Una parte significativa de mí admira en silencio el enfoque de Netflix en este caso, en la forma en que realmente se niegan a renunciar a la idea de construir una buena base sobre la que asentar un universo de espías. Es evidente que Netflix no quiere otra cosa que tener su propio James Bond o su propio Ethan Hunt, pero todos sus intentos han sido más bien mediocres. El agente invisible decepcionante. También lo fueron Alerta roja, El agente nocturno y Escuadrón 6. Cuatro fracasos, sin embargo, no significan nada más para Netflix que simplemente, en una sucesión cercana y a un ritmo furioso, lanzarse al siguiente guion de espías y poner en marcha la producción de otro intento. Porque tirar la toalla es de cobardes.
Al igual que GoldenEye o, por qué no, Misión Imposible 3, Agente Stone (con el título más apropiado en inglés Heart of Stone) se basa en la vieja premisa del thriller de espionaje en el que un colectivo de delincuentes pretende robar las claves de un satélite superpoderoso para utilizarlo como superarma destructora del mundo. En su camino se interpone un único agente, que en este caso no se llama James ni Ethan... Se llama Rachel y está interpretada por la estrella de Wonder Woman Gal Gadot.
El personaje de Gadot es la agente de los agentes. Lo mejor de lo mejor. Cuando comienza la película, está trabajando encubierta como agente doble, infiltrada en el MI6, que intenta colarse en la red dirigida por los contrabandistas de armas más influyentes y peligrosos del mundo. Rachel Stone forma parte del "House of Cards", un colectivo de superagentes que controla el procesador por satélite "Corazón" (vaya), que no sólo es el arma más poderosa del mundo, sino que también lo controla todo, desde los semáforos hasta los sistemas ferroviarios. El Corazón controla el mundo entero y quien controla el Corazón controla el planeta entero. Por supuesto, ya se han visto películas basadas exactamente en la misma idea manida 600.000 veces y me sorprende que realmente ya no parezca posible escribir una historia de espías original.
El guion viene firmado por el mismo hombre que escribió y dirigió el éxito de Netflix La vieja guardia, Tom Harper. No se trata de una cinta muy cara, a diferencia del monstruo que fue Alerta roja, y eso tiene que ver sobre todo con el hecho de que Agente Stone no cuenta con muchas estrellas de cine destacadas aparte de Gadot. Aquí no están Ryan Reynolds, Ryan Gosling, Chris Evans ni The Rock, lo que significa que Netflix no ha tenido que desembolsar decenas de millones de dólares en salarios y, por tanto, Harper y compañía han podido poner más empeño en las secuencias de acción y el diseño de producción, lo que por desgracia no se nota demasiado. Y es que Agente Stone es uno de los largometrajes más feos que he visto en años en cuanto a fotografía, iluminación y decorados. Parece estar hecho sin ganas y la mezcla entre búnkeres oscuros sin carácter y bosques de CGI cubiertos de nieve forma un conjunto deprimente.
La historia, como he mencionado antes, es tan cansina, predecible, poco original y flácida como lo ha sido en todos los intentos de Netflix en thrillers de espías y los personajes se sienten en gran medida más como malas caricaturas que como agentes reales con licencia para matar. Las secuencias de acción están bien ensayadas, mientras que Gadot y el guaperas de 50 sombras, Jamie Dornan, hacen todo lo posible para que la coreografía funcione, pero más allá de la ocasional paliza dentro de un loft en el centro de París, realmente no hay mucho que destacar. Además, Gadot carece claramente del carisma, la presencia y la intensidad necesarios para llevar un thriller de espías sobre sus delgados hombros. Es evidente, tanto aquí como en el multimillonario proyecto Alerta roja, que Zack Snyder eligió a Gadot como Wonder Woman basándose en que tenía el aspecto adecuado para encarnar a Diana Prince y no en su increíble capacidad interpretativa. En Agente Stone, no logra transmitir ni una sola emoción y su "superagente" parece perdida, además de que carece seriamente del carisma necesario. Hazte un favor, invierte las horas en algo más sensato y, hagas lo que hagas, evita esta basura.