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Análisis de Inked

Nos metemos en una aventura de puzles muy artística.

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Aunque en esencia Inked es un juego de puzles con elementos del género de plataformas, su estilo y su argumento lo convierten en una experiencia más emotiva que la mayoría de títulos de estas categorías.

En esta aventura, el jugador asume el papel de un guerrero samurái hecho de tinta que debe atravesar un mundo dibujado en papel para rescatar a su amada. No será nada fácil, ya que el guerrero ha decidido no usar ningún tipo de arma. En lugar de una espada, lleva un pincel con el que podrá dibujar figuras geométricas, las cuales le servirán para superar los retos a los que tendrá que enfrentarse.

En una decisión acertada por parte de los desarrolladores, el encargado de plantear estos retos a nuestro personaje es el propio creador de este mundo, acompañado del resto de personajes. Adam, el creador y principal antagonista, pone a prueba repetidamente al samurái enfrentándolo a situaciones cada vez más complicadas y peligrosas. Las razones por las que lo hace permanecen ocultas hasta casi el final, aunque el jugador va recibiendo algo de información en ciertos puntos de la partida.

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A pesar de contar con unos gráficos llenos de color y fantasía, la historia de Inked no es para nada una historia feliz. Cada paso que das en la aventura tiene un significado implícito más profundo. Además, aunque es cierto que el planteamiento creador contra creación no lo han inventado ellos, sí han sido capaces de darle un enfoque muy intrigante gracias a la forma en la que Adam paga sus problemas personales con su propia creación. De hecho, uno de los motivos que animan al jugador a seguir jugando es el de averiguar el porqué de las actuaciones de este personaje.

Por desgracia, el juego pierde fuerza según avanza. Ni las razones del creador ni las reflexiones sobre la condición humana son suficientes para mantener la motivación a lo largo de la partida, que dura unas ocho o nueve horas. A esto se une que ya hemos visto este tipo de reflexiones en otras ocasiones y, en nuestra opinión, retratadas de formas mucho más brillantes. Por todo esto, nos da la impresión de que es fácil que la mayoría de jugadores vayan perdiendo el interés progresivamente.

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Gracias a sus increíbles gráficos, serán muchas las personas que querrán hacerse con Inked, y con razón. El mundo de papel y boli está muy bien diseñado y marca la diferencia entre este título y otros de puzles y plataformas. Además, los escenarios cuadran perfectamente con el ritmo pausado y relajante de la aventura, y los distintos colores de tinta (azul, verde, rojo y negro, entre otros) sirven también para saber en qué lugar estamos o el ambiente del juego en un momento determinado. Un ejemplo de esto son los cerezos rosas, que sirven como puntos de guardado. Llegar a uno de estos lugares de referencia significa darse un respiro y celebrar la superación de alguno de los retos, que a veces pueden ser demasiado trabajosos.

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Con esto no queremos decir que la presentación sea impecable. La perspectiva isométrica desde la que jugamos funciona bien en la mayoría de las ocasiones, pero hay otras en las que llega incluso a ocultar partes importantes de algunas escenas. Además, se necesita mucha precisión para avanzar en las plataformas, y hay veces que la incómoda posición de la cámara no permite la exactitud deseada. Por otro lado, hay algunos momentos en los que el escenario se transforma en un "mundo real" en 3D que no se ha retratado con el mismo mimo y cuidado que el mundo dibujado sobre papel, lo que en comparación no queda del todo bien.

La mecánica de juego consiste en crear figuras geométricas con un pincel mágico para resolver diversos acertijos. Hay que crear objetos como cubos, rampas y esferas para llenar los huecos entre las plataformas, para escalar, para activar ciertos mecanismos y para alcanzar palancas que pueden abrir puertas o añadir nuevos objetos al escenario. Los controles son bastante claros, así que la mayoría de jugadores los dominará rápidamente. Sin embargo, la falta de precisión a la hora de colocar las figuras en el mundo puede ser un poco desesperante, sobre todo en las pruebas en las que el tiempo es un factor a tener en cuenta.

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Los primeros retos no son demasiado difíciles e introducen bastante bien la mecánica que hay que seguir para colocar las formas. Lo que se puede hacer y lo que no queda claro desde el principio y las reglas son consistentes a lo largo de toda la aventura. Cada vez que el samurái pasa por delante de un tarro con tinta derramada aumenta el número de figuras que se pueden crear, que irá creciendo según avance la partida.

Hay bastante variedad en lo que respecta a los puzles. En los más convencionales hay que mover un número limitado de objetos y colocarlos correctamente; para los de agua hay que saber controlar el tiempo y ser previsor; los de luces pondrán a prueba la capacidad de repetir patrones del jugador, y para aquellos en los que hay que defenderse harán falta buenos reflejos y valentía a la hora de tomar decisiones.

Sin embargo, hay aspectos de la mecánica que podrían explicarse mejor. Nos hemos divertido descubriendo lo que podíamos hacer y lo que no gracias al ensayo-error, pero algunos elementos son tan difíciles de descubrir que conseguirlo se convierte más en algo molesto que en un desafío gratificante.

Según avanzamos, puede que necesitemos varios intentos para superar los puzles más complicados y a veces las soluciones no son para nada intuitivas. Inked no es el Tetris, las piezas no siempre encajan perfectamente y las formas de resolver los retos pueden ser demasiado enigmáticas. Suele ser más importante colocar bien las figuras o seguir las reglas del juego que hacerlo con habilidad, por lo que son varias las veces en las que Inked resulta más frustrante que agradable. Pero, como ya hemos dicho, en este título es tu propio creador el que te intenta hacer la vida imposible, así que este aspecto es coherente con el argumento.

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Más allá de los gráficos, el audio también es digno de mención. La música es muy evocadora y refleja bastante bien tanto el contexto como los lugares en los que se encuentra el samurái. No solo le añade aún más encanto al mundo dibujado sobre papel sino que también sirve para dar intensidad a la emoción en los momentos más conmovedores.

No hay muchas voces en Inked, pero las que hay son muy buenas. La que más se oye es la de Adam, que según avanza el samurái aparece con amenazas y burlas. Hay otra voz que se manifiesta de vez en cuando, una voz oscura y siniestra que anima al samurái, por ejemplo, a matar. Esta voz de demonio tiene relación con algunos de los temas principales de la historia, así que solo vamos a decir que, sin duda, se trata de una característica que contribuye a la que ya de por sí es una buena trama.

Por desgracia, los aspectos más positivos de este título quedan eclipsados por aquellos que se podrían haber trabajado mucho más, tales como las soluciones poco elegantes, algunas mecánicas confusas o la incómoda perspectiva de la cámara. A pesar de todo, Inked sigue siendo un título que combina unos gráficos excelentes con una historia muy intrigante llena de misterios por resolver.

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07 Gamereactor España
7 / 10
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Gráficos excelentes, banda sonora creativa, gran variedad de puzles.
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La perspectiva de la cámara resulta incómoda en ocasiones, algunos elementos de la mecánica no están bien explicados, las soluciones de los puzles podrían ser más elegantes.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Jon Newcombe

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