Análisis de Majin and the Forsaken Kingdom

Claro, es una pareja agradable. Un ladrón de poca monta y sin nombre, que se junta con una criatura enorme cubierta de musgo. Cualquier cosa puede salir de ahí. Namco Bandai se suma a la moda de los juegos cooperativos con Majin and the Forsaken Kingdom, y el resultado final es una admirable aventura repleta de enemigos aceitosos y muros de castillos. Y lenguaje de críos.

La aventura comienza con una misión para rescatar a la criatura Teotl, que resulta en un poderoso aliado y una especie de vara con la que pegar a los enemigos. Teotl es un tipo feliz, y se va poniendo más contento cuando le alimentas con bayas especiales. Te pone el nombre de Tepeu, y los dos os ponéis de acuerdo para explorar el reino abandonado en compañía.

Aquí comienza la mezcolanza de acción, exploración y resolución de puzles de Game Republic. Se le ha llamado un Zelda para las consolas HD, y las criaturas cubiertas de petróleo me recuerdan a las criaturas del crepúsculo de The Legend of Zelda: Twilight Princess. Evidentemente, estos chicos están pidiendo una lección, y tú darás con tu vara y Teotl con sus puños, para lanzar poderosos ataques combinados que puedan con los enemigos armados con escudos y arcos.

Muchos de los objetivos de Majin and the Forsaken Kingdom requieren un esfuerzo cooperativo, y pueden variar desde simples tareas como subirse a la espalda de Teotl para alcanzar un saliente, hasta puzles avanzados que requieren ir paso a paso, como uno en el que te lanzas desde una catapulta. El ritmo es más lento cuando estás haciendo estos rompecabezas más complejos, e incluso a veces parece demasiado lento. Pero por regla general, se trata de un ritmo muy bien equilibrado y relajado.

Teotl tiene carácter, pero aún así hace lo que le digas. Si mantienes uno de los botones superiores y pulsas uno de los frontales le puedes dar órdenes. Puede seguirte, quedarse quieto, aullar, atacar o interactuar con el entorno de distintas formas. Las pesadas puertas de los castillos y los muros más débiles pueden abrirse o destruirse. Teotl también puede colocarse al lado de una roca gigante y rodarla contra los enemigos despistados en el momento que se lo ordenes.

Según vas progresando y preparando combos, recoges los cristales rojos que refuerzan este vínculo entre los personajes. También será necesario alimentar al ogro hambriento con las bayas, que lo hacen más fuerte en combate y le permiten desarrollar ataques de hielo y fuego. No se suelen ver cosas como un medidor de amistad en los videojuegos, así que añade un toque interesante.

El concepto del humano sigiloso emparejado con la criatura poderosa es genial, pero los personajes principales de Majin and the Forsaken Kingdom no me acaban de decirme mucho. Tepeu es muy anónimo, y por muy bien diseñado que esté el Majin, su lenguaje de niño pequeño puede con mi paciencia. "¡Casi mueres! ¡Ahora lucho!" Las constantes exclamaciones de este tipo harán que te tires de los pelos. Dicho esto, la historia va creciendo hacia el final, y en concreto los flashbacks misteriosos de Teotl aportan un tono sombrío más adulto.

Una sensación similar he tenido con el tema visual. En un punto estoy admirando el diseño de las escenas intermedias en dos dimensiones o los lazos de Teotl con la naturaleza, y a los cinco minutos estoy bostezando con los entornos estériles de los castillos y el diseño de niveles repetitivo. Aún así, en líneas generales es un buen respiro de tantas visitas a estaciones espaciales abandonadas.

Incluso con esos puntos negros, recomendaría Majin and the Forsaken Kingdom porque sabe combinar diferentes elementos de forma acertada. Construir tu diseño del juego sobre el concepto de la amistad no es sólo una buena idea, sino una aportación refrescante en un sector donde la acción, la sangre y las explosiones son la norma.

En conclusión, creo que Majin and the Forsaken Kingdom es una aventura de acción placentera y acogedora que cubre un hueco bastante grande en los catálogos de PlayStation 3 y Xbox 360. Ahora desearía una segunda parte con algo más de ritmo, puzles cooperativos más desafiantes y un personaje principal con más carisma.