Análisis de Abzû

El mundo marino esconde algo mágico. Desde aquí arriba nos parece raro, casi alienígena, pero al mismo tiempo conocido. Si has tenido la ocasión de bucear o hacer submarinismo en una zona con mucha vida seguro que sabes a lo que nos referimos, y también en lo que se ha inspirado Giant Squid para crear Abzû. Un videojuego que recrea la experiencia de una forma brillante utilizando formas sencillas para recrear cientos de especies de la vida marina.

Hay tortugas, delfines, tiburones, ballenas, calamares y una larga lista de peces de todos los tamaños. Todos recreados de una forma preciosa y con una movilidad muy orgánica y viva. Incluso puedes darte un paseo con algunos de los más grandes e interactuar con ellos enviándoles una señal, para que sepan que quieres nadar entre ellos o incluso hacer algunas acrobacias saltando sobre el agua. Es espectacular, sobre todo en movimiento, incluso se convierte en una experiencia reconfortante. Es ese tipo de juego que quieres enseñar a todo el mundo sin que te importa la edad que tenga o cuánto le gusten los videojuegos. Hay algunos puntos en los que te puedes sentar y "meditar", momentos especiales ubicados para que sigas el comportamiento de especies concretas sin preocuparte por el personaje. Ha quedado tan bien que hemos pasado más tiempo del que esperábamos en este modo.

Es difícil analizar este título sin mencionar algunos juegos anteriores de Matt Nava, el director creativo de Abzû. Se puede apreciar la influencia de Flower y de Journey, pero no solo en el apartado artístico que él representa, también en el ritmo y en las mecánicas, especialmente el primero. Hay una estructura similar, que siempre te dice claramente lo que tienes que hacer para avanzar al mismo tiempo que te va escondiendo secretos a su alrededor para que te detengas. En esta ocasión es incluso más recurrente.

Porque, en realidad, para ir hacia adelante basta con resolver algunos puzles muy sencillos, como encontrar un pequeño dron que te ayuda a abrir un pasadizo o interactuar con un par de objetos para abrir una puerta. Puede que haya gente que esto lo vea como algo negativo, realmente no hay mucha dificultad, pero es que no va de eso. No viene a frustarte, viene a presentarte un mundo para que lo interpretes, lo explores y lo disfrutes.

La música, compuesta por Austin Wintory (Journey, Assassin's Creed: Syndicate), es el complemento ideal para meterte en el ambiente que pide una propuesta así. Podría haber sido orquestada, pero lo bueno es que nunca desentona por exceso de potencia, al contrario, encaja a la perfección con esta ambientación subacuática.

También es necesario hablar un poco de los controles, porque aunque parecen muy normales detrás hay una gran cantidad de trabajo que consigue que sea perfecto, que hace que llevar a cabo movimientos fluidos como loops hacia adelante y hacia atrás sean tan suaves como debe. Da la opción de invertir el eje horizontal para cámara y joystick, por separado, y da la casualidad que en este caso sí nos ha apetecido hacerlo aunque normalmente siempre jugamos con el formato estándar. Aquí el invertido es el común. El resto es una combinación de gatillos y botones.

Como era de esperar, Abzû también tiene una historia que contar, aunque en este caso te deja que tú seas quien va interpretando lo que ocurre en la pantalla. El origen es la relación entre el personaje y el Gran Tiburón Blanco, pero también es la vida de ese buceador y la metáfora de cómo cada uno de los jugadores vive con la naturaleza y con los océanos. Es una narrativa que puede ser asimilada en bloques, pero que está repleta de cosas que quedan hay que descifrar e interpretar si quieres tener todas las respuestas. Como por ejemplo unas pinturas antiguas al estilo egipcio en las que tendrás que decidir cuánto tiempo detenerte.

Giant Squid ha sido sensata al estructurar su juego y también al permitir saltar de un capítulo a otro libremente una vez que terminas el juego, así como a una docena de puntos de meditación si los has desbloqueado previamente. Es la mejor forma de poder volver a disfrutar una localización o de poder enseñarla si eso es lo que deseas. Insistimos, lo vais a hacer.

Después de estas palabras ya habréis llegado a la conclusión de que Abzû no es demasiado largo. Se puede llegar al final en un par de horas, aunque eso no te garantiza haberlo explorado por completo, sobre todo si quieres desbloquear y encontrar todas las criaturas que habitan en los fondos marinos. Es una experiencia que te va a gustar si ya las has probado antes en juegos como Flower o Journey. Es una aventura preciosa de principio a fin.