Análisis de Bye Sweet Carole

Como alguien que consume muchos videojuegos por pasión y como parte de mi trabajo, a lo largo de los años me he encontrado con proyectos que tienen un dilema muy extraño. Puede parecer extraño decirlo, pero hay juegos que no son tan buenos como videojuegos, propiamente dichos. Tienen un montón de rasgos y características admirables, pero en la práctica, cuando se trata de sumergirse y encapsularse en un producto interactivo, francamente fracasan. Este es el caso de Bye Sweet Carole, de Little Sewing Machine.

Cualquiera que haya visto un tráiler o incluso una captura de pantalla de este título estará familiarizado con la que quizá sea su mejor característica. El estilo de animación y los efectos visuales artísticos son probablemente lo que ha puesto este juego en tu radar, y con razón. Bye Sweet Carole es un juego maravillosamente animado y dibujado con cariño, con algunos de los estilos visuales más finos y únicos que he visto en un videojuego. Del mismo modo que Cuphead y pronto Mouse: P.I. For Hire impresionan por su diseño "goma", Bye Sweet Carole tiene una estética dibujada a mano que parece sacada de una película clásica de Disney, y esto da lugar a escenas y decorados tan ricos en personajes y color que no puedes evitar enamorarte de ellos. Realmente es una maravilla visual.

Pero aquí está el truco... lo visual no puede serlo todo en un videojuego. Tiene que haber algo más que una el conjunto y, por desgracia, Bye Sweet Carole no consigue mucho en estos frentes. Por un lado, aunque el argumento tiene un gancho interesante que en cierto modo se parece a Alice in Wonderland, el diálogo se queda un poco corto. Seguimos a la protagonista, Lana, mientras desentraña un misterio, una historia en la que básicamente es maltratada a cada paso, algo a lo que ella responde con lo que mejor puede describirse como un chillido distante. Una vez más, quieres seguir la historia para ver cómo se desarrolla el misterio principal, pero los personajes que te encuentras por el camino no son demasiado memorables y la propia Lana no es una protagonista convincente. Así pues, la narrativa general es un poco imprecisa.

Esta misma impresión puede aplicarse a la jugabilidad, lo que me remite a mi argumento original de que algunos juegos no están hechos para ser jugados. Hay una historia y una gran dirección visual que merece la pena explorar, pero el gameplay en sí le quita mucha diversión. Se desarrolla en niveles 2D que recuerdan a los juegos de aventuras de los 90 y exploras estos pequeños entornos y completas tareas similares a las de Metroidvania para avanzar. Básicamente, para superar los peligros, tienes que encontrar objetos o formas de desbloquear puertas, o incluso descubrir habilidades que permiten a Lana cambiar de forma y acceder a otras zonas. En teoría, parece que tiene una profundidad aceptable, pero en la práctica es demasiado sencillo y carece de cualquier desafío, y se juega a un ritmo tan lento y de forma tan rígida que tampoco es muy divertido moverse por él. Parece un juego creado para un mando de SNES, no para un dispositivo moderno o un ratón y un teclado, es así de rudimentario y rígido.

Bye Sweet Carole Up intenta animar las cosas con enemigos acechadores (que es una idea peculiar y conflictiva para un entorno 2D con menos espacio para escapar, por decir algo), y esto hace que la sangre bombee. Sin embargo, y esto es un gran "sin embargo", a medida que pasan las horas, no puedes evitar sentir que este juego sería mejor con menos interactividad y servido de una forma más cinematográfica, tal vez algo similar a cómo Telltale ofrecía sus quick-time events en momentos estructurados tipo cut-scene. Tal y como están las cosas, lo mejor de Bye Sweet Carole es cuando el juego le quita el control al jugador y te deja deleitarte con la historia y las ilustraciones. Para mí, para lo que se supone que es un videojuego moderno, esto es un problema bastante grave.

Por eso me encuentro en un callejón sin salida con Bye Sweet Carole, porque aquí hay ideas y elementos que son casi magníficos. Pero en lo que se refiere a un videojuego, la situación es muy diferente, ya que francamente no es muy divertido jugar a él la mayor parte del tiempo. Y eso sin hablar de los problemas técnicos que experimenté, como un error que rompía el juego y me obligaba a reiniciar la historia desde el principio...

En definitiva, Bye Sweet Carole es un juego al que deberías venir únicamente por la historia y la maravillosa dirección artística. Es una idea fascinante con un gran potencial, pero la ejecución de este título y cómo está estructurado fundamentalmente como videojuego podría beneficiarse de una vuelta a la pizarra.