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Ashes of the Singularity

Análisis de Ashes of the Singularity

El nuevo juego de estrategia de Stardock y Oxide Games lleva la multitarea a otro nivel.

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Ashes of the Singularity, el último proyecto de Oxide Games y de Stardock Entertainment, va de tener controladas y gestionadas un montón de cosas al mismo tiempo, en concreto un numeroso ejército robótico, una serie de fábricas y bases de desarrollo militar, recursos mineros y láseres. Montones y montones de láseres. No es un juego que puedas tener de fondo mientras aprovechas para hacer otra cosa, no puedes ponerte con él si no vas a prestar toda tu atención ya que requiere absoluta concentración durante todo el tiempo que vayas a jugar. Siempre pasa algo o hay algo que hacer y normalmente esto ocurrirá mientras tiene lugar a tu alrededor el mayor despliegue de fuegos artificiales más impresionantes y, al mismo tiempo, más peligrosos del universo.

Lo primero que cabe señalar sobre Ashes of the Singularity es que el juego no debería ser juzgado por su campaña, ya que no es su mejor baza. No se trata necesariamente de un mal resultado para jugar en solitario, solo que no hace justicia a lo que ofrece este juego de estrategia en tiempo real y hay muchos otros aspectos en los que centrarse para disfrutar. El juego te mete de lleno desde la intro de apertura que proporciona un breve resumen de todos los sucesos que han tenido lugar hasta ese momento. Básicamente, los humanos han evolucionado dando lugar a unos seres más parecidos a un Dios y se hacen llamar "Post-humanos". Con su nuevo poder, los post-humanos se aventuran hacia las profundidades del espacio para explorar la galaxia y colonizar una gran variedad de planetas diferentes, que es donde tiene lugar la mayor parte de los conflictos. Sin embargo, una misteriosa fuerza desconocida ha comenzado a deformar a algunos de los post-humanos y ha hecho que se vuelvan unos contra otros. Es esta nueva facción contra la que tendrás que luchar a lo largo del juego.

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La historia no es muy larga y está compuesta, de momento, por solo once niveles, el primero de los cuales consiste en mover una nave de reconocimiento por el camino que te indican. No obstante, sí que hace referencia a la serie de escenarios como "Episodio 1", lo cual parece una manera ambigua de decir que vienen más de camino, pero que todavía no los han confirmado oficialmente. Los personajes del juego no son demasiado interesantes ni memorables y están representados principalmente por cajas de texto que se encuentran entre segmentos del gameplay, por lo que este factor hace que resulte bastante complicado conectar con ellos. Aparte de esto, ese juego en sí es muy limitado y los niveles consisten sobre todo en reunir recursos, lo que acaba convirtiéndose en un 'grindeo' repetitivo contra la IA y limita un poco la variedad que ofrece la campaña.

No obstante, como decíamos, Ashes of the Singularity no debería ser juzgado por su poco lucida campaña, ya que su mayor atractivo se encuentra en las partidas que nos encontramos fuera de la campaña, sobre todo cuando jugamos contra otros jugadores humanos. En definitiva, el videojuego es similar a otros juegos de estrategia sólo que se centra más en mantener el equilibrio entre todos los elementos. En muchos otros juegos RTS, existe la posibilidad de progresar en el juego aunque solo te centres en un área en particular y dejes de lado el resto: fuerza militar por encima de la reunión de recursos, poder político por encima de planificación arquitectónica estratégica. Sería un poco como un 'pick and mix' de la construcción de un imperio. Ashes of the Singularity tiene un aire al formato 'pick and mix', aunque es recomendable que trates de mantener un equilibrio con cautela, lo que nos lleva de nuevo a que este se trata de un juego extremadamente complicado de multigestión.

Algo que hemos aprendido muy rápido con Ashes es que no puedes emprender una ofensiva y sacrificar el juego defensivo, o viceversa: tienes que hacer malabares para que todo esté en continuo movimiento y sincronía, lo cual puede resultar un poco abrumador al principio y puedes tener mucho de lo que ocuparte cuando el juego esté en su máximo esplendor. Tienes que asegurarte de que tus unidades de ataque están haciendo algo y no están paradas, además de comprobar que tienes suficientes posiciones defensivas como para aguantar cualquier amenaza y de ocuparte del permanente mantenimiento de todos tus edificios. Todo esto mientras tienes que seguir progresando para conquistar el resto del mapa. Si descuidas uno de estos aspectos, se cae todo el sistema y aparecen más cosas con las que hacer malabares y, con ellas, más posibilidades de fracasar.

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La desafiante gestión y dirección del juego no es el único aliciente de Ashes, ya que como mencionábamos, el juego proporciona un montón de espectáculos de luces y fuegos artificiales, los cuales suelen proceder de la gran ola de combates que tiene lugar durante las partidas. Estas batallas son espectaculares y contienen cientos y cientos de naves que se encuentran en medio de un festín de explosiones en las que se cruzan disparos láser con cohetes guiados. Una escaramuza que, aunque es muy entretenida, si te encuentras en el medio puede resultar un poco confusa. Además, el gran espectáculo puede verse perjudicado por el insulso telón de fondo ya que, exceptuando los depósitos de recursos y las estructuras de los puntos de captura que están repartidos por los páramos, los mapas están vacíos. Si tenemos en cuenta la escala de las batallas, esto podría resultar un tanto decepcionante con todas las posibilidades disponibles, aunque no estropea el juego y, en la mayoría de los casos, ya hay demasiado en lo que centrarse, lo que distrae de los sosos niveles.

Si bien la campaña es algo floja, el modo alternativo Skirmish es bastante más entretenido. El objetivo consiste en reunir la cantidad requerida de Turanium (un recurso muy demandado en Ashes). Para reunir este excepcional mineral, los jugadores tienen que hacerse con los depósitos que se encuentran dispersos por todo el mapa. Cuanto más consigas, más rápido lo cosecharás y una vez que hayas cosechado la cantidad requerida, ganas. La otra forma de hacerte con la victoria es diezmar la base de tu oponente, lo que te llevaría a la victoria por su derrota. En este aspecto se puede decir que Ashes destaca, ya que permite una mayor libertad que la campaña dado que tienes recursos a tu disposición inmediatamente y qué hacer con ellos está por completo en tus manos. Esta libertad adicional exhibe de forma más apropiada lo que puede ofrecer Ashes of the Singularity durante sus mejores momentos.

A pesar del desencanto de una campaña insulsa y una ambientación con poca inspiración, la última aventura de RTS de Oxide y Stardock es un gran título que merece la pena para los fans de la estrategia. Esperemos que cualquier incorporación que hagan a la historia (si es que las hacen) pueda mejorar lo que ya ofertan, ya que el modo Skirmish demuestra de lo que Ashes es capaz e indica en cierto modo la dirección que puede tomar el modo campaña. Las batallas a gran escala es algo que merece la pena contemplar y la constante búsqueda del equilibrio de tu ejétcito supone un desafío interesante que te mantendrá al loro.

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07 Gamereactor España
7 / 10
+
La multitarea engancha. Requiere atención y un enfoque equilibrado. El multijugador y el modo Skirmish destacan.
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La campaña no es su fuerte. Algunos niveles bastante flojos.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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