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Driver: San Francisco

Análisis de Driver: San Francisco

¿Puede la San Francisco de los 70 salvar la franquicia automovilística de una muerte prematura? Tanner vuelve en una experiencia que le saca de su propio cuerpo...

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Driver era una marca enorme al comienzo de este milenio. Dejó en la memoria un manejo genial de los coches y un sistema de daños realista tras su debut en el año 2000.

Los guardabarros se doblaban, los tapacubos saltaban por los aires y los neumáticos aullaban, pues Reflections Interactive se inspiró en el juego de 1978 del mismo nombre. El primer juego se centró en lo esencial (la conducción) y funcionó con los jugadores y los analistas. Por desgracia, la serie perdió gas desde entonces.

Después de tres continuaciones, cada cual más débil, que iban borrando la potente identidad de la franquicia, era necesario volver a arrancar.

El nuevo Driver comienza en San Francisco, con Tanner en coma después de un golpe fatal en el cráneo. Como consecuencia, todo el juego sucede en la mente del tipo duro. Esto abre nuevas posibilidades para el estudio y ofrece al jugador la posibilidad de poseer los cuerpos de los conductores que pasan por las calles de la ciudad. Además de la conducción, el cambio de cuerpo es la mecánica de juego más importante en Driver: San Francisco. Y pese a que Shift (así se llama) genera dudas al principio, lo cierto es que el sistema funciona mucho mejor de lo que esperábamos. Y como un millón de veces mejor que las desafortunadas secciones a pie de Driver 3.

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El mejor uso de las experiencias 'extracorporales' de Tanner se encuentra en las persecuciones. Mientras le siguen los malos, el espíritu de Tanner puede saltar de su cuerpo y volar, ofreciendo al jugador una vista de pájaro, cenital. Un jugador inteligente puede escoger entonces un coche que vaya en dirección contraria, saltar al interior de su conductor y conducir contra los perseguidores. Una pena que no exista un botón para volver la vista al coche de Tunner, sino que en lugar de eso tenemos que volver a la vista general y escoger el famoso Mustang negro y amarillo.

El proceso de intercambio de cuerpos también ofrece opciones de menú. Cuando estás fuera del cuerpo, puedes sobrevolar San Francisco y encontrar cantidad de personajes que activan otras misiones, repartidas por la urbe. Más allá de la trama principal, hay un montón de misiones aparte y desafíos para mantenerte ocupado. De hecho, estas 'side quests' son bastante forzosas, pues tendrás que completar unas cuantas antes de poder liberar la siguiente misión principal. Los conductores expertos o novatos obtienen"power points", que hacen de dinero en el juego para conseguir nuevos coches. El Ford Mustang del 73 sigue siendo nuestro favorito, pero es cierto que hay gran variedad con una colección de 140 vehículos.

Esto nos lleva al centro de la experiencia: la conducción está muy bien ejecutada en Driver: San Francisco. Mezcla un estilo algo arcade con los potentes y pesados bólidos, así que debería funcionar con cualquier tipo de jugador. Cada tipo de coche se conduce, como imaginarás, de forma muy distinta, y aunque las físicas no siempre están a la altura (varias colisiones y accidentes torpes), la impresión general es que Reflections lo ha conseguido. Y más importante es que la sensación de aquellas persecuciones de las pelis de la década de los 70 se ha mantenido, con el típico énfasis en patinar y en los derrapes. Si te pilla la poli, suele ser tu propia culpa.

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Pero Driver: San Francisco tiene de todo, bueno y regular. La mecánica de cambio de cuerpos, aunque funciona, nunca nos consiguió convencer, mientras que la historia no atrapaba. Nos habríamos quedado con la experiencia 'Vanilla Racing'. Otro problema es que las calles de San Francisco no consiguen ofrecer suficiente variedad. Hay en total varios centros de misiones, pero muchas se repiten aunque haya opciones con las distintas habilidades de Tanner.

Pese a estos problemas, nos lo pasamos bien en nuestras horas con Tanner en San Francisco. Visualmente es decente y el audio está a la altura cuando tiene que rugir como uno de aquellos motores. Se puede disfrutar, pero es un juego que puede ser tedioso por repetitivo.

Una vez más, nos vemos obligados a concluir que el Driver original aún es el mejor de la serie, aunque Driver: San Francisco adelanta a la mayoría de sus predecesores de un derrape.

El componente multijugador de Driver: San Francisco no estaba disponible durante nuestra review. Ofreceremos nuestro veredicto sobre el MP en un artículo por separado.

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07 Gamereactor España
7 / 10
+
Experiencia de conducción sólida. Muchísimas misiones.
-
Demasiado repetitivo. El sistema de salto de cuerpo queda algo cutre.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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"Es importante que la sensación de aquellas persecuciones de las pelis de la década de los 70 se haya mantenido"



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