Análisis de Old Man's Journey

Old Man's Journey es un juego sencillo pero con encanto que está de estreno en PC y móviles. Nos hemos pasado esta joyita en la pequeña pantalla de un iPhone 6 (el viejo iPad no podía con él), una pequeña confesión con la que tenemos que empezar porque tenemos el remordimiento de que en una pantalla más grande hubiéramos disfrutado más de su calidad artística. Tampoco es que así no sea suficiente, y aún está la opción del PC.

Aunque solo dura entre una y dos horas, así que largo, largo no es, acabas con la sensación de que este juego de puzles que avanza muy inteligentemente a través de la narrativa tiene el ritmo adecuado para dejarte satisfecho cuando aparecen los créditos. Su historia, de la que no os vamos a contar nada y os dejamos interpretar por el título, es muy conmovedora. Va llegando entre las pruebas de una forma que solo podemos describir como puzles digitales, imágenes vivas que consiguen transmitir cuando se toman en conjunto y en contexto con la jugabilidad.

La propuesta es muy sencilla, pero no lo es tanto explicarlo con palabras. Este viejo hombre va de viaje, y tu tarea es ayudarle a que lleve de A a B a través de ciertos entornos. Cada escena es literalmente una obra de arte que Broken Rules ha deconstruido para volver a organizarlo como su fuera un puzle. Cada una de las colinas y alturas de este mundo es una capa de una fotografía que el protagonista puede cruzar a través de las líneas de intersección. Como jugador, tiene la capacidad de modificar estas rayas con un movimiento del dedo, así que en cierto modo tienes que ir abriendo el camino para que consiga seguir avanzando.

Tras esa mecánica básica hay algunas dinámicas adicionales que van aportando algo de variedad a la partida, como cataratas que te hacen desplazarte entre varios niveles de una vez o una oveja que te corta el camino y tienes que apartar. Son tan solo trabas con las que detenerte unos minutos porque no se te van a resistir más. Old Man's Journey no es un juego especialmente difícil, y aunque haya un par de sitios o tres en los que te atasques, no te costará mucho recuperar la marcha. No es una crítica, todo lo contrario, porque ese ritmo amable casa a la perfección con su interés por la cohesión narrativa y artística. El todo se beneficia de este avance lento pero seguro.

Cuando llegas a determinados puntos, el viejo empieza a recordar. Eres tú como jugador quien debe hacer arrancar su memoria interactuando con algunos aspectos del escenario que están bien indicados en cada momento. Te arrastra en el tiempo y en el espacio hacia otro tiempo y otro espacio, a un recuerdo lejano que comparte con el jugador durante unos segundos. La trama es sutil, de modo que consigue hacer cómplices a sus interlocutores a pesar de que no hay ni una sola palabra hablada ni en el presente ni el pasado. Todo es absorber e interpretar eventos según los vas recibiendo.

Hay una banda sonora relajante y emotiva que acompaña durante todo el viaje. Si estás jugando en un aparato portátil lo mejor es hacer uso de unos cascos o buscar un sitio silencioso porque forma parte de la experiencia y, si no se percibe, queda incompleta. Su sencillez encaja con elegancia con el estilo artístico visual, y sus elementos creativos quedan reforzados por decisiones de diseño como esa ausencia de voz que son las que te van enganchando durante ese ratito.

Old Man's Journey es fugaz, pero en su tránsito por los sentidos deja un recuerdo agradable. Puede que le encuentres algo de gusto a una segunda visita, pero su poder emotivo recae por completo en el primer e inesperado encuentro, cuando todo es fresco y, en ocasiones, delicioso. Es un juego pequeño con un corazón grande, así que si estás buscando algo con lo que pasar un buen rato en una pantalla táctil (o también en PC), la obra de Broken Rules merece mucho la pena.