Análisis de X-Out: Resurfaced

¿Por qué están tan enfadados los peces? Publicado en 1989 para Commodore 64, X-Out se presentó como un matamarcianos repleto de criaturas marinas, monstruos y naves que parecían haberse levantado con el pie izquierdo. Se trataba de un juego bastante complicado, especialmente para los principiantes, en el que un mísero golpe podía suponer el fin del juego y tener que empezar desde el primer nivel otra vez. Pues bien, este nivel de dificultad tan exigente se sigue viendo en el remake, de nombre X-Out: Resurfaced, creado por la desarrolladora alemana Kritzelkratz 3000.

Se han perfeccionado los gráficos, pero aún conservan ese toque característico de 1989. Me imagino que así lo veíamos en nuestra mente cuando disfrutábamos de este y otros títulos similares en aquel entonces. Los autores también han afirmado que su meta era preservar el aspecto pixelado del original. Sin embargo, no importa lo bien que se vea, pues esto puede llegar a ser la mayor flaqueza del juego. La paleta de colores es un tanto... sombría... podríamos decir ―seguramente porque el juego transcurre en las profundidades del océano―, por lo que los colores tienden a mezclarse, haciendo que algunos de los obstáculos no se distingan lo suficiente del fondo. La mayor parte de las veces en las que morí, que fueron muchas, fue porque me chocaba con el entorno y no porque me alcanzaran los proyectiles. La gran diferencia está en que ser atacado por proyectiles o enemigos solo te quita parte de la vida, mientras que estrellarte con una roca significa muerte instantánea. Así pues, cuando tenía que seguir el rastro de los enemigos y proyectiles, y maniobrar para evitarlos, cualquier mínimo obstáculo del mismo color que el fondo se me pasaba por alto con facilidad.

Además de esto, no hay sistema de guardado, por lo que si mueres en el nivel tres, por ejemplo, te mandan de vuelta al principio del nivel uno y sin las mejoras que habías ido consiguiendo. Antes de empezar cada nivel, te dan la opción de comprar vehículos nuevos, que también actúan como tus vidas en el juego, y de equiparlos con distintas armas. Así que si solo tienes una nave y se hunde... ya puedes ir despidiéndote de ella. Si construyes una flota con cuatro submarinos, esto representará las vidas de las que dispones. Es un constante tira y afloja entre decidir cuántas naves comprar y cuánto equipo ponerle, ya que cada nave cuesta tiene un precio, al igual que arma, escudo, etc. La parte de personalización es uno de los aspectos más destacados del juego, puesto que tienes la libertad de elegir cómo quieres jugar. Puedes optar por comprar uno de los tres submarinos predefinidos (una novedad de esta versión) o construirlo tú mismo. Tú decides si quieres ir a lo grande con un enfoque ofensivo y muchas opciones de daño, o algo más defensivo con un radar.

Este sistema también hace que las primeras expediciones sean un mayor desafío. La puntuación obtenida en cada nivel se transforma en dinero para el siguiente, así que si acumulas muchos puntos, podrás construir naves realmente peligrosas. En el primer nivel siempre empiezas con muy poco dinero, por lo que solo te puedes permitir una máquina bastante simple. Puedes escoger entre cuatro modelos distintos, cuya única diferencia es la apariencia, el precio y la cantidad de armas que pueden llevar: desde tres en el modelo más barato hasta diez en el más caro.

Si hablamos de mecánicas de juego, los títulos de finales de los años 80, por lo general, no son algo que revolucione el mundo de los videojuegos desde 2020. Para disparar el arma principal solo tienes que mantener pulsados los gatillos R2 y RT, mientras que las otras se disparan automáticamente o con un botón. Además de esto, la manera de moverte es la de siempre: para arriba, para abajo y de un lado a otro... Un joystick de Commodore 64 no daba para más.

Si bien las mecánicas podrían ser un poquito más variadas, no podemos decir lo mismo de la música. Hay tres versiones disponibles: la clásica (la versión Amiga), la nueva (un remix de los temas originales junto con cuatro pistas originales de Chris Hülsbeck) y la de Commodore 64. Cualquiera de las dos primeras opciones es una buena elección, aunque conviene ajustar el volumen de los efectos de sonido, ya que están demasiado altos en comparación con la música.

Siguiendo con el enfoque clásico, también puedes desbloquear trucos. Después de morir unas cuantas veces (y cuando digo unas cuantas, me refiero a muchas), consigues un truco que evita que sufras daños al chocar con el entorno, causa principal de la mayoría de las muertes. Puedes desbloquear hasta seis trucos para hacer el juego muchísimo más fácil, pero esto también desactiva la posibilidad de ganar Trofeos o Logros, si es que te gusta coleccionarlos.

De esta manera, X-Out: Resurfaced es fiel al original en casi todos los aspectos, tanto en los buenos como en los malos, y cumple con lo que esperarías de un remake de este estilo. Las mecánicas no te sorprenderán para nada, pero realmente es un shoot 'em up clásico y difícil que no decepcionará a los amantes del género.