Al principio se pensaba que las relaciones entre Remedy Entertainment, padres de Max Payne, y la compañía editora Rockstar estaban algo tensas después de que R* decidiera poner a sus propios desarrolladores a trabajar en la tercera entrega de la serie.
Después se supo que, en realidad, se ha consultado a Remedy para opinión y sugerencias durante el desarrollo del proyecto. El último capítulo de esta historia de buenas relaciones lo escribe Oskari Hakkinen, que compartió su opinión sobre el nuevo juego con Kotaku:
"Realmente nos encanta todo lo que han hecho y no podríamos estar más orgullosos del camino que ha tomado la serie (...) Quiero decir, nunca hacen juegos malos, ¿verdad? Es como si el logo de Rockstar se haya convertido en esto: Sello de calidad."
Esta declaración de amor cierra el asunto y confirma la relación amistosa de los nuevos tutores de Payne con sus padres naturales.