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This is the Police

Análisis de This is the Police

Tras una primera investigación brillante toca comprobar si tiene capacidad de aguante.

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Cuando jugamos por primera vez a This is the Police nos quedamos tan satisfechos que cualquier diría que este análisis iba a ser una corroboración del juegazo que se había marcado Weappy. Una mezcla entre aventura narrativa y simulador de vida policíaca que nos tuvo una primera semana contratando y despidiendo policías, solventando tensiones raciales y descubriendo las primeras líneas de trama que debe cohesionarlo todo.

Pero este texto va a ser una transcripción de cómo nos fue cambiando la cara a medida que lo íbamos jugando. Quizá debíamos haber bajado las expectativas cuando el alcalde nos dijo que despidiéramos a todos los trabajadores negros porque había un grupo de racistas amenazando con matar a todos los oficiales de otra raza, pero en un clima de tensión como el actual nos pareció un poco raro. Le dimos un voto de confianza y seguimos, pero pronto nos encontramos con una mujer persiguiendo a un hombre cuchillo en mano al grito de "maricón" que llevó a que nos pidieran contratar a más mujeres para contentar a las feministas. Y cuando fuimos a hacerlo vimos que no había ninguna disponible, así que la misión iba a ser un fracaso de todos modos. Entonces comprendimos que Weappy no estaban muy seguros de qué querían contar en este título, y que lo que estaban transmitiendo no estaba demasiado afinado.

Aunque nos estamos adelantando a los acontecimientos. Primero hay que aclarar que This is the Police es un juego sobre un jefe de policía que necesita pasta. Su carrera está a punto de irse al garete, su mujer le pone los cuernos y su mejor amigo le ha puesto en un brete. Vamos, que no tiene nada que perder, y en esa situación puedes decidir que sean un poli duro y ganarse unos ascensos o que sean un trapis y se enriquezca con la mafia. Pero eso hay que hacerlo con una buena gestión de la comisaría y luchando contra la moral. Hay que llevar la plantilla, resolver los casos junto a los detectives, pelearse con el Ayuntamiento por la financiación y otra serie de distracciones que te alejan de los criminales.

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Cada día empieza con un paseo en coche hasta la comisaría escuchando la emisora que desees (esto ha quedado muy bien). La lucha contra el crimen se presenta en una ciudad con perspectiva isométicra que hay que poblar con policías, pero sin perder de vista que tu plantilla se reparte en dos turnos y que además hay bajas y días libres. Eso hace que sea imposible que atiendas todos los crímenes diarios y produce cierta frustración.
Entendemos que lo que Weappy quiere es que sientas esa impotencia, pero deberían haberlo hecho de una forma más elegante, sin que tengas la sensación de que te estás perdiendo cosas. El Ayuntamiento te va recortando el presupuesto porque no haces lo que dicen (como los casos anteriores) y las cosas se complican. La cosa va a peor a medida que avanza la campaña hasta que llega el día en el que ni siquiera tienes agentes y tienes que pasarte la partida mirando el reloj, toda una pérdida de tiempo.

Otro ejemplo. Fue culpa nuestra tomar una mala decisión que nos hizo perder cuatro hombres en dos incidentes no relacionados (dos por una bomba y dos en un robo con tiroteo). Eso se juntó con una orden para que tuviéramos a tres asiáticos trabajando juntos, mismo día y mismo turno, aunque solo había uno disponible y ni siquiera teníamos dos para contratar. Con el paso del tiempo se presentan y hacemos todo el papeleo, pero justo cuando hay que darles el sí desaparecen dos de ellos. Un desastre y una nueva penalización.

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Al final, la partida a This is the Police se convierte en una espiral negativa de la que parece imposible salir y que desalienta completamente a seguir jugando, porque ya sabes que vas a incumplir lo que te pidan. Te olvidas de lado la supraestructura narrativa, que en ocasiones era excelente gracias a un buen doblaje de voz y un guión inteligente.

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La gestión del equipo es otro quebradero de cabeza. Los altos cargos ganan demasiado y no permiten invertir en las patrullas. Además hay demasiada rotación y los que tienes bien formados e integrados en tu equipo tiene que ser jubilados a la mínima. A los desarrolladores se les ha escapado algo en cuanto a lo que formar un vínculo entre jugador y personajes que bien podrían aprender de Xcom 2. Cuando un agente completa una misión sus estadísticas mejoran y viceversa, y siempre saldrá mejor la cosa si envías a los SWAT. Sin embargo falta información para elaborar el plan y acabas actuando en función de la peligrosidad de ese crimen genérico y el instinto. Incluso hay ocasiones en las no somos nosotros quienes decidimos.

Como los agentes, los detectives tienen que ser asignados por turnos, pero funcionan de una forma distinta. Se dedican a recabar pistas poco a poco mientras que tú vas reconstruyendo la escena para resolver el crimen. Al no tener a nadie disponible vas viendo cómo se suceden los delitos en el mapa sin poder atenderlos, y como a medida que avanza el juego es cada vez más difícil, en teoría haría falta más personal. Cuando la historia ha avanzado aparecen los federales siguiendo una serie de crímenes conectados, pero llegan en el momento en el que ya no tenemos suficientes detectives y lo único que podemos hacer es verlas venir. Como no están bajo nuestro control nos ocurrió un incidente con ellos que nos llevó a una pantalla de game over, y peor es que no estamos aun seguros de cuál fue la razón concreta. A partir de ahí, nuestras ganas de seguir en la partida cayeron en picado.

Tenemos a bien conceder a Weappy el beneficio de la duda, quizá en otras manos todo hubiera salido mejor, pero eso no quita que nuestras horas en la Comisaría de Freeburg hayan sido tan insatisfactorias. Echando la vista atrás y recordando aquella fascinante hora inicial nos damos cuentas de las decisiones de diseño inoportunas y de ese tono general de la narración que te mantiene entre confundido y cabreado.

La historia de nuestro jefe de policía, que debe ser el pegamento entre todas las piezas, sí nos animaba a seguir adelante, pero llegó un momento en el que ni la voz de Jon St. Jon era suficiente. Quizá el final del todo sea mucho mejor y habría que haber empezado otra vez desde el principio, pero es demasiado andar por un camino tortuoso. Este podría haber sido un gran simulador policíaco con personajes complejos y toma de decisiones duras. Pero no es nada de eso, es más bien una gestión de lo imposible, una causa perdida.

Lo que nos queda es que This is the Police es la suma de una serie de oportunidades perdidas. Tenía potencial para convertirse en un indie para la historia. Nos hubiera encantado estar ante un juego mejor, pero han tomado decisiones desgraciadas y han optado por un tono doloroso que al final nos ha dejado frustrados y abatidos. Ese es sin duda el mayor crimen de todos.

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05 Gamereactor España
5 / 10
+
Una narrativa interesante, jon St. Jon deja algunos diálogos divertidos, una idea muy buena que aun tiene potencial para mejorar.
-
Un sistema inconcreto, gestión frustrante de los elementos, es demasiado fácil atascarse en la campaña, desnivelado.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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