Análisis de Los Ríos de Alice para Wii U

Mi primera toma de contacto con Los Ríos de Alice fue una de las más íntimas que recuerdo. Fue en Gamelab 2014 cuando, a golpe de Ukelele en mano, Arturo Monedero (jefe de diseño de Delirium Studios) y Juanma Latorre (guitarrista de Vetusta Morla) me transportaron al mundo que el equipo de desarrollo había creado para el juego. No sabía muy bien de qué iba Los Ríos de Alice, pero tenía claro que se trataba de una experiencia donde los detalles marcaban el paso, y lo sigue siendo en Wii U.

Los Ríos de Alice se estrenó originariamente el año 2013 para Android e iOS con un muy buen recibimiento y un camino hasta hoy caracterizado por diversas nominaciones y premios. Su historia se centra, como su nombre indica, en el viaje de la pequeña Alice por distintos parajes que no son más que una afrenta a sus propios miedos. El juego es una aventura para encontrarse con uno mismo a través de lo onírico.

Decía que es una experiencia personal y detallista porque se centra mucho en despertar sensaciones. En Los Ríos de Alice no hay diálogo pese a encontrarte con diversas personas; todo funciona a través de la fuerza de la imagen y la banda sonora. Basta con pararse a observar cualquiera de sus paisajes para darse cuenta que en Delirium Studios han puesto mucho empeño en que el color, el dibujo y la música formen un todo.

A nivel jugable estamos ante una aventura gráfica de corte clásico, con los habituales comandos de acción y el típico inventario de objetos. No reinventa nada ni lo pretende, es un sistema puesto para cumplir con su cometido. Lo que sí se le podría achacar a Delirium es la poca complejidad con la que ha compuesto el título, pues en la mayoría de casos los personajes que encontramos intervienen para una sola función y luego desaparecen, y el inventario de objetos no llega hacer que te rebanes el cerebro. La experiencia es bastante unidireccional.

En contraste están los puzles. Los más asiduos al género los encontrarán dentro de lo común, pero los que vengan al juego atraídos por su mundo sugerente tendrán un auténtico reto. Incluso uno de los primeros -un acertijo musical donde interviene también la memoria- me ha hecho recurrir al viejo truco del papel y lápiz, y eso que tengo unas cuantas aventuras gráficas en mi historial.

Respecto a su aterrizaje a Wii U, su adaptación podría ser mejor. En términos de control es evidente que el juego no está en su plataforma nativa; el uso del lápiz táctil en el GamePad es más una manera de salvar la papeleta que una solución eficiente. Es posible encontrar algún que otro fallo con este tipo de interacción y sin duda es algo que se podría haber hecho mejor. Como en otros 'ports', Los Ríos de Alice viene con un modo Off-TV, pero para disfrutar de la mayor definición de esta adaptación lo más recomendable es jugarla en el televisor.

Llamarla versión extendida como dice el estudio o edición definitiva como pasa con otras adaptaciones quizás le venga un poco grande, aunque la nueva pantalla, los pequeños puzles añadidos y el blog de notas con el que viene a Wii U son todo puntos a favor. Aun así, la adaptación a la plataforma de Nintendo sigue completándose con las mismas cuatro horas necesarias en el juego original. Pero este es un juego hecho para jugar sin prisas, así lo recomiendan sus creadores. Puede hacerse algo corto, pero deja buen sabor de boca y, sobre todo, una banda sonora que seguro resonará en tu cabeza en el futuro.