barra de salud de los enemigos.

Al abrirnos camino por la divertida instancia advierto que los escenarios son bastante impresionantes, con unas sombras geniales y una iluminación sombría; una buena interpretación de una mazmorra húmeda y hostil. Le sigue faltando como mencionábamos el toque Elder Scrolls, con formas más redondeadas en la arquitectura, pero quitando esta queja es complicado no asombrarse con el ambiente. Pasillos oscuros iluminados con antorchas, huesos en el suelo y una atmósfera que en general sí que recuerda a vivencias anteriores en la serie. Esta sensación crece al entrar en una sala con tres botones: claramente pondrán algo en movimiento para lo que quizá todavía no estamos preparados. Me preguntan si estoy listo y me dejan el honor de pulsar el primero. Un gran grupo de enemigos aparece en medio de la sala, lo que provoca una intensa batalla en la que todos vemos de cerca la muerte, pero que conseguimos dar la vuelta en el último instante. Compartir un combate así es muy divertido, especialmente cuando nos vemos gritándonos los unos a los otros en medio del pánico, mientras aporreamos los botones de teclado y ratón. Cuando termina la batalla y recobramos la cordura, no puedo evitar sino sonreír cuando aparece la pregunta por segunda vez: ¿estáis preparados?

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Agotado termino tras pulsar todos los botones y terminar con sus consecuentes oleadas de enemigos. Es un buen respiro poder seguir nuestra caminata a través de la oscura mazmorra enfrentándonos a los rivales algo menos desafiantes que esperan entre las sombras. Pero no se ha acabado. Unos metros más adelante, en una sala mayor, un monstruo de gran tamaño y planta amenazadora nos espera. Es la última batalla de mi tiempo de prueba, la más intensa. Todo un reto, pero finalmente, con paciencia y poco a poco, conseguimos doblegar a la bestia, momento en el que, para mi gran decepción, me dicen que no hay tiempo para más.

Al separarme de la pantalla reflexiono sobre la última media hora de juego en The Banished Cells. Cierto es que parece mucho más Elder Scrolls que otros aspectos y partes de este MMO, pero cuando le doy vueltas creo que el uso de los arquetipos clásicos y la forma de enfrentar los enemigos es un poco predecible. No hay nada malo en esta fórmula, pero sinceramente esperaba algo más innovador por parte de Zenimax Online Studios. Y si bien confieso que disfruté de la sesión de pruebas, también confirmo que no alcancé el mismo nivel de éxtasis que cuando juego a Skyrim, y creo que ese es el nivel de disfrute que esperan los fans de la serie.

Por lo tanto entre el equipaje del viaje de vuelta a casa me traía una mezcla de emociones encontradas. Como fan de toda la vida de la serie TES me alegra ver cómo del universo brota una nueva rama, pero The Elder Scrolls Online simplemente todavía no se puede dar por completado. Hay muchos elementos que ya estamos acostumbrados a ver, como la búsqueda de cofres de oro, las ganzúas para las cerraduras, un avanzado sistema de habilidades, muchos PNJ para conversar... pero por otro lado se han quedado totalmente fuera algunas cosas como los robos y la criminalidad. Los desarrolladores explican estas ausencias diciendo que implementar un sistema de justicia con tal cantidad de jugadores en el mundo es muy desafiante. Aun así, la idea no está descartada del todo, de modo que podría ser incorporada más adelante cuando se haya establecido la base de jugadores.

The Elder Scrolls Online se está desarrollando como un contundente y sólido MMO de fantasía. Sin embargo, la expectación está por las nubes y es evidente que todavía queda un trecho hasta que la obra pueda estar a la misma altura. Todo, desde el sistema de juego hasta los gráficos, necesita un mayor pulido, pero mantengo el optimismo y confío en que el estudio puede cumplir con sus promesas para cuando el juego esté listo la próxima primavera, tanto para ordenadores Windows y Mac como para PS4 y Xbox One.

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Si estás loco por jugar a TESO, dispones de mucha más información en exclusiva (impresiones, entrevistas) en la ficha de The Elder Scrolls Online.

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