Análisis de Shoot Many Robots

Walter Tugnut es un héroe entre los anti-héroes. Tiene la autocaravana hasta arriba de armamento, munición y otras cosas. Está preparado para la invasión de los robots. Y cuando llegue ese día, saltará a la acción armado con un par de pipas y, suene como suene, con un pack de seis latas de cerveza.

Dejando a un lado la historia que cuenta, es fácil identificar la fórmula de acción de Shoot Many Robots. Con sus plataformas y su gatillo fácil, es más un Metal Slug que un Contra.

El jugador decide con qué arsenal llevará Walter a la batalla (a base de load-outs que se van liberando con el dinero in-game), lo que también puede derivar en conjuntos de lo más extravagante para tu personaje. Es un sistema rápido y fácil que te permite conseguir tu combinación favorita: acabamos ahorrando para una rareza (un rifle de asalto brutal), por mucho que lo nuestro fueran las escopetas.

La filosofía de diseño ha seguido la premisa de que "demasiados enemigos son siempre mejor que demasiado pocos", por lo que la suma de bajas al final se cuenta en cientos. Las avalanchas son los momentos preferidos, esquivando los disparos para contestar después o haciendo doble salto para ganar un respiro antes de volver a lanzarse contra la siguiente oleada de balas. Especialmente divertido cuando se suma un compañero: tiene multijugador cooperativo para dos en una consola, para cuatro online.

El juego incluye un conjunto variado y decente de escenarios, algunos especialmente adaptados para los jugadores de mentalidad masoquista. Un inconveniente es que esa variedad está limitada. Los enemigos, jefes y escenarios se reutilizan con demasiada frecuencia para que la experiencia sea completamente divertida.

Y aunque la música y el tema visual son algo monótonos y apagados, al final Shoot Many Robots es una interpretación acertada de una fórmula probada. Sólo necesitaba un poco más de humor, calidez y momentos memorables para brillar con luz propia.