Análisis de Europa Universalis V

Gobernar el mundo no es tarea fácil. En el quinto título de Paradox de la saga Europa Universalis, esta responsabilidad queda en tus manos. Tienes la oportunidad de elegir un país y seguir un viaje desde el siglo XIV hasta el periodo de las grandes revoluciones en la Europa del siglo XIX. Hay cientos de países para elegir en todo el mundo. Lo más difícil del juego es encontrar una nación con la que empezar. Para ayudarte, hay una lista de países recomendados que exploran uno de los tres estilos de juego. Si quieres probar una nación expansionista, Castilla es tu elección, si quieres probar la diplomacia, quizá Noruega sea tu país, si eso no funciona, quizá los Países Bajos, centrados en el comercio, sean una alternativa.

La elección de la nación es bastante importante, ya que algunos países están directamente en una variante de una cruzada, luchando por su supervivencia, están a punto de perder a su líder y arriesgarse a una guerra civil o a punto de acabar en un conflicto internacional importante. Yo aprendí esa lección tras elegir Inglaterra, que muy pronto acaba en la Guerra de los Cien Años con Francia. Por supuesto, puedes evitarlo, ya que no tienes que seguir la ruta histórica. Otro ejemplo son los Caballeros Teutónicos, que están en guerra con el Gran Ducado de Lituania justo al principio del título. No encontré ninguna opción para ajustar la fecha de inicio, así que tendrás que pensar un poco en función de la experiencia que tengas con estos juegos.

Si hay algo que se le da bien a Paradox es crear mundos vibrantes y dinámicos en un formato de estrategia. Siempre hay algo que hacer, y realmente tienes que elegir sabiamente cómo gastar tus recursos. Europa Universalis V no es un juego fácil. Es posible hacerse una idea rápida, pero para dominar realmente el juego hay que profundizar en multitud de sistemas de gameplay, que a su vez dependen de otros sistemas e interactúan continuamente. Es una compleja maquinaria que hace avanzar el mundo del juego hasta su destino final. Los aspectos más importantes que hay que vigilar son la diplomacia, la investigación, el ejército, la economía y la exploración.

La diplomacia es una de mis herramientas favoritas del juego. No tienes un número infinito de diplomáticos y cuesta dinero generar más. Tú eliges con qué países vas a aumentar las relaciones, a cuáles quieres espiar y crear así diferentes formas de Casus Belli. Con quién comerciarás y cómo navegarás por el mundo. Éstas son cuestiones con las que tendrás que lidiar en el transcurso de la campaña. También tienes que tener en cuenta a las organizaciones poderosas que pueden crear conflictos contigo o influirte de otro modo. Un ejemplo de ello es la Iglesia Católica o el Sacro Imperio Romano Germánico, que permite a los países miembros votar sobre cruzadas, guerras, leyes y mucho más.

Las organizaciones pueden ser poderosas y debes tenerlas en cuenta, ya que pueden abarcar muchos estados y afectarte directamente. Por supuesto, puedes abandonarlas si quieres, pero algunas conllevan costes como la inestabilidad y la guerra. Dependiendo del país que elijas, tienen un aspecto un poco diferente y unos propósitos distintos. Si eliges jugar como una nación de Asia, África o América, tendrán organizaciones diferentes a las que encuentres inicialmente en Europa. También puedes fundar tus propias variantes que promulguen leyes de defensa mutua.

Hay tres factores importantes cuando hablas con otro estado. La confianza, las relaciones y los servicios. Los dos primeros están controlados por las elecciones en el mapa de campaña, las decisiones, los rivales que tengas, la tecnología, la cultura, la religión y mucho más. Los segundos dependen más de que utilices diplomáticos para generar servicios recíprocos. Con ellos puedes conseguir que los Estados hagan cosas que te beneficien a ti o a un aliado. El sistema es flexible y hasta cierto punto será reconocible de la cuarta Europa Universalis. Me gusta que sea bastante fácil ver lo que afecta a los números. Tienes muchas opciones, como crear alianzas, sindicatos, bloqueos, pedir colonos a otro país y mucho más. La lista de lo que puedes hacer con este sistema es extensa.

