Los juegos de mundo abierto se quedaron de capa caída después de la generación pasada. Solo el más fuerte (GTA) y el más loco (Saints Row) parecían convencer a los jugadores. Pero Sleeping Dogs resurgió de las cenizas de True Crime para sorprender a propios y extraños y convertirse en la mejor experiencia de crimen urbano del año. Acción, peleas callejeras y persecuciones en un entorno diferente asombraron a todos.