Análisis de Razer Freyja

¿Os acordáis del ButtKicker? ¿Aquel motor de pistón que poníamos en nuestra silla de la oficina? Pues lo siguieron desarrollando algunas empresas estadounidenses como Earthquake, que fabricaron versiones tanto para sillas como para sofás. Todas ellas se basaban en el mismo concepto: un motor de pistón que se conectaba a un amplificador que únicamente recibía frecuencias de graves bajos. Esto hace que nuestra silla o sofá se convierta en un supermueble con altavoces subwoofer, llevándonos a vivir una experiencia con los graves más profundos sin necesitar un monstruo de 12x18 pulgadas en nuestro salón u oficina.

Este principio es el mismo que se ha seguido para fabricar los productos de tecnología háptica HD de Razer Sensa. Lo ví por primera vez en los auriculares Nari Ultimate y ahora está presente en una gama de productos muy variados, incluso en una almohadilla para sillas de oficina que se ha dado a conocer como Freyja.

Esta almohadilla se adhiere a cualquier silla con sus correas y cuenta con un pequeño cable para el adaptador de corriente que se conecta a la silla mediante un cable desacoplable. De esta manera, este último se separa por sí mismo al estirarse, por lo que no se rompe. Sin embargo, el cable tiene un conector estándar de tipo 'bullet-plug', por lo que encontraríamos fácilmente piezas de recambio en caso de que tuviéramos un accidente. Además, la señal se transmite mediante ondas de radio y un pequeño dongle o mediante Bluetooth, de modo que lo podríamos utilizar con prácticamente cualquier dispositivo electrónico. El Freyja envía una señal a los seis actuadores integrados, o "motores hápticos" tal y como los llama Razer. Todo está controlado mediante un software, pero también hay botones físicos para apagarlo o encenderlo y subir o bajar la intensidad háptica y la verdad es que impresiona bastante lo mucho que puede llegar a vibrar.

La señal se recibe al estilo clásico, por el software que lee la señal de radio y envía una copia de dicha señal a nuestra almohadilla Freyja, lo que nos da una buena oportunidad de personalizar la intensidad como más nos guste. De forma alternativa, podemos tener la suerte de que el juego que usemos tenga una fuente de integración Sensa.

Yo mismo lo he probado al nivel 4 de intensidad de los 6 que hay y con la granularidad háptica al 70%, combinada con un perfil Equilibrado. Configurar la granularidad por encima de un 70% o la intensidad háptica al máximo sería simplemente demasiado, tanto que hasta los usuarios con un físico increíble saldrían escaldados. El panel de control, por su parte, puede agobiarnos un poco al principio, pero, aunque nos cueste, merece la pena ajustarlo a nuestro gusto. Mi pareja, sin ir más lejos, pensaba que la intensidad en la que estaba usando la almohadilla era insoportable. El Razer Freyja es bastante enorme y en versiones futuras una malla podría hacerlo más cómodo.

Al utilizar la función de audio a háptica, el dispositivo sigue funcionando igual de bien, especialmente con películas o música, ya que les da ese toque subwoofer que les falta a muchos ordenadores. La lista de títulos compatibles con el Razer Freyja no es muy larga, pero su integración nativa en algunos juegos es una idea absolutamente brillante. Únicamente algunas acciones como disparos, efectos mágicos y sucesos específicos como rocas derrumbándose activan los pequeños actuadores, dándonos un efecto direccional mucho más preciso. Más títulos pronto serán compatibles con Razer Freyja y otros como Elden Ring ya tienen un perfil de audio a su medida. Pero esto no acaba aquí, Unreal Engine 5.5 cuenta con una fuente de integración Sensa que por ahora solamente está en su versión beta, pero eso ya es una prueba de que próximos juegos seguramente también la integrarán.

No he podido encontrar ninguna tienda local que venda este dispositivo, pero Razer lo ofrece por casi 300 euros. Dios mío. Aunque es de alta calidad y los actuadores son fuertes y compactos, es un poco caro para mi gusto. Aún así, lo uso a diario y todavía no me he cansado de él, lo que es una muy buena señal.

No es solamente lo que anuncian, el Razer Freyja le añade una dimensión física que hace que nuestros juegos sean mucho más divertidos. A menos que juguemos con un proyector enorme y un sistema de sonido envolvente, la inmersión que nos ofrece este dispositivo está completamente a otro nivel y más si contamos con unos cascos con la misma función. Por ejemplo, una explosión al lanzar una granada se siente completamente diferente cuando el lado derecho de nuestra cabeza y de nuestro cuerpo empieza a vibrar. Creo que hasta yo mismo me habría comprado un Razer Freyja, a lo mejor cuando estuviera en oferta, porque los efectos merecen la pena, pero entiendo que a la gente le entre dudas al ver su precio. El dispositivo va bien con juegos de acción o de coches, pero con los shooters podemos sentir los mejores efectos.

Sin duda, es un dispositivo muy entretenido, pero como cualquier otro "capricho" que nos podemos dar, no como una "necesidad". Una buena opción puede ser probarlo antes de invertir alrededor de 300 euros en una almohadilla.