Análisis de Call of Duty: Black Ops Declassified

Me enfrento a un escuadrón de tropas hostiles que están plantado mirándome fijamente mientras doblo una esquina. Me temo que es el final. Pero se quedan parados, ociosos, simplemente pasmados mirándome. Disparo a uno de ellos, mientras los otros presencian la escena. Luego a otro, sin reacción aparente. Incluso consigo cargarme al tercero. Igual. El enemigo solitario que queda saca una granada, la tira contra la pared que tiene al lado, rebota y cae a sus pies. Pero mantiene la calma durante los tres segundos de vida que le quedan. ¡Pum! Bienvenido a Call of Duty: Black Ops Declassified.

Desde que Call of Duty 2 llegó a Xbox 360 he estado completamente enganchado a la serie. Originalmente con la campaña en solitario, y desde Call of Duty 4: Modern Warfare, al multijugador. Hay que elogiar que Activision luchara por garantizar los 60 frames por segundo en consolas, un factor clave que pone el juego por encima de la competencia.

Aunque el juego en solitario ha parecido en los últimos años una especie de mal necesario, confieso que lo paso pipa con los veloces fundamentos arcade del multijugador, y que es uno de los juegos que me encanta poner para descargar adrenalina a tiros. Simplemente es diveridísimo, y por eso estaba pendiente de la llegada de Call of Duty: Black Ops Declassified. No hay ningún shooter en primera persona más adecuado para el juego portátil.

El único problema es que mi emoción por su salida ha ido cayendo gradualmente desde que anunciaron el juego en el E3 del año pasado. Primero porque no lo desarrollaba Treyarch, sino Nihilistic Sofware -un equipo que ha firmado un elenco de juegos decepcionantes-. Para empeorar las cosas, pasó una eternidad hasta que pudimos ver las primeras pantallas del título o el juego en acción. Nuestra copia de análisis no llegó a tiempo para la fecha de lanzamiento. Todo esto son señales evidentes de que la compañía publicadora preferiría no ver muchas reviews por ahí. Y después de pasar un tiempo con el juego es fácil ver por qué. Este juego es demasiado.

No hace falta esperar mucho: los problemas llegan en cuanto entras en los menús. Están abarrotados, son feos y con un planteamiento muy cutre. Y después de 40 minutos ya me he pasado la campaña en solitario. ¿Me he perdido algo? ¿Ya está? ¿40 minutos? Así parece...

La campaña consiste en diez niveles que llevan unos minutos por cabeza. En un esfuerzo para alargarlos un poco más han desaparecido todos los checkpoints, algo que por ende hace que algunos de ellos sean extremadamente frustrantes en los niveles más altos de dificultad. Y luego tienen un diseño escandaloso de malo. Parece como si Nihilistic hubiera utilizado algún tipo de generador aleatorio para concebirlos, hasta el punto que, pese a su diseño absolutamente lineal, acabé atascándome en varias ocasiones.

Pero por suerte Call of Duty: Black Ops Declassified también cuenta con una Inteligencia Artificial de las más estúpidas vistas jamás. Además, algo tan necesario como el control y el movimiento está muy lejos de la finura, del manejo fluido al que nos ha acostumbrado la serie Call of Duty. En parte tiene que ver con una tasa de refresco que, vaya, ha caído hasta las 30 imágenes, la mitad. Combinado con una sensación general de ir flotando por ahí, parece que estás controlando una pequeña barca a través de apretados pasillos, en lugar de un soldado en forma listo para el combate.

Volviendo a la terrible IA, parece que es así para compensar este control tan pobre y ese diseño de niveles horroroso. Como consecuencia, sueles encontrar a los enemigos pasmados y quietos, como para darte margen para alinearlos con tu mirilla. Pero también ocurre que algunos enemigos comienzan a dispararte bastante antes de que puedas verlos, así puedes usar el sonido para guiarte por el escenario...

En resumen, Call of Duty: Black Ops Declassified habría sido una experiencia aún peor si hubiera contado con una inteligencia artificial que más o menos funcionara, lo que es alarmante.

Para añadir algo de chicha, Nihilistic aporta unos cuantos modos de juego alternativos y la opción de atravesar corriendo unos cuantos circuitos de entreno en los que hay que dar a los objetivos de madera dentro del tiempo límite. También hay una mala copia del tan de moda modo Horda. Ninguna de estas alternativas presenta indicios de mejorar las funciones de juego, por lo que únicamente aportan a la frustración general.

Todo respecto al juego en solitario es prácticamente un desastre, por lo que para que el juego consiguiera siguiera aprobar el multijugador necesitaba resultar espectacular. Tampoco ha habido suerte. Durante el primer día, ni siquiera pude entrar en una sola partida. Extraños mensajes de error era lo único que aparecía en pantalla, por lo que decidí esperar al parche de medio gigabyte que estaba en camino.

El juego no mejora mucho después de parchearlo. La mitad de las partidas acababan de forma prematura, por razones ajenas. O me devolvían al menú, o me daba errores de red, o aparecía cierto bug que me obligaba a reiniciar el juego completo. Cuando el multijugador por fin funciona, puedes escoger entre seis mapas. El favorito de los fans Nuketown sale aquí, pero se ha quedado más o menos en la mitad del tamaño original, resultando claustrofóbico en Declassified.

Reaparecer en morir en menos de un segundo no es nada raro, y suele pasar que reaparecen enemigos justo delante tuya. Con unos fallos tan fundamentales poco importa que puedas ajustar la configuración (no tanto como en la serie principal) o jugar en un puñado de modalidades. Porque no es divertido.

Soy bien consciente de que me he tirado toda la review quejándome, y ni siquiera he llegado a mencionar los bochornosos efectos sonoros y voces, ni el hecho de que parece que la campaña ni siquiera tiene una historia coherente que contar, los gráficos son dañinos y tareas como lanzar granadas o hacer de francotirador son un dolor porque Nihilistic ha preferido usar la pantalla táctil en lugar del pad táctil trasero.

Call of Duty: Black Ops Declassified tenía el potencial de convertirse en el juego más importante para la portátil, el título "vende-consolas" que pide la Vita a gritos. Pero parece que Activision se ha esforzado lo mínimo necesario como para satisfacer algún acuerdo firmado con Sony. Está entre los peores juegos que he probado este año; una vergüenza y lo más bajo que ha caído la franquicia de videojuegos más grande que existe.