Una de las mayores modas en el mundo de los videojuegos de los últimos años ha sido, sin duda, la tendencia de los RPG de acción. Culpo a FromSoftware de este creciente movimiento, en el que parece que todos los títulos tienen que ajustarse a este mismo estilo de combate brutal e implacable y pobre estructura narrativa y montaje. Sí, tal vez puedas deducir que no soy un gran fan de este estilo de videojuegos, así que probablemente te preguntes por qué decidí dirigir mi atención a Enotria: The Last Song de Jyamma Games.
Sencillamente, porque este juego se distingue realmente de otros que hemos visto en este género. No se basa en un mundo sombrío y oscuro lleno de abominaciones y pesadillas. Es un proyecto que se adentra en el reino fantástico del folclore y los mitos italianos, y sí, eso significa que tenemos la oportunidad de desenvolvernos en una historia que nos lleva a través de impresionantes vistas mediterráneas bañadas por el sol, todo ello para enfrentarnos a enemigos y jefes que harán que quieras tirar el mando por la ventana después de que te hayan matado por enésima vez. Es un ARPG, y eso significa que tiene los vicios que acosan a casi todos los títulos de este subgénero (no es que los fanáticos de FromSoftware lo admitan), es AA, lo que básicamente afirma que hay un poco de chorrada, como cabría esperar de un proyecto de esta ambición y escala, pero también se siente bastante único y fresco, de una forma parecida a como lo hizo Spiders' Steelrising cuando debutó el año pasado.
Así pues, pasemos a la trama. En Enotria: The Last Song, los jugadores asumen el papel de El Enmascarado, un ser encargado de recorrer el mundo y matar a los diversos y poderosos Authors que han utilizado su inmensa capacidad mágica para apresar y encerrar a toda la tierra en un juego eterno conocido como el Canovaccio. ¿Qué significa eso para cualquiera que no hable ARPG? Te pones en la piel de un personaje sin nombre y avanzas por un territorio extenso y lineal en su mayor parte, luchando contra enemigos normales y descansando en puntos de control similares a hogueras, todo ello en un viaje para enfrentarte cara a cara con jefes mortíferos que te derribarán. Si has jugado a Dark Souls, Bloodborne, Steelrising, Lies of P, Remnant, Star Wars Jedi, Nioh, Lords of the Fallen, o casi cualquier otro título similar a Souls, estarás familiarizado al instante con Enotria y con lo que pretende aportar.
A lo largo de la historia, acumularás una moneda que equivale a las almas de los juegos de FromSoft, y que puedes utilizar para mejorar los atributos principales de tu personaje, ya sea la salud, el poder de ataque, el poder elemental, la resistencia o, en su lugar, tus Máscaras adquiridas (que son efectivamente formas de cambiar de clase) o armas. Si mueres, cualquiera de estas monedas que aún lleves encima quedará en tu cadáver destrozado, lo que significa que deberás volver a él y readquirirla antes de que te maten de nuevo y la pierdas para siempre. Viajarás por un mundo que podría parecerse a una rica ciudad costera italiana o, en cambio, a una capilla más retorcida y cubierta de maleza, por poner solo dos ejemplos, participarás en combates que consisten principalmente en utilizar paradas y esquivas perfectamente sincronizadas e increíblemente ajustadas hasta que veas una abertura para lanzar un golpe de vuelta antes de repetir el proceso una y otra vez, y además recogerás objetos y consumibles con nombres absurdos que el juego ni una sola vez se toma realmente un momento para explicarte. Así que sí, Enotria: The Last Song se enfrenta exactamente a los mismos problemas y frustraciones que a menudo me hacen evitar el género ARPG, y los soulslike en su conjunto.
Pero al mismo tiempo, este juego tiene algunos momentos que realmente destacan. El diseño de los niveles es absolutamente excelente y la forma en que Jyamma ha utilizado los rayos de luz y la estructura arquitectónica hace que sean frecuentes las ocasiones en las que te detengas a contemplar el entorno. El diseño de los enemigos es variado y te mantiene constantemente alerta, y la mayoría de las amenazas habituales parecen realmente superables y abatibles. El sistema de carga y personalización es bastante intuitivo y fácil de entender; es cierto que es rígido y parece como si le faltara un cierto grado de flexibilidad, pero no hace que quiera darme cabezazos contra la pared intentando descifrar sus peculiaridades. Ah, y hay una historia en el corazón de este juego que te entretiene y te atrae. Al estilo tradicional de los Souls, a menudo se pierde y a veces se olvida, pero cuando se le da tiempo para destacar y brillar, a menudo lo hace con creces.
Definitivamente, hay que elogiar a Jyamma Games por su esfuerzo tan ambicioso con este juego. Tiene momentos grandiosos e impresionantes, y es por ellos por lo que quiero seguir volviendo a un género que me cuesta tanto amar. Hay tres regiones temáticas únicas que explorar, cientos de enemigos contra los que luchar, decenas de jefes principales y una selección de brutales jefes opcionales, hay mazmorras de menor escala escondidas en los recovecos del camino principal, y todo esto significa que lo que parece una experiencia bastante ajustada es en realidad una que te mantendrá entretenido durante decenas y decenas de horas. Así pues, hay que dar crédito a quien lo merece.
Pero esto no cambia el hecho de que existen proyectos similares a Souls ya establecidos, a los que podemos mirar como vara de medir y comparar, y cuando empiezas a hacer eso, Enotria: The Last Song empieza a flaquear. La variedad de armas y el combate carecen de intrincación, el mundo, aunque bonito a la vista, carece de ese mismo nivel de asombro y secretismo que encontramos en otras alternativas, los jefes no te dejan boquiabierto de la misma forma que hemos visto en otros lugares. Y sí, está el jank. Está el quedarse atascado en partes del entorno durante una acalorada batalla, está el que tu cámara básicamente se deforme cuando la presionas contra el límite del nivel, está el pobre feedback que nunca te avisa de que el enemigo aleatorio que has encontrado al final de un pasillo es taaaaan fuerte que tú, algo de lo que no te das cuenta hasta que te golpea una vez y te envía a una tumba prematura. Hay un puñado de cosas que Enotria: The Last Song hace muy, muy bien, pero también muchas en las que no da en el clavo, y es por estas razones por las que encuentro este juego un poco mixto.
Si buscas un Soulslike desafiante que cambie el tradicional diseño oscuro y retorcido del entorno por algo más alegre y soleado, entonces Enotria: The Last Song es sin duda algo que merece la pena probar. Pero si lo que buscas es una jugabilidad más ajustada e intrincada, combinada con peculiaridades menos frustrantes, entonces hay mejores alternativas para jugadores más puestos en el género.