Análisis de Age of Empires II: Definitive Edition

La nostalgia está a la orden del día en esta época. Eso de que "antes todo era mejor" nunca estuvo tan de moda, y nosotros reconocemos que a veces lo pensamos también. La experiencia nos ha mostrado que cuando recordamos el pasado siempre lo hacemos con mejores ojos, pero eso no evitó que compráramos la edición de 2013 de Age of Empires II ni ha reducido un ápice nuestro entusiasmo por el nuevo intento de Forgotten Empires por recuperar la gloria del histórico RTS -juego de estrategia en tiempo real- de Ensemble Studios.

Lo primero que notamos fue la mejora generalizada con respecto al relanzamiento en alta definición de 2013. Aquella versión ya se ve bastante tosca según los estándares actuales, aunque cuenta con el apoyo de una buena ración de contenido generado por los usuarios. Obviamente todo ese contenido no vendrá incluido en esta nueva edición, pero Forgotten Empires ha intentado solucionar el problema incluyendo una cantidad apabullante de cosas por hacer -incluyendo herramientas de edición, así que la comunidad volverá a crear contenido a raudales- por lo que habrá literalmente cientos de horas de estrategia esperando a los jugadores.

Para empezar, contaremos con el típico modo sandbox donde podremos enfrentarnos a facciones controladas por la IA, pero si lo que buscamos es competición de verdad, lo suyo es que vayamos al online. Cada civilización comienza con una cantidad de unidades y recursos limitados que podrá aumentar al expandirse y evolucionar, atravesando las diferentes eras de la historia humana mientras descubre tecnologías que podrían cambiar el rumbo de la partida. Ya dijimos que el juego incluye todo tipo de opciones, y eso se hace notar desde el mismo menú del juego, donde nos ofrecerán multitud de opciones. Podremos escoger mapas basados en lugares reales o establecer una serie de parámetros que nos permitirán crear el desafío ideal para nosotros.

Age of Empires II ha contado con mucho apoyo desde siempre, y Forgotten Empires ha sabido recolectar todo el contenido disponible para las versiones anteriores en un paquete que convierte a ésta en la edición realmente definitiva. Además de las campañas que se incluyeron desde el lanzamiento, el estudio ha incluido los DLC que salieron originalmente junto con algunos nuevos. Aquí está todo cubierto, sin importar si quieres desatar la guerra en África, Centroamérica, Europa o Asia.

Estas misiones se separan del estilo de juego típico que encontramos en el modo sandbox. En ellas no tendremos que hacer que nuestra sociedad prospere mientras arrasamos a nuestros rivales, sino que se nos pedirá que completemos objetivos específicos, como reclutar una cantidad determinada de seguidores para nuestra armada mientras algunos personajes clave se mantienen con vida. También han dedicado mucha atención al tutorial, ya que gira alrededor de eventos históricos -como el enfrentamiento entre escoceses, liderados por William Wallace, y los ingleses-, lo que en nuestra opinión es una manera estupenda de introducir a los nuevos jugadores. Incluso tendremos disponible un tutorial más avanzado que girará alrededor de las enseñanzas del general Sun Tzu.

Cada misión estará precedida de una introducción -narrada en su totalidad- que nos meterá en la situación y nos comunicará nuestros objetivos. Este diálogo narrado no se limitará solamente al principio, puesto que relatará también los diálogos entre personajes importantes sobre los eventos cruciales y el desarrollo de la partida. Para nosotros estos objetivos no resultaron molestos, ya que nos sirvieron para dejar los hábitos atrás y cambiar el ritmo de juego habitual. En ellos nos proponían una serie de situaciones variadas, y las restricciones en las misiones -como la limitación en la capacidad para reclutar nuevas unidades- añaden una capa de desafío extra que empujará a los jugadores a desarrollar nuevas tácticas. Sin duda esto ofrecerá una cantidad de contenido enorme para todos los jugadores.

Aparte de las numerosas campañas a nuestra disposición, también será posible escoger alguna de las batallas históricas. En ellas podremos enzarzarnos en situaciones que imitarán vagamente la realidad, como una ocasión en la que jugamos como Henry V y luchamos contra los franceses alrededor y en Azincourt. No son como las grandes batallas a tiempo real que encontramos en Total War, sino situaciones en las que se toman prestados algunos elementos históricos y se exploran con el estilo de juego habitual de AoE.

Hemos llegado hasta aquí sin mencionar el apartado visual, y hemos de admitir que el juego se ve estupendo. En comparación, la edición de 2013 parecía el socarrat de una mala paella, pero aquí han reconstruido todo desde cero. Sigue transmitiendo una sensación retro, pareciendo una copia de el AoE de 1999, pero se ha aumentado la resolución, se ha mejorado la iluminación y el fondo ahora cuenta con más detalle. Y las unidades tienen una apariencia estupenda, aunque a veces son difíciles de diferenciar en plena batalla.

Donde el juego aún huele a siglo XX es en los combates, pero esto no tiene por qué ser malo de por sí. A nosotros nos ha parecido que la exploración ha sido retocada, pero cuando llega la hora de la batalla todo puede volverse muy lioso muy rápido. En ocasiones nos resultaba difícil saber quién se peleaba con quién, y perdimos muchos arqueros dado que peleaban cuerpo a cuerpo, cuando su lugar está detrás de la vanguardia. Quizás nuestra falta de pensamiento táctico tenga mucho que ver en esto y no sea culpa de Forgotten Empires, pero está claro que Age of Empires IV, la próxima entrega de la serie, debería innovar en este aspecto para marcar un antes y un después.

Según el estudio desarrollador, la IA se ha retocado considerablemente, pero es complicado señalar los cambios. Sí que notamos que ya no hay arbitrariedad injusta, y eso es algo bueno de por sí. También han retocado el sistema interno, mejorando el manejo de los trabajadores, algo que simplifica moverse por el aspecto de construcción de bases, pero el hecho de que los exploradores no estén automatizados a estas alturas nos sorprendió. Otra queja pequeña son los bugs que, si bien se hacían de notar, en ningún caso fueron terminales: En una ocasión vimos a una unidad imitando el Moonwalk de Michael Jackson de una punta a otra del mapa, y en otra un grupo de soldados se quedó atascado en un río durante toda la misión, por lo que fueron totalmente inútiles.

En general todos estos problemas no fueron nada grave, y el aura retro nos devolvió al pasado que recordamos con tanta nostalgia. Los jugadores más avezados encontrarán una cantidad de contenido abrumadora a su disposición, desde partidas personalizadas donde todo es posible, a campañas oficiales que les llevarán a explorar la historia desde multitud de ángulos distintos. La mejora de las texturas le sienta genial al título, y hace de Age of Empires II: Definitive Edition un paseo al pasado inigualable. Volver a uno de los títulos que jugamos en nuestra juventud nos ha hecho esperar con más ganas la próxima entrega de la serie. Aunque una restauración de este calibre para Age of Empires III -o para Age of Mythology, por favor- tampoco estarían nada mal.