Análisis del mando Sony DualSense Edge

Sony nunca había fabricado su propio mando "Pro". En su lugar, la estrategia siempre ha sido dejar que terceros interesados se disputen el favor de los consumidores, así que a lo largo de los años hemos recibido propuestas bastante sólidas de empresas como Razer y Scuf, pero finalmente Sony ha visto lo que Microsoft ha conseguido hacer con sus relativamente exitosos mandos de la serie Elite, y ahora nos presenta el "Edge".

Se presenta a un precio de 239,99, lo cual es bastante caro. De hecho, es más caro que un Elite Series 2 con todo su kit respectivo, así que con el ambicioso precio, se necesita un "sobresaliente" en casi todos los parámetros que vamos a analizar aquí. Y el Dualsense Edge... pues no llega a eso.

Pero empecemos por los aspectos positivos. La carcasa es muy bonita y está bien construida, como la del Elite Series 2, y parece sólida como una roca. En el interior, hay espacio para las paletas de gatillos adicionales para funciones extra en la parte posterior del mando, además de diferentes tipos de cabezales para los sticks analógicos y un cable USB-C largo, grueso y ordenado. Lo único que falta es un mecanismo de carga, porque en Microsoft han tenido la amabilidad de incluir una ingeniosa base de carga. Es cierto que hay un agujero en la parte trasera para introducir el cable y cargarlo sin tener que sacar el Edge de la carcasa, pero hay que tener en cuenta que Microsoft incluyó de alguna manera un soporte de carga en su Elite Series 2, algo que falta aquí.

El mando se basa en el diseño DualSense, y eso es bueno. Se adapta perfectamente a las manos, se siente sólido sin ser pesado. Es compatible con la fantástica retroalimentación háptica que Sony ha llevado desde el comienzo de esta generación, casi no hay quejas en términos de botones, capacidad de respuesta o construcción. Pero, de nuevo, lo mismo podría decirse del actual DualSense de 60 euros.

Hay un montón de características clásicas "Pro" aquí, sin embargo. Puedes colocar dos "paletas" en la parte trasera (no cuatro como en otros sitios), que están fabricadas en un bonito metal. Hay mecanismos de cierre incremental de los gatillos del mando que pueden convertir la activación en algo parecido a un clic, en lugar de un toque gradual, y hay dos botones adicionales debajo de cada stick analógico.

Lo que más impresiona es la implementación del software. Nada más arrancar el mando, aparece una interfaz de PS5 que te guía a través de las distintas funciones y te permite personalizar perfiles que se pueden cambiar en un instante. Incluso hay una entrada de interfaz a través del sistema de tarjetas de la propia consola, así que es informativo, fácil y agradable de configurar. Sony ha diseñado un mando de primera, eso está claro, y la ventaja es que está tan integrado en todo el sistema que puedes prescindir de elementos frustrantes como una aplicación de smartphone para la configuración, por ejemplo. Todo está aquí, en tu PS5.

Pero no todo es coser y cantar, y teniendo en cuenta que el Edge es un poco más caro que muchos competidores, es crucial acertar. Falta "muelle", vale, ¿sólo hay sitio para dos remos en la parte trasera? No importa. Pero los cabezales de los sticks analógicos se sujetan con pinzas de plástico en lugar de imanes, lo que hace que cambiarlos sea un poco desesperante, ya que todo se hace mediante un "clic" de plástico.

Y luego está la dichosa batería y su duración. Ya hemos confirmado que la batería física es de 1050mAh en lugar de los 1560mAh del DualSense normal, y enbase a eso nos dio una duración media de la batería de unas 4,5 horas de uso. Eso, por supuesto, con la retroalimentación háptica activada, y es probablemente un 20-30% menos que la media de DualSense, ¿no? En realidad solo son estimaciones, y depende de los juegos, el tipo de respuesta y el patrón de uso. Digamos simplemente que la duración de la batería es menor, y entonces no habremos dicho ni mucho ni poco.

Afortunadamente, también hay aspectos en los que Sony nos presenta alguna novedad. Por ejemplo, se puede cambiar todo el módulo del stick, es decir, todo el stick analógico, lo que significa que si el mando se desvía o se desgasta, se puede comprar un módulo nuevo sin tener que cambiar todo el mando. También hay un bloqueo de cable que se fija al cable en la parte trasera para que no se pueda sacar. Inteligente.

Por 239,99 euros, el Edge no debería tener una menor duración de la batería ni sacrificar un pequeño dock para la carga. Debería tenerlo todo. Pero dicho esto, esto rezuma calidad de primera línea en sus componentes, y realmente sí obtienes un mando "Pro" cuando inviertes en un Edge.