Desgraciadamente, la pluma no siempre es más poderosa que la espada y a veces sigues necesitando la espada. Inicialmente tienes tus fuerzas a las que llamas para que luchen por el rey. No están entrenadas y representan el modo de guerra medieval. Los ejércitos permanentes blindados y bien entrenados son caros y no tan rentables. En el transcurso del juego, esto cambiará, por supuesto, y tus fuerzas serán sustituidas por alternativas más profesionales y más mercenarios. Por supuesto, tus tropas y barcos pueden ser dirigidos por generales y cada ejército se divide en regimientos. Puedes ajustar esto un poco para obtener mejores resultados en las batallas. También pueden realizar tareas específicas. Los barcos pueden suministrar alimentos a las tropas, transportar soldados y bloquear puertos. Las tropas en tierra pueden quemar el terreno, asediar y conquistar zonas. También pueden levantar campamentos y otras cosas favorables a tu avance.

Tal como estás acostumbrado, no ganas una guerra apoderándote de una ciudad o derrotando a una fuerza enemiga. Más bien, ganas cumpliendo los objetivos que estableciste para la guerra. Se trata de un casus belli, que creas gracias a espías o con la ayuda de tus estamentos en la vista de administración. El sistema es similar al de títulos anteriores de la serie. Funciona muy bien porque no te da el control total de una vez. Te obliga a utilizar varios sistemas de juego para lograr tus objetivos. Si no utilizas un casus belli, serás castigado diplomáticamente y te arriesgarás a la ira de los países vecinos. La diplomacia puede darte poderosas razones para iniciar una guerra, un ejército fuerte te permite ganar la guerra y una buena economía te permite continuar las guerras y pagar a tus fuerzas.

La economía de tu país es una de las piedras angulares para no perder la partida. No eres una persona como en Crusader Kings, sino que juegas como un país. Una de las grandes novedades esta vez es un sistema de comercio más robusto, con mercados que cambian dinámicamente dependiendo de dónde se vendan y compren las mercancías. Siglos de cambios en el mapa de la campaña pueden modificar múltiples factores, como la tecnología, y un líder inteligente permite a su nación controlar el comercio mundial. También existe la posibilidad de crear sistemas aduaneros y similares. Inmediatamente reconocí partes de mi estilo de juego de Victoria III. Aunque Paradox no haya construido una simulación económica tan profunda, sigue siendo impresionante.

Si puedes ignorar el hecho de que a veces se conjura la existencia de ciertos bienes, se trata de un sistema complejo y profundo. Los recursos se extraen, tus habitantes los utilizan para producir bienes mediante edificios y luego éstos se venden en los mercados. Puedes gestionar tanto las exportaciones como las importaciones y satisfacer al detalle las necesidades de tus habitantes. Tienes bastante libertad para crear tus propios mercados, bloquear otros e influir indirectamente en terceros países o controlar el suministro de mercancías. Puedes utilizar el sistema de comercio como una poderosa herramienta en tu afán por convertirte en una superpotencia dominante; a medida que se acerca la industrialización, esto se hace aún más patente.

Las nuevas características en todas las áreas que tradicionalmente ofrecía la serie han hecho que haya tenido que reaprender muchas cosas. Pueden ser aspectos de la guerra como que las tropas mueran permanentemente. O cómo tienes que equilibrar las exigencias de los estamentos, las alegrías y sus privilegios. Otro ejemplo es la capacidad de los consejeros del rey para llevar a cabo misiones específicas y poderosas. Otro cambio interesante es el énfasis en el control. Este número determina cuánto valor obtienes de cada área. Un área más alta significa más dinero. Con la ayuda de caminos, asesores y tecnología, puedes aumentar el valor. Y ni siquiera he mencionado el sistema meteorológico, que los soldados pueden morir si pisan hielo cuando la nieve se derrite en primavera, el sistema de misiones que funciona como un árbol tecnológico secundario no muy distinto del sistema de Imperator: Roma. O el enorme árbol de nuevas tecnologías dividido en periodos de tiempo y adaptado a tu estado.

Aunque el ordenador esta vez no es el oponente más inteligente al que me he enfrentado en un juego de estrategia, para mí es suficientemente bueno. A veces comete errores con las tropas en la guerra, la diplomacia y otros aspectos. Un buen ejemplo es que no siempre utiliza bien la topografía o las horas del día. Esto permite al jugador ganar incluso batallas imposibles. Si te cuesta un poco aceptar oponentes informáticos menos que perfectos, esto puede ser un punto negativo para ti. Sin embargo, por supuesto, es posible aumentar el nivel de dificultad y jugar en el modo Iron Man. Los niveles de dificultad aumentados funcionan como siempre lo hacen en los juegos de estrategia. El ordenador obtiene más recursos y tú menos, no navegará mejor por el terreno ni tomará mejores decisiones.

A pesar de algunos problemas, me gusta mucho Europa Universalis V y su gran cantidad de sistemas interactivos. Crean una experiencia compleja y difícil, que realmente no puedes conseguir en ningún otro sitio. Puede que tu campaña como reino de Castilla o Aragón no conduzca a una España, sino a una ciudad-estado diferente. Puede que Alemania nunca llegue a formarse e Inglaterra se apodere de Francia. Las posibilidades son enormes para tener una experiencia no histórica, pero también puedes configurar el ordenador para que juegue históricamente. También hay países ocultos que pueden crearse mediante rebeliones y guerras civiles. La única opción que echo realmente de menos es poder cambiar la fecha de inicio.

Me gustan las oportunidades de experimentar con situaciones sobre las que siempre te has preguntado y lo que podría haber ocurrido si la historia hubiera tomado una dirección diferente. Uno de los acontecimientos más importantes de Europa se produce con el descubrimiento de América del Norte y del Sur y el inicio de la revolución industrial. Puedes interactuar con todo esto. Sin embargo, no tienes que colonizar medio mundo ni conquistarlo. El juego termina cuando tú quieres que termine y tú gobiernas tu país, nadie más. Aunque la campaña tiene un año de finalización, puedes seguir jugando si quieres, aunque te quedes estancado en las tecnologías del siglo XIX. Si quieres una experiencia posterior, puedes probar Victoria III, con su ambiciosa simulación económica.

Jugué varias campañas como varios países. También probé algunas naciones extrañas de partida en otros continentes. Está bastante claro que muchas de ellas aún no están totalmente desarrolladas en cuanto a contenido. La atención se centra en las grandes potencias europeas. Sin embargo, es totalmente posible tener campañas entretenidas con formaciones estatales más pequeñas. Uno de mis países favoritos para empezar fue la Horda de Oro. Lo difícil de esta facción es que está a punto de derrumbarse si no eres hábil. Otra opción divertida que puedes probar son los Caballeros Teutónicos. Están en plena guerra con el Gran Ducado de Lituania y, si juegas mal tus cartas, puedes perder la campaña con bastante rapidez. También me gustó el Imperio Bizantino. Si quieres que tengan su nombre histórico, puedes cambiarlo en los ajustes. Su posición inicial en este momento es difícil de manejar. Japón y China también son interesantes para probar durante este periodo de tiempo. Japón es relativamente pacífico y tranquilo en el punto de partida de la campaña.

Mi sugerencia es que dejes que el juego te guíe al principio. Elige uno de los países recomendados y síguelo en el modo de entrenamiento, que por desgracia, al igual que sus predecesores, es un poco tosco. Paradox sigue optando por guiarte en cómo controlar con el ratón y el teclado y luego te explica cuáles son los sistemas. Sin embargo, no recibes ninguna ayuda sobre cómo hacer las cosas en el juego. Esto es algo a lo que suelo reaccionar cuando juego a juegos de estrategia. La enciclopedia incorporada es extensa, pero no explica cómo hacer las cosas de las que te habla el juego. Cómo colonizas una provincia o cómo consigues que otro estado te envíe colonos. Algunas cosas son más fáciles de averiguar que otras, pero creo que deben añadir esto a la enciclopedia del juego.

Sin embargo, creo que la interfaz de usuario es buena y la posibilidad de anclar a la derecha las cosas que consideres importantes facilita las cosas. También es raro que algo quede oculto en los submenús, algo que Paradox ha mejorado con los títulos más recientes. Esto y las pestañas en la parte superior de la pantalla con información importante son geniales. Gran parte de esto ya estaba en el cuarto y la funcionalidad es genial también en el quinto. El número de modos de mapa ha aumentado y ahora tienes más filtros para utilizar. En algunos menús, los filtros asociados se activan automáticamente, lo que ayuda a obtener una mejor visión general de lo que quieres ver. Puede tratarse, por ejemplo, de mercados, topografía, valores en 3D o enemigos y aliados. El juego también contiene aspectos como las migraciones y las migraciones, y el sistema de filtros del mapa puede ayudar a resaltarlo.

En el aspecto técnico, el juego fluye de forma un poco irregular. Es bastante exigente y no siempre fluye a la perfección. Esto se nota especialmente cuando lo ejecutas con ajustes más altos. El juego no siempre mantiene el ritmo debido a todos los cálculos y otras cosas en segundo plano. He experimentado algo de lag. Puede parecer un poco lento cuando pasan muchas cosas en el mundo, pero no es un juego de acción y no afecta tanto a la gameplay. Otro aspecto que no afecta tanto al título es la música. Es igual que en el cuarto, realmente buena, hasta que la oyes demasiado a menudo y pones tu propia banda sonora. Sin embargo, el mundo está muy bien renderizado y me gustan todos los detalles del mapa cuando haces zoom. Mi crítica al aspecto visual es principalmente la variación en la apariencia de las ciudades y la apariencia de los escuadrones. Si conozco bien a Paradox, esto es algo por lo que tendremos que pagar tras el lanzamiento.

La pregunta que te estarás haciendo tú que has leído hasta aquí es si merece la pena dedicarle tiempo. Mi respuesta es indudablemente sí, si te gustan los juegos de gran estrategia. Aparte de pequeños problemas de rendimiento, se te ofrece una hermosa recreación de nuestro mundo en el año 1337 en adelante. Europa Universalis te ofrece un mundo vivo, dinámico y complejo. A diferencia de Hearts of Iron IV, por ejemplo, hay muy poco tiempo muerto, siempre tienes algo que hacer en este juego. Nunca te sientas a esperar la gran guerra, sino que estás haciendo cosas todo el tiempo. Ya sea construyendo carreteras, redes de espionaje, equipando tu flota, creando mercados, importando mercancías o construyendo catedrales en las ciudades. Entre turno y turno te alimentas de acontecimientos tanto históricos como situacionales. Todo esto y mucho más significa que siempre tienes algo con lo que interactuar. Suelo aumentar la velocidad en estos títulos, pero en el quinto he tenido que bajarla por este motivo.

Creo que el núcleo de Europa Universalis V es terriblemente impresionante. Europa Universalis nunca había sido tan complejo, fácil de jugar y ofrecía la posibilidad de automatizar partes del juego de las que no quieres ocuparte. Esta última característica carece de algunas opciones configurables para el ordenador, que controla lo que has automatizado. A pesar de pequeños problemas de rendimiento, una falta de ajustes en el modo campaña y un oponente informático que no siempre impresiona, éste es sin duda mi favorito de la serie. Hay innumerables sistemas de gameplay y cosas sobre las que no he tenido tiempo de opinar en esta reseña. Sin embargo, la experiencia en su conjunto es realmente buena y espero con impaciencia la continuación con actualizaciones y expansiones. Es un poco más profundo, un poco más complejo y te ofrece poderosas herramientas que puedes utilizar para navegar, influir y cambiar el curso de la historia. Si te gustó el predecesor o sientes curiosidad por la quinta iteración, te lo recomiendo encarecidamente.