Hemos pasado 1.000 horas en nuestro simulador de carreras con el producto de "gama básica" SR1, de la marca sueca Simrig, que montamos sobre una estructura de chasis de aluminio de Swedish Rig Design. Repetimos: 1.000 horas, de las cuales, probablemente, en torno a 900 han sido en Dirt Rally 2.0. La sensación de inmersión y realismo es magnífica, por lo que el hardware logra hacerte sentir que estás un rally de verdad. Daos por advertidos: una vez probéis un simulador con plataforma de movimiento, no querréis volver a tocar uno estático. Ni en pintura, vamos.
Afortunadamente, tampoco es algo que tengamos que hacer: seguimos avanzando hacia una simulación de los movimientos del coche más potente, detallada y realista gracias al nuevo SR2, el buque insignia de Simrig que se estrenó apenas hace unos días. Gamereactor fue la primera revista de videojuegos del mundo en recibir una muestra para realizar el análisis, hace ahora mes y pico. Desde entonces, hemos pilotado unas 80 horas y podemos asegurar que en Simrig se han superado a sí mismos, mejorando el que era el sistema de movimiento para simracing de entrada más económico con un nuevo conjunto de dispositivos muy duradero, bien presentado, con una construcción sólida y a buen precio que funciona de maravilla a la hora de reproducir el movimiento del coche de manera realista.
Vamos a explicar brevemente, para quienes no sean tan locos del motor como nosotros, de qué estamos hablando. El Simrig SR2 tiene cuatro 'actuadores de movimiento' que se montan sobre una estructura de aluminio y que después se conectan a una caja de control que viene incluida de serie. El sistema SR2, con sus cuatro motores, una fuente de alimentación, un panel de control y los cables, tiene un precio de 3.900 €. Por otro lado, puedes descargarte el programa 'Simrig Control Center' de forma sencilla desde Smrig.se; en un par de minutos, estarás listo para ponerte en marcha.
Mientras que el equipo SR1 se ha quedado en 2.900 €, subrayamos que el precio del SR2 es de 3900 €. Sobre los aspectos en los que se diferencian, cabe destacar que el SR2 cuenta con motores de 1.000 vatios, no de 500, por lo que soporta 50 kilos más de 'carga' (225 kg de peso total), es un poco más potente, ofrece un mayor nivel de detalle, así como más movimientos por minuto, y no se calienta igual que el SR1 tras cinco horas seguidas de conducción.
En Gamereactor, hemos seguido añadiendo partes a nuestra estructura Modus Ultimate de Swedish Rig Design, lo cual, junto con el asiento Evo de Sparco y los rieles para ajustarlo, la base de volante Fanatec DD2 y los pedales Heusinkveld Sprint, empezaba a ser demasiado peso para el sistema SR1, por lo que agradecemos mucho el salto al SR2. Pero ese no es el único motivo: el aumento de la sensibilidad y el mayor número de detalles que este ofrece suponen una visible y satisfactoria mejora para quienes, como nosotros, han invertido más de 1.000 horas en el SR1.
El mayor cambio que se ha realizado en el sistema SR2, en comparación con el SR1, lo constituyen esos matices que ya hemos mencionado: cuenta con casi el doble de movimientos por minuto, lo que, sobre todo en Dirt Rally 2.0, se traduce en que podrás sentir las superficies y el grado de agarre de una manera más fiel. Aunque el nuevo modelo se mueve más, la sensación es más suave con el SR2, lo cual creemos que se debe al hecho de que cuenta con motores más potentes, tal y como sucede cuando pasas de un volante convencional a uno con tracción directa.
La magnífica calidad de construcción, los motores potentes y el software puntero que tiene hacen del sistema de movimiento SR2 de Simrig un producto increíble; el mejor que puedes adquirir de esta gama teniendo en cuenta el precio que tiene. La competencia más directa, como por ejemplo D-Box, vende equipos como el sistema D3 por más de 9.000 euros, del que, diríamos, el SR2 de Simrig no tiene nada que envidiar. No está nada mal. Exceptuando el hecho de que puede resultar caro para quienes, como nosotros, deseen montarse un racing rig decente, nos cuesta mucho ponerle más pegas al SR2. Es un producto fantástico que emula los movimientos de manera impecable. Sentir la gravilla bajo los neumáticos, el recorrido de la suspensión del Fiesta R5 o cómo los pianos hacen que las ruedas se metan en el chasis es algo que todo amante del motor debería vivir